La formación de valores en la clase de Propaganda Política
Rafael Labrada Díaz
Miriam Barbarita Reyes Pérez
Volumen: 15
Recepción: 30/08/2023
Número: 2
Aprobado: 22/02/2023
Para el proceso enseñanza-aprendizaje, el docente ha de planificar adecuadamente
qué valor puede contribuir a formar o a reafirmar en los estudiantes, a partir del
contenido del tema que pretende impartir en el aula y, de esta manera, su labor será
más efectiva en el empeño de educar a sus discípulos.
José Martí (citado en Estévez, 2013), expresa: “Instrucción no es lo mismo que
educación: aquella se refiere al pensamiento, y esta, principalmente, a los sentimientos.
Sin embargo, no hay buena educación sin instrucción [...]” (p. 7). Con lo cual lo afectivo-
emocional se imbrica con lo racional en una suerte de unidad indisoluble, tras la que se
conforma la personalidad del individuo.
La educación y la instrucción no constituyen procesos equivalentes, de idéntico nivel. El
proceso instructivo se refiere, fundamentalmente, al sistema de información, a los
conocimientos y a los procedimientos que los estudiantes deben obtener en función de
la concepción curricular en que se inserten, pero por ser parte del proceso educativo,
no puede darse aislado del resto de las influencias que lo integran, por cuanto todas
están en permanente relación y, de hecho, adquieren la responsabilidad de ser
educativas.
Sobre ello Ortiz y Sánchez (2020) manifiestan que:
En la actualidad, si bien es cierto que aún se considera a la instrucción como un puente
hacia la educación, la distinción principal que se hace entre ellas, es que la instrucción
está encaminada solamente al aprendizaje de conocimientos y habilidades, mientras que
la educación, además de estos componentes, incluye los valores, de manera que la
instrucción se relaciona con la dimensión cognitiva e intelectual del ser humano, que
propende por el aprendizaje de conceptos y destrezas, y la educación está relacionada
con la dimensión afectiva y emocional del ser humano, que implica el aprendizaje de
actitudes y mociones. (p.73)
Se asume la educación como un elemento encaminado a favorecer el desarrollo de
valores, de respeto y de defensa del hombre mismo, de su entorno físico, del equilibrio
ecológico, del desarrollo cultural y político que lo prepare para la vida y el trabajo, el
cual significa la esencia misma del proceso educativo. La educación a que se aspire ha
de ser integral con vistas a desarrollar un hombre que: piense, sienta, valore, cree,
haga y, sobre todo, ame.
Acerca del tema Labrada, Acebo y Fernández (2021) manifiestan que “La formación de
valores en la Universidad se desarrolla en los componentes académico, extensionista y
laboral-investigativo consignados en el Modelo del Profesional (…), que implica la
apropiación de valores instituidos socialmente…” (p. 4)
El quehacer conjunto del profesor y el estudiante en el proceso educativo, propicia
alcanzar el mayor nivel de sistematicidad, intencionalidad y direccionalidad; es la
actividad que tradicionalmente se conoce como la clase, en sus diversas formas
organizativas; en ella el profesor se desempeña sobre la base de determinados
principios didácticos que le posibilitan alcanzar objetivos específicos, previamente
establecidos en los programas, y contribuye a que los alumnos logren aquellos
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