FORMACIÓN DE FORMADORES Y SU RELEVANCIA EN LA CALIDAD DEL
PROFESIONAL DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
TRAINING OF TRAINERS AND THEIR RELEVANCE IN THE QUALITY OF HIGHER
EDUCATION PROFESSIONAL
María Antonieta Vargas Santillán
1
(marivarg90@yahoo.es) http://orcid.org/0000-0001-
9102-1453
RESUMEN
La formación de formadores actualmente se encuentra en un estado deficitario, lo cual
se evidencia en las investigaciones y la literatura científica consultada sobre este tema,
así como en numerosos estudios empíricos que señalan la insuficiente preparación de
los docentes. Esta temática es esencial para el perfeccionamiento de la Educación
Superior en Ecuador y los procesos que le son inherentes, entre ellos el de formación
profesional. En tal sentido, el saber pedagógico de los formadores constituye un tema
insuficientemente abordado en el campo de la investigación educacional. Lo anterior se
relaciona intrínsecamente con la ausencia de políticas de formación de formadores en
dicho territorio. Asimismo, con la tendencia que se manifiesta en los docentes con
respecto a comprender el problema de la formación como algo externo a mismos,
referido a las conductas de entrada de los estudiantes que se forman como futuros
profesores, las condiciones institucionales, las deficiencias del currículo de la formación
y la falta de recursos. Por ello, el presente artículo expone la importancia de impartir
cursos de formador de formadores a estos profesionales, que se encaminen al logro de
la formación integral y competente de los estudiantes, así como a un adecuado
desempeño profesional en los distintos contextos de actuación.
PALABRAS CLAVES: Formación de formadores, capacitación, Educación Superior.
ABSTRACT
The training of trainers is currently in a deficit state, which is evidenced in the research
and scientific literature consulted on this subject, as well as in numerous empirical studies
that indicate the insufficient preparation of teachers. This subject is essential for the
improvement of Higher Education in Ecuador and the processes that are inherent to it,
including professional training. In this sense, the pedagogical knowledge of the trainers
constitutes a subject insufficiently addressed in the field of educational research. The
foregoing is intrinsically related to the absence of training policies for trainers in said
territory. Likewise, with the tendency that manifests itself in teachers with regard to
understanding the problem of training as something external to themselves, referred to
the entry behaviors of students who are trained as future teachers, the institutional
conditions, the deficiencies of the training curriculum and lack of resources. For this
reason, this article exposes the importance of providing training courses for trainers to
these professionals, aimed at achieving the comprehensive and competent training of
students, as well as an adequate professional performance in the different contexts of
action.
1
Universidad Técnica de Babahoyo. Ecuador.
Opuntia Brava ISSN: 2222-081x vol. 11. Núm.1. enero-marzo 2019
Recepción: 26-10-2018 Aprobado: 10-01-2019
KEY WORDS: Training of trainers, capacitation, Higher Education.
El proceso formativo de los futuros profesionales es de vital importancia para la sociedad
y la Educación Superior, tanto en Ecuador como en el mundo, de ahí la necesidad de
lograr su calidad y eficiencia. En tal sentido, el formador de formadores se distingue como
la persona que enseña un conjunto de saberes, sin embargo, el maestro es aquel al que
se le reconoce una habilidad extraordinaria en la materia que instruye. De esta forma,
un docente puede no ser un maestro, y recíprocamente. En pocas palabras,
un formador es quien instruye o enseña a otras.
En América Latina, se hace necesario conceptualizar mejor lo que hace a un formador
competente. Por consiguiente, el formador requiere por un lado de numerosos saberes
teóricos y prácticos y, por otro, de mucha imaginación y creatividad. De ahí que conviene
definir cuáles son las competencias, así como las capacidades genéricas y específicas
que debe tener un formador, el cual actúa en el marco de la formación inicial y continua
como docente en su quehacer profesional. Además, es indispensable determinar
estándares de desempeño genéricos, al establecer la diferencia entre un formador
principiante y alguien de quien se espera un mejor nivel de competencia (Villardón, 2015).
En correspondencia con lo antes expuesto, en el ámbito de la formación de formadores
constituye una base de experiencias exitosas contar con fuentes de inspiración para la
solución a situaciones propias. Actualmente, se aprecia el incremento de las posibilidades
de comunicación y, por tanto, de informarnos sobre innovaciones y proyectos que atañen
al campo del desarrollo profesional de los formadores. Las redes de conocimiento que
vinculan estudiantes de formación docente, docentes experimentados y formadores,
permiten compartir reflexivamente experiencias y estudiar innovaciones.
La formación de formadores y su importancia para la Educación Superior en
Ecuador
En el contexto actual de Ecuador, se percibe que existe la necesidad de impartir cursos
de formador de formadores a los profesionales que desean capacitarse y sentirse
seguros en el momento de enfrentar auditorios o desarrollar un rol de facilitadores en la
formación empresarial. De este modo, es necesario potenciar al máximo la comunicación
de dichas personas, imprescindibles para el desarrollo económico, social y cultural del
país. En respuesta a esta aspiración social, se ofrece el “Curso-taller de formación para
formadores. El curso cuenta con toda la planificación y parámetros técnicos que así lo
exige esta actividad, asimismo, permite brindar información necesaria y talleres prácticos
a los participantes.
En consonancia con lo anterior, la Escuela Politécnica Nacional, por medio del Centro de
Educación Continua (CEC), se encarga de impartir el curso de capacitación Formador
de Formadores para los funcionarios electorales del Consejo Nacional Electoral, Instituto
de la Democracia y Delegaciones Provinciales Electorales de las 24 provincias de
Ecuador. Todo ello con la finalidad de adquirir nuevas técnicas y metodologías de
facilitación para realizar la ejecución de los proyectos de capacitación.
Los asistentes a este curso adquieren conocimientos útiles y necesarios, que permiten el
desarrollo de las competencias con las cuales estén en capacidad de realizar excelentes
relaciones de aprendizaje, manejar adecuadamente las estrategias de comunicación y
desarrollar relaciones de largo plazo. Además, dicho curso prepara a los participantes
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para desarrollar actividades de docencia en unidades educativas, institutos técnicos,
tecnológicos, universidades y centros educativos en general.
Al respecto, el curso en cuestión tiene la finalidad de:
Formar y desarrollar destrezas y competencias que requiere un profesor-docente-
capacitador para el desarrollo de sus clases, con la aplicación de métodos y
técnicas actuales que le permita innovar sus intervenciones dentro del aula, así
como lograr la adecuada orientación a sus estudiantes con respecto al modo de
conseguir los objetivos de aprendizaje.
Aplicar estrategias de planificación de la comunicación verbal y no verbal
orientadas al desenvolvimiento adecuado de la plantilla profesoral.
Implementar en la gestión del facilitador procesos pedagógicos, didácticos y
metodológicos encaminados a la comprensión de la realidad del contexto
educativo.
Reflexionar sobre la importancia del proceso de enseñanza-aprendizaje desde el
modelo experiencial de Kolb.
Incorporar a la práctica del profesor, estrategias de aprendizaje cooperativo,
colaborativo y autónomo.
Comprender que la evaluación permanente es una estrategia efectiva para
asegurar la mejora continua y oportuna.
Adquirir las capacidades necesarias para desempeñar funciones de docentes en
un centro de formación o academia privada.
Comprender los conceptos básicos de prevención y los riesgos asociados a las
condiciones de seguridad y medio ambiente.
En este sentido, los procesos de formación experimentan una serie de cambios, los que
tienen un impacto significativo en distintas dimensiones. Por ejemplo, las metodologías
de enseñanza, la identidad y el rol del docente, la forma en que los estudiantes se
enfrentan al proceso de construcción de sus aprendizajes, los ambientes en que se
implementa la enseñanza y, por supuesto, las características de los estudiantes. En
relación con lo anterior, los cambios asociados a los procesos educativos impactan
fuertemente en el rol del profesor, puesto que este último se debe adaptar a los nuevos
espacios y exigencias que implica la práctica de la docencia en el marco de la sociedad
del conocimiento.
Para Valledor (2000, p. 12) “… formar docentes que puedan dirigir eficientemente el
proceso educativo implica que estos sean capaces de resolver los problemas que surjan
en el mismo, por otra parte si el propio proceso tiene por objetivo: la formación del
educando para que contribuya al desarrollo y perfeccionamiento de la sociedad en que
vive, es menester que sus profesores prediquen con el ejemplo.
Es por ello que el enfoque tradicional del ejercicio docente se transforma con el transcurrir
del tiempo, ello significa un cambio en el papel que desempeña el profesor en el contexto
del salón de clases. De ahí que la figura docente ya no se traduce únicamente en aquel
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profesional cuya función es transmitir una serie de conocimientos y técnicas a un grupo
de personas, se trata de una persona que forma personas.
En la actualidad, el docente está inserto en un espacio desafiante, donde la tecnología
es parte de la vida de los estudiantes. Ello implica que el profesor tenga un sello único y
que lo diferencie respecto de la manera en que es concebida la docencia desde la
tradición. La afirmación anterior se sustenta en que todo aquel conocimiento específico
que el alumno no logra aprender en la clase, lo puede hacer de manera autónoma por
medio de las diversas herramientas digitales disponibles en la web.
Es así como los espacios virtuales proveen una serie de recursos para el autoaprendizaje.
Por ejemplo, videos tutoriales disponibles en las redes, los que ayudan a comprender la
forma en que se desarrolla un procedimiento, cápsulas explicativas que permiten la
autoformación en torno a conceptos o teorías asociadas a la materia o contenido de la
asignatura que cursan, así como foros que permiten el intercambio de opiniones respecto
a una problemática, lo que propicia la construcción colaborativa del aprendizaje.
Por consiguiente, el Programa Formación de Formadores tiene como propósito
fomentar la política de cualificación permanente del cuerpo académico en las
competencias académicas, pedagógicas, tecnológicas, de gestión y utilización de los
medios y mediaciones en el marco de la modalidad de educación abierta y a distancia en
escenarios virtuales. Todo ello como contribución al mejoramiento de la calidad de la
formación a distancia que imparte la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD).
Al investigar sobre este tema se aprecia que es importante, además, formular un proyecto
para estimular un intercambio sistemático de descripciones de clases entre los
formadores. En tal sentido, un banco de datos permite contar con una acumulación
sistemática de las mejores ideas y descripciones de las formas que existen para generar
efectivas situaciones de aprendizaje y, si es posible, evaluarlas de manera sistemática y
rigurosa. Asimismo, se puede pensar en incentivos para promover que los formadores de
docentes, que generen buenas experiencias de aprendizaje, las intercambien con otros
académicos.
Es preciso señalar que la formación de formadores genera acciones de transformación
propicias para la obtención de condiciones que permitan a los docentes, revisar sus
marcos conceptuales y sus prácticas. En algunos casos se debe pensar en mecanismos
esenciales para que los formadores que tengan mejor disposición a adoptar las nuevas
visiones, reemplacen a aquellos que no las tienen (Chiefelbein, 2016).
De a que los programas encaminados a estos fines necesitan una revisión y
actualización permanentemente, sobre todo para conocer en qué medida contribuyen a
desarrollar los conocimientos profesionales en los formadores. Asimismo, en qué medida
existe congruencia entre los métodos didácticos, las tareas académicas y los modelos de
evaluación desarrollados. Por tal motivo, la experiencia que se expone en el presente
artículo constituye, sin duda, un campo de estudio fundamental. Así lo demuestran las
investigaciones consultadas, la literatura científica y las experiencias sobre formación de
formadores.
En correspondencia con las ideas anteriores, es imprescindible apuntar la necesidad de
mantener espacios de discusión, intercambio y producción entre especialistas e
investigadores de la región, a fin de diseñar estrategias conjuntas en el área del desarrollo
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profesional de los formadores. Todo ello al tener en cuenta que los formadores son los
verdaderos mediadores, los agentes de cambio que pueden contribuir a dinamizar las
instituciones educativas y encaminarlas hacia procesos de aprendizaje e innovación.
El formador y su rol protagónico en el contexto educativo actual
El estado del arte con respecto a esta temática destaca la importancia del formador como
variable significativa de la transformación educativa. Ello se debe a que los formadores
ocupan un lugar estratégico en el escenario de la política educativa contemporánea, ya
que el oficio docente continúa su expansión al ritmo del desarrollo cuantitativo de la
escolarización de la sociedad. Además, el número de profesores creció en América Latina
un elevado por ciento, lo que hace pensar que es evidente el papel del formador como
figura clave en el desempeño profesional de esos docentes.
En palabras de Vaillant (2016, p. 17), el término formador “es un concepto con alta
dispersión semántica pudiendo caracterizarse como formador, a todo aquel que se
desempeñe como profesor en cualquier nivel del sistema educativo, o quien se
desempeñe en la organización, gestión y funcionamiento institucional en situaciones
de formación permanente. No obstante, el formador debe poseer aptitudes y
capacidades específicas para desarrollar su labor educativa y contribuir a la preparación
integral de los estudiantes es una de sus principales funciones.
Con respecto a lo antes expuesto, se coincide con Barberán, Leyva y Mendoza (2018, p.
3), al expresar que Lo formativo se asume como el proceso que agrupa, en una unidad
dialéctica, lo educativo, desarrollador y lo instructivo. Implica que a través del proceso de
instrucción donde se alcanzan los conocimientos y las habilidades, se eduque al tomar
en consideración las potencialidades de la instrucción, para que se desarrollen los
sentimientos, los valores y las cualidades.”
Las investigaciones analizadas muestran que uno de los principales problemas que
enfrentan los formadores de docentes, es la permanente contradicción entre el modelo
de enseñanza “ideal” y el desempeño real en la clase. De esta forma, parece que la clave
es lograr que las intervenciones de los formadores en los programas de formación inicial
y continua de docentes, no queden en mera retórica e incidan efectivamente en lo que
ocurre en el aula y en lo que aprenden los alumnos de los centros educativos.
Por consiguiente, las competencias o capacidades necesarias para realizar este trabajo
de forma eficaz, se relacionan, sobre todo, con la comunicación, el trabajo en equipo y la
innovación. Un formador de formadores debe saber crear una comunicación fluida y
bidireccional con sus alumnos. De esta manera, logra transmitir los contenidos de forma
clara y comprensible para todos, asimismo, puede abrir distintos canales de
comunicación que permitan a los alumnos participar, expresar sus opiniones, dudas,
aspiraciones, etc.
Es por ello que dichos profesionales tienen que saber formar equipos de trabajo en los
cuales se favorezca la participación, colaboración e implicación de todos los miembros.
Por último, no se puede olvidar la innovación, puesto que un formador debe tener la
capacidad de innovar, crear nuevas formas de actuar, transmitir contenidos y evaluar a
sus alumnos.
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En los cursos de formación de formadores el proceso de planificación de la enseñanza
es indispensable. Por ende, el futuro docente debe saber, además de la materia que
imparte, cómo planificar su enseñanza. Es decir, establecer tiempos y determinar un
calendario de trabajo que permita tratar todos los contenidos en el horario establecido
para cada tema.
Además, es preciso tener en cuenta otras consideraciones a la hora de planificar la
formación, como pueden ser la edad de los alumnos, la formación previa, por qué
necesitan aprender una determinada materia, y otras necesidades específicas, entre ellas
cómo pueden ser los plazos de tiempo necesarios de cada grupo de alumnos para
adquirir y asimilar los conocimientos relacionados con ese tema. Para hacer la
planificación de la materia que se va a enseñar, el docente también tiene que aprender
qué contenido es prioritario y cuál no lo es tanto.
Como consecuencia de la investigación realizada, se puntualiza que para que un
programa de formación sea un éxito, el docente debe aprender a establecer los objetivos.
Es decir, fijar las metas que permitan el progreso paulatino hasta la total asimilación de
los contenidos. También es necesario aprender a elaborar el material didáctico a emplear,
determinar su diseño, el guion y todos los elementos que lo componen.
Al respecto, se coincide con los criterios expuestos por Vaillant y Marcelo, al sostener
que El aula debe estar liderada por docentes competentes que estén dispuestos a
modificar su forma de actuar para que los estudiantes aprendan. El nivel de competencia
del profesorado debe estar asegurado (2015, pp. 134-137).
Por tanto, uno de los primeros elementos que el formador debe tener en cuenta en su
labor educativa, es analizar y estudiar al conjunto de alumnos con el que trabaja. Para
ello resulta imprescindible que conozca sus motivaciones y sus necesidades, lo que
permite orientar el todo de trabajo, además de especificar las posibilidades
profesionales que ofrece esta enseñanza. En tal sentido, el docente puede explicar en
qué ámbitos es más necesaria, los beneficios que reporta y la importancia de que la
enseñanza sea de calidad.
Generalmente, el método pedagógico utilizado es el C3, el cual consiste en despertar la
conciencia del participante con respecto a los temas tratados mediante inducciones muy
concretas, motivar la aplicación de las herramientas en el contexto específico de cada
alumno, así como desarrollar el criterio para la adaptación y ejecución de los principios
aprendidos en el entrenamiento. Este método está apuntalado por la ejecución de
dinámica, ejercicios, talleres, prácticas individuales y grupales, junto con filmaciones que
son retroalimentadas en el desarrollo del curso.
La formación de formadores también debe comprender el estudio y conocimiento de las
distintas metodologías y cnicas pedagógicas. Dichas metodologías pueden ser
diferentes si se tiene en cuenta el tamaño de los grupos, las edades y la orientación
general del curso. Además, es necesario enseñar cómo se organizan las clases, las
actividades y ejercicios que se tratan en cada sesión. De igual modo, en esta enseñanza
es indispensable mostrar a los profesionales en formación, cómo realizar evaluaciones
de los alumnos que les permitan obtener la información precisa acerca de los
conocimientos asimilados y las competencias adquiridas.
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En tal sentido, es importante tener presente que las técnicas y metodologías de
facilitación deben responder a las necesidades de los públicos objetivos y las
características propias de su territorio. Por ello, es vital que posean un dominio de las
diferentes herramientas para que en el momento de la planificación y ejecución de los
proyectos de capacitación puedan responder adecuadamente a las necesidades locales.
De aque siempre se realice una evaluación para determinar el grado de satisfacción
de los participantes y tomar en cuenta los puntos a mejorar.
Esta modalidad de estudio desarrolla en el participante las competencias que le permitan
utilizar en las capacitaciones que imparte, metodologías de enseñanza-aprendizaje que
generen resultados positivos en los estudiantes. Además, inicia con una revisión del ciclo
de aprendizaje experiencial de Malcom Knowles, luego el modelo de enseñanza-
aprendizaje, el aprendizaje a través de dinámicas grupales, método de casos,
aprendizaje basado en problemas y en proyectos.
Por esta razón, el formador de formadores desarrolla de manera sistemática y planifica
acciones de formación con vistas a la adquisición de competencias profesionales en los
estudiantes, en el marco de una política encaminada a estos propósitos sociales. De ahí
que programa su actuación de manera flexible al coordinarla con el resto de acciones
formativas y con los demás profesionales del contexto educativo. Implementa las
acciones formativas, acompaña y proporciona orientaciones para el aprendizaje y
cualificación de los trabajadores.
Asimismo, dicho profesional evalúa los procesos y resultados del aprendizaje para
mejorarlos y verifica el logro de los objetivos establecidos. Analiza el propio desempeño
y los programas desarrollados, así como incorpora los cambios en los procesos de
formación según las exigencias del entorno, lo que contribuye a la mejora de la calidad
de la formación.
En consonancia con lo antes expuesto, los cambios acontecidos en el mundo del trabajo
exigen nuevas estrategias formativas y la renovación de las metodologías didácticas. Hoy
en día, la formación inicial supone tan solo el comienzo de todo un camino por recorrer.
Por ello los cursos de formador de formadores tienen como objetivo el logro de esta
aspiración social, así como capacitar al personal docente para el desarrollo de distintas
acciones formativas, como planes oficiales de formación continua, formación oficial no
reglada o formación profesional ocupacional. Todo ello orientado a la formación integral
de los futuros profesionales y a su desempeño competente en los diferentes contextos
de actuación.
REFERENCIAS
Barberán, J. P., Leyva, P. A. y Mendoza, L. L. (2018). La formación del Ingeniero Industrial
en Ecuador: una mirada desde la Universidad Laica “Eloy Alfaro” de Manabí.
Opuntia Brava, 10(1), pp. 119-130. Recuperado de https://opuntiabrava.ult.edu.cu
Chiefelbein, E. (2016). Un nuevo paradigma cultural: ¿cómo se inserta la formación de
los profesores frente a los desafíos de la modernidad? Soporte digital.
Vaillant, D. (2016). El formador en la formación inicial de docentes. Hacia una definición
de políticas educativas. Umbral, p.17.
Vaillant, D. y Marcelo, C. (2015). El ABC y D de la formación docente. Madrid: Narcea.
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Valledor, R. (2000). Temas de Metodología de la Investigación Educacional. Soporte
digital. Universidad de Las Tunas. Las Tunas. Cuba.
Villardón, L. (2015). Competencias genéricas en educación superior. Metodologías
específicas para su desarrollo. Madrid: Narcea.
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