La motivación profesional de la educación preescolar desde el entorno virtual de aprendizaje
Rita María del Risco Novelles
Isabel Cristina Sampayo Hernández
Esther Augusta Pérez Blanco
Volumen: 15
Número: 2
Recepción: 31/05/2022
Aprobado: 16/11/2022
cuenta que la sociedad está viviendo en una etapa regida por la informatización. En
ese sentido, los modelos educativos deben incluir el tipo de conocimientos y
habilidades profesionales que ayuden a los estudiantes al desarrollo de las nuevas
competencias requeridas en la sociedad actual, que se ven potenciadas por la
tecnología, especialmente aquellas relacionadas con la gestión del conocimiento que
favorezca la motivación profesional pedagógica (Alarcón, 2016).
Lo anterior conlleva a que los contextos formativos rediseñen, bajo nuevas
condiciones tecnológicas y educativas, la formación del futuro profesional de la
primera infancia, con una perspectiva trasformadora, tal y como acontece en las
ciencias que fundamentan la tecnología educativa. Por ello, diferentes
investigadores tales como: García y Tejedor, 2017, Castillo, 2018; Guerreo, Pupo y
Echevaría, 2018; Cueva, 2020; Gil, Morejón y Basto, 2022; entre otros, ratifican la
utilización de las TIC en la formación universitaria. Plantean que esta asume gran
relevancia, debido a la creación y el desarrollo de propuestas de formación que han
hecho que la educación crezca de manera acelerada y donde se destacan
propuestas de formación virtual que potencian su aprendizaje como necesidad
formativa.
En consecuencia, los educandos deben afrontar nuevos retos en el entorno social, al
tener que asumir y procesar los adelantos ocurridos en la ciencia y en la tecnología,
la digitalización y la información en soporte electrónico, internet y el sistema de
redes, entre otras, que han dado paso a nuevas competencias. Diferentes son los
criterios respecto a la definición de competencias, en sentido general, los autores
coinciden en que es un conjunto de conocimientos y habilidades socioafectivas,
psicológicas y motrices que permiten a la persona combinar los saberes (conocer,
hacer y ser) para llevar adecuadamente a cabo una actividad, en ello el valor de la
experiencia y de la actividad es relevante en tanto que pretende integrar los saberes:
conocimientos, habilidades y actitudes, en su doble dimensión, teórica y práctica.
Además, se integran desde un fuerte compromiso con la interdisciplinariedad, que
permite continuamente vincular los saberes (García, 2013).
Todo esto conlleva a que los educandos afronten nuevos retos en el entorno social,
al tener que asumir y procesar los adelantos ocurridos en la ciencia y en la
tecnología, la digitalización y la información en soporte electrónico, internet y el
sistema de redes, entre otras, que han dado paso a nuevas competencias. Ante la
creciente necesidad de incrementar la motivación profesional en las carreras
pedagógicas, estas no deben estar alejadas de las tecnologías ni de las
competencias digitales necesarias en la sociedad actual del siglo XXI (García y
Tejedor, 2017).
La tecnología ofrece de forma eficaz en los centros formativos el acceso a la
educación a través de recursos educativos abiertos a nuevos medios que ofrecen la
colaboración profesional, la resolución de problemas, así como la mejora de la
calidad y equidad de la educación para el desarrollo de los procesos cognoscitivos,
afectivos, volitivos y motivacionales (Moleiro, 2022). Esto influye en la satisfacción
de las necesidades e intereses profesionales relacionados con la profesión
pedagógica que devela falta de énfasis en los elementos informativos de la
orientación profesional, entre otros aspectos. Sin embargo, los resultados obtenidos
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