actividades que en ella se desarrollan en el seno de determinado momento
histórico, lo que condiciona los valores e ideales de la educación, forma el
aprendizaje el componente de apropiación de conocimientos, a partir del cual se
organiza el proceso formativo.
La problemática de los valores en el contexto profesional parte de la premisa de que
estos constituyen el contenido de la educación, definido a partir del objetivo, que se
concreta en modelo universitario. Los valores son una expresión de la sociedad en la
que fueron creados y esta refleja sus aspiraciones y propósitos en la política
educacional. Se requiere responder a sus intereses y necesidades, la educación debe
dirigir la acción socializadora de los valores en función de los objetivos que se deben
lograr, a los que aspira la sociedad, para lo cual transforma, mantiene o incluye nuevos
enfoques en los contenidos educativos (Pozo, 1994).
Corresponde al docente determinar cómo dirigir el proceso de formación de valores. En
tal sentido, el enfoque metodológico es fundamental en tanto al educar en valores, se
pueden encontrar disímiles problemas. Si se asumen acciones impositivas y
autoritarias provocarán actitudes de rechazo, sumisión o dependencia. Por otra parte,
el método de aconsejar y colaborar con el estudiante, puede ser válido, pero siempre
que se tenga en cuenta las experiencias personales del estudiante y su ejemplaridad
ante la práctica; de lo contrario se provocarán conflictos de valor en los mismos. Lo
significativo, la orientación valorativa no se descubre ni se asimila mediante máximas
sino por congruencia de la vida y de interacción y acción responsable.
Los conceptos, leyes y teorías que el estudiante aprende en el marco de la actividad
profesional no son más que generalizaciones en el plano subjetivo de la realidad y, por
ende, portadores de valor. Por tanto, el valor constituye una de las dimensiones del
contenido en el proceso formativo, todo lo que se enseña tiene la significación positiva
de los objetos, y se integra a la personalidad al conformarse las convicciones. Es el
objetivo, como elemento rector del proceso formativo, el que recoge las convicciones a
formar en los estudiantes como encargo social.
La calidad en la formación del profesional depende no solo de los conocimientos y
habilidades que desarrolle en el currículo universitario sino también de los intereses y
valores que regulan su actuación profesional. El amor a la profesión, la
responsabilidad, la honestidad, patriotismo, dignidad, respeto a las leyes, tacto
pedagógico, eficiencia económica, entre otros, constituyen valores reguladores de la
actuación de un profesional competente.
En la consolidación de la significación social positiva tiene lugar la consolidación de las
normas, valores morales y concepción del mundo. Las áreas de formación se
convierten en elemento de contextualización de los contenidos, en aras de lograr
acercarse a un concepto de formación de valores en las distintas esferas de influencias
que actúan sobre el ser humano en la formación de su personalidad.
El proceso de formación de valores debe caracterizarse en la enseñanza universitaria
por la creación de un clima propicio que favorezca la comunicación en el marco de las
relaciones interpersonales, que le permita al estudiante confrontar sus puntos de vista,
atención a la esfera afecto-volitiva, permita el despliegue de sentimientos, emociones,
voluntad y tesón mediante acciones profesionales, utilización de métodos de