Sistematización teórica sobre la comunicación para el desarrollo de la competencia de Gobernanza
Educacional
Greccy Castro Miranda
Grechel Calzadilla Vega
Ariannys Portelles Lozada
Volumen: 16
Número: 1
Año: 2024
Recepción: 09/01/2023 Aprobado: 03/05/2023
Artículo de revisión
Las habilidades de observación y expresión, por su naturaleza informativa, son más
fáciles de operacionalizar. No sucede lo mismo con aquella que se refiere a la relación
empática, donde interviene en gran medida lo emocional y el lenguaje extraverbal. Sin
embargo, este es uno de los elementos más carenciales y más complejos en las
relaciones humanas, como ya se ha hecho referencia.
Estas habilidades son susceptibles de ser instrumentadas con vistas a su
entrenamiento a partir de ejercicios. Por supuesto, para lograr una competencia
comunicativa se necesita también de la sensibilización emocional respecto a la relación
interpersonal, el desarrollo de actitudes favorables, la formación de cualidades morales,
la estimulación de un pensamiento flexible, de la creatividad, etcétera.
Existen en el tema de la eficiencia comunicativa un término muy utilizado que es la
asertividad. Existen diversas aproximaciones teóricas que buscan definirla. Desde el
enfoque conductual, la propuesta de un aprendizaje asertivo se fundamenta en los
conocimientos generados por Ivan Pavlov, quien estudió la adaptación al
medioambiente de personas y animales; en cuanto a las primeras, considera que si
dominan las fuerzas excitatorias se sentirán orientadas a la acción y emocionalmente
libres, enfrentándose a la vida según sus propios términos.
Por el contrario, si dominan las fuerzas inhibitorias se mostrarán desconcertadas y
acobardadas, sufrirán la represión de sus emociones y, a menudo, harán lo que no
quieren hacer (Casares y Siliceo, 1997; Robredo, 1995). Este equilibrio entre inhibición
y excitación se traducirá, más tarde, como sumisión o pasividad y agresividad,
respectivamente (Rodríguez y Serralde, 1991).
La comunicación asertiva también tiene que ver con la capacidad de expresarse verbal
y para verbalmente en forma adecuada, en correspondencia con la cultura, con el
contexto comunicativo. Así, un comportamiento asertivo implica un conjunto de
pensamientos, sentimientos y acciones que ayudan a una persona a alcanzar sus
objetivos personales de forma socialmente aceptable. La comunicación asertiva
también se relaciona con la capacidad de solicitar consejo o ayuda en momentos de
necesidad (Mantilla, 2002).
La persona asertiva se respeta a sí misma y a los demás, es paciente, tolerante y
posee mente abierta. Se quiere a sí misma, lo cual es un indicador de poseer una
autoestima adecuada. Mira a los ojos de su interlocutor sin evitar la mirada, su tono de
voz es adecuado a la conversación, por tanto, no grita ni habla tan bajo que no se le
pueda entender, se siente a gusto consigo misma. De este modo, se pueden resumir
dos ventajas de la comunicación asertiva: con la asertividad es más fácil lograr los
objetivos propuestos y la asertividad incrementa la autoestima, haciendo sentir a la
persona mejor consigo misma.
Sería difícil entender la asertividad sin sus alter-ego, las dos conductas que no son
asertivas, o sea, la pasividad y la agresividad. Ante cualquier comunicación que
emprendamos, podemos afrontarla con asertividad, con agresividad o con pasividad. La
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