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inductora de la personalidad, predominantemente afectiva, en que, además de las
necesidades y motivos, también influyen las vivencias afectivas, la voluntad, los
intereses, las aspiraciones, intenciones, ideales, en una interrelación compleja,
dinámica y evolutiva entre lo interno y lo externo.
Como se puede apreciar, la formación de habilidades se desarrolla en medio de la
actividad profesional, por lo que constituyen aquellos procesos mediante los cuales el
individuo, al dar respuesta a sus necesidades, se relaciona con la realidad y adopta
determinada actitud de esta. La actividad, por tanto, no es una reacción o conjunto de
reacciones, sino un proceso de transiciones entre sujeto-objeto, en función de las
necesidades del sujeto (Leyva y Mendoza, 2018).
Desde el punto de vista filosófico, el proceso de formación de las habilidades de los
estudiantes se fundamenta en la teoría de la actividad, desde la relación sujeto-objeto y
sujeto-sujeto. La actividad, en tanto forma de existencia, desarrollo y transformación de
la realidad social, penetra todas las facetas del quehacer humano, y en este sentido,
tiene una connotación filosófica. Por esta causa, puede definirse como forma
específicamente humana de relación activa hacia el mundo circundante, cuyo contenido
es su cambio y transformación racional.
La relación sujeto-objeto está mediada por la actividad histórico-social, si la actividad
práctico-material constituye una relación en la que lo ideal se materializa. La actividad
cognoscitiva representa, por su parte, un proceso de desobjetivación y de tránsito de lo
material en una idea. Asimismo, en dicha relación, la actividad humana se expresa
como una síntesis que integra, a manera de sistema, tres momentos o dimensiones de
forma existencial de la realidad social, es decir, la actividad práctica, la actividad
cognoscitiva y la valorativa, estrechamente vinculadas entre sí.
Por tanto, desde los presupuestos de la teoría de la actividad, en el proceso de
formación profesional de los estudiantes se revelan las relaciones entre sujeto-sujeto y
sujeto-objeto. Cada estudiante (que constituye un sujeto) transforma la práctica social
mediante su accionar interactivo con los medios de trabajo (objetos) y en la interacción
social con los otros estudiantes y los docentes implicados (otros sujetos), por medio de
la solución de los problemas profesionales (Leyva y Mendoza, 2018).
Esta expresión de la práctica social se revela a través de las relaciones que se dan
entre la actividad valorativa, cognitiva y comunicativa, por ende, como expresiones de la
práctica social. Dichas formas de actividad solo son separables en la abstracción, pues
existen estrechamente vinculadas, desde la relación sujeto-objeto.
Es por ello que el proceso de formación profesional de los estudiantes, desde el punto
de vista filosófico, parte de reconocer la integración y combinación armónica de las
formas existenciales de la actividad: actividad cognitiva, expresión del saber
(conocimientos), actividad transformadora, expresión del hacer (habilidades
profesionales). Estas se encuentran mediadas por la actividad valorativa, expresión del
ser (cualidades y valores) y actividad comunicativa, expresión del convivir (normas de
comportamiento y convivencia social donde esté insertado y en la sociedad, en sentido
general).
Como puede apreciarse, en las investigaciones relacionadas con el tema en cuestión,
se ofrecen modelos, métodos, herramientas, estrategias y metodologías para el
Opuntia Brava ISSN: 2222-081x vol. 11. Monográfico Especial. Febrero 2019
Recepción: 15-01-2018 Aprobado: 013-11-2018