interesante señalar que, como plantea Pozo (1996), el aprendizaje de la cultura
conlleva a su vez a una cultura del aprendizaje. Cada sociedad, cada cultura, crea sus
formas específicas de aprendizaje, que pasan a ser sistematizadas y legalizadas en
los enfoques y prácticas educativas vigentes.
En esta concepción, el medio o entorno social no es una simple condición que
favorece u obstaculiza el aprendizaje: es una parte intrínseca del propio proceso y
define su esencia. Partiendo de la teoría de la Escuela Histórico-Cultural sobre el
desarrollo psquíco como marco conceptual para la aproximación a los procesos de
aprendizaje (Vigotsky, 1987), categorías como “zona de desarrollo próximo”,
“andamiaje o sostén” (Coll, 1992; Day et al., 1985) explicitan la naturaleza de la
instrucción o enseñanza y el singular papel de los agentes educativos en esta gestión.
Por otra parte, ellas enfatizan el rol vital de desempeña la educación en el proceso de
crecimiento y desarrollo intelectual y personal.
Lo que el niño puede hacer hoy en cooperación, mañana podrá hacerlo solo. Por lo
tanto, el único tipo de instrucción adecuado es el que marcha delante del desarrollo y lo
conduce; debe ser dirigida más a las funciones de maduración que a lo ya maduro.(…)
La educación debe estar orientada hacia el futuro, no hacia el pasado (Vigotsky, 1982,
p.104).
La educación –como se hace explícito en el paradigma histórico-cultural- se concibe
como motor del desarrollo. Educación desarrolladora es aquella que conduce al
desarrollo, que va delante del mismo (a decir de Vigotsky y sus seguidores)-
guiando, orientando, estimulando- que tiene en cuenta el desarrollo actual para
ampliar continuamente los límites de la zona de desarrollo próximo o potencial, y por
lo tanto, los progresivos niveles de desarrollo del sujeto. La educación
desarrolladora promueve y potencia, los aprendizajes desarrolladores.
Transitar por los niveles de desempeño de los escolares en la clase o en el sistema
de clases (familiarización, reproducción, aplicación, creación), lo cual tiene su apoyo
necesario en el principio leninista del conocimiento, que se traduce en la ley genética
general del desarrollo psíquico abordada por Vigotsky y que se materializa en el
tratamiento a la teoría de Galperin sobre la formación por etapas de las acciones
mentales, garantiza concretar el desarrollo de habilidades.
Galperin diseñó la teoría de la formación, por etapas, de la acción mental como un
método experimental para el análisis de la actividad psíquica interna y externa,
dándole mayor peso al proceso de interiorización, que al resultado de la acción en sí
misma, profundizando en la manera peculiar de enfrentar la acción de enseñanza-
aprendizaje.
Es interesante el hecho de que Galperin no ofreciera resultados cuantitativos del
estudio de las etapas de formación de la acción mental. De ahí que la teoría de la
formación, por etapas, de la acción mental, se constituya en un recurso didáctico
específico para el proceso de enseñanza-aprendizaje de los escolares con
necesidades educativas especiales, asociadas o no a la discapacidad, pues permite
una práctica pedagógica cuidadosamente estructurada (controlada) a fin de dirigir a
los escolares hacia la interiorización de la acción externa.
La llegada con éxito, a la etapa de la acción en forma de lenguaje interno, se
concreta en el trabajo independiente de los escolares, a través del producto de la
actividad, su realización didáctica se materializa en la evaluación del escolar
comparándolo consigo mismo, en relación con cuánto avanzó en el conocimiento, la
Opuntia Brava ISSN: 2222-081x vol. 11. Núm.1. enero-marzo 2019
Recepción: 16-06-2018 Aprobado: 04-11-2018