Desarrollo energético sostenible, una necesidad impostergable
René Mateo Reyes Pérez
Félix Santos García
Volumen: 17
Número: 1
Año: 2025
Recepción: 16/10/2023
Aprobado: 16/07/2024
Artículo de revisión
En este contexto se propone que cada país elabore, anualmente, un informe nacional
respecto a sus avances relativos a este programa de acción, así como constituir un ente
representativo denominado Consejo de Desarrollo Sustentable, con el objeto de
asegurar la participación de los grupos principales de la sociedad en los procesos de
decisión relacionados con este asunto.
A partir de la divulgación del concepto de desarrollo sustentable que se incorpora al
Informe Brundtland (1987), se despiertan grandes expectativas sobre sus alcances,
aunque también complejas controversias en relación con sus dimensiones y, sobre
todo, con sus posibilidades de instrumentación en un marco internacional caracterizado
por marcadas asimetrías y tendencias de la globalización.
Así, el desarrollo sustentable se presenta como una alternativa a los modelos que han
propiciado la degradación del ambiente, a partir de la búsqueda de respuestas creativas
para corregir las fallas y evitar nuevos problemas, que ya enfrenta dificultades
derivadas de su aplicación en distintos y complejos contextos regionales que exigen
soluciones específicas. Estas diferencias regionales no pueden ser abordadas con
estrategias uniformes, pues volverán a ofrecer falsas expectativas que, en plazos cada
vez más cortos, se revertirán y podrán frenar los esfuerzos dando lugar a justificadas
resistencias a participar en los proyectos institucionales.
En relación con la categoría desarrollo sostenible, la mayoría de sus definiciones,
incluida la que ofrece el propio Informe Brundtland (1987), el concepto posee tres
dimensiones: la ecológica (protección del medio ambiente), la económica (disminución
de costos y seguridad del abastecimiento) y la social (lucha contra la pobreza). Por otro
lado, es definido como el manejo sostenible de los ecosistemas. Estos pueden
describirse a través del estado de sus recursos, de su manejo y desempeño, y así
mismo pueden identificarse cuatro propiedades que caracterizan su sostenibilidad:
productividad, estabilidad, resiliencia y equidad.
Es notoria la tendencia de muchos países a realizar una transformación de su matriz
energética como vía para contribuir a un desarrollo energético sostenible. La idea de
“transición energética” aportada por el Grupo de Trabajo Grupo de Estudios en
Geopolítica y Bienes Comunes para América Latina [UBA, 2020], nace a fines de los
años setenta del siglo pasado como un intento, por parte de quienes se oponían a la
energía nuclear alemana, en su afán de mostrar que era necesario y posible un mundo
basado en las energías renovables. Es decir, en aquellas energías que se obtienen de
fuentes naturales (sol, viento, agua, biomasa -materia orgánica-, entre otras), capaces
de regenerarse en forma constante, que pueden considerarse inagotables a escala
humana y únicas sostenibles.
En tal sentido, Cuba, directamente relacionada con estos preceptos, promulga el
Decreto Ley No. 345 (Ministerio de Energía y Minas [MINEM], 2019), asociada con el
desarrollo de las fuentes renovables y el uso eficiente de la energía. Por otra parte,
algunos autores como Reyes (2018) proponen acudir a un cambio en la matriz
energética en la cual podría desarrollarse la llamada Gestión del Conocimiento en
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