La crónica de Jesús Orta Ruiz en Cristal de aumento  
Alberto Velázquez López  
Volumen: 17  
Número:3  
Año: 2025  
Recepción: 05/02/2025  
Aprobado: 07/06/2025  
Artículo de revisión  
La crónica de Jesús Orta Ruiz en Cristal de aumento  
Jesús Orta Ruiz's chronicle in Cristal de aumento  
Resumen  
Todo acercamiento a la obra de Jesús Orta Ruiz implica entrar en un mundo rico de  
vivencias placenteras e impresionantes ante una literatura que crea y recrea la  
cubanidad que a través de la décima aporta una cultura del decir y defender la cultura  
campesina nacional. Cristal de aumento, es uno de esos libros dignos de estudiar  
desde las diferentes ciencias literarias. El objetivo de este artículo es revelar el valor de  
la crónica contenida en este texto donde se une el quehacer literario con el acontecer  
familiar y personal con lo que el autor aporta altos valores literarios. Se emplearon  
métodos científicos adaptados al análisis textual, contextual y teórico, con un enfoque  
crítico y sistemático que permita aportar nuevos conocimientos sobre la literatura a  
través del materialismo dialéctico y el análisis hermenéutico en el análisis del texto por  
su contenido y forma. Se aportan evidencias del empleo de la crónica y su valor como  
obra literaria continuadora de la tradición y defensa de lo campesino y la identidad  
cubana.  
Palabras clave: crónica, crónica íntima, crónica social, crónica literaria.  
Abstract  
Any approach to the work of Jesús Orta Ruiz implies entering a rich world of pleasurable  
and impressive experiences, confronted by a literature that creates and recreates Cuban  
identity, and that, through the décima, contributes a culture of expression and defends  
national peasant culture. Cristal de aumento, is one of those books worthy of study from  
the various literary sciences. The objective of this article is to reveal the value of the  
chronicle contained in this text, which unites literary work with family and personal  
events, thereby contributing high literary values. Scientific methods adapted to textual,  
contextual, and theoretical analysis were employed, with a critical and systematic  
approach that allows for new insights into literature through dialectical materialism and  
hermeneutical analysis in the study of the text for its content and form. Evidence is  
provided of the use of the chronicle and its value as a literary work that continues the  
tradition and defense of the peasant and Cuban identity.  
Key words: chronicle, intimate chronicle, social chronicle, literary chronicle.  
Introducción  
La crónica como manifestación cultural es una práctica muy antigua, los seres humanos  
siempre hemos disfrutado y recreado el acontecer social, natural y personal, dejándolo  
1
Doctor en Ciencias Filosóficas. Máster en Ciencias de la Educación. Licenciado en Educación. Profesor Titular.  
Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Las Tunas. Cuba.  
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La crónica de Jesús Orta Ruiz en Cristal de aumento  
Alberto Velázquez López  
Volumen: 17  
Número:3  
Año: 2025  
Recepción: 05/02/2025  
Aprobado: 07/06/2025  
Artículo de revisión  
plasmado en las más diversas formas, principalmente en relatos, canciones y poesías,  
todo lo cual es de alto valor patrimonial al relacionarse con el arte, las identidades y  
creatividad necesaria u ocupación que por vocación hacen de la historia un valor  
humano que se comparte entre personas de diversas épocas.  
En Cuba hay una tradición nacional del hacer crónicas, de aquella que llegó con los  
conquistadores españoles y la criolla, que en los campos de batalla se vistió de fusil  
para reflejar las proezas de los hombres patriotas, quienes fueron capaces de hacerla a  
través de cartas, discursos, artículos periodísticos y en la lírica donde la Isla es la  
principal fuente de inspiración. Fueron esos cronistas de las guerras los que le dieron  
un nuevo sentido, nacional, muy diferente a la importada.  
Se disfruta la poesía entre balas y mosquitos, entre quejidos y penas, pero hay un  
orgullo que da fuerzas y el arte lo alimenta con cantos a lo que debe ser o es hoy y lo  
que será mañana, aunque no lo llegue a vivir. En los diarios de los guerreros, en todos  
hay mucha poesía al hombre magno, al árbol y sus frutos, al campo verde y a la  
manigua protectora, pero quien realmente los protege a todos, al guerrillero, al caballo y  
la palma es el verso improvisado o escrito, el lugar principal lo ocupa la valiente décima  
que es mambí, insular y alma que convoca a luchar.  
Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí (1922-2005), siempre aprovechó su realidad para  
dejarla plasmada en versos y artículos, en cartas y anécdotas que disfrutaba hacer. En  
sus creaciones hay mucha crónica acerca de la situación de Cuba antes del triunfo  
revolucionario de 1959, con posterioridad es uno de los cronistas que desde el  
periodismo y sus décimas recrea el acontecer nacional y también participa activamente  
en la vida política y social, ya sea en la lucha contra los invasores de Playa Girón, la  
Campaña de Alfabetización o la Zafra del Setenta. Ahí están sus elegías, sus décimas,  
que el pueblo las hace suyas; niños y adultos las recitan y lo hacen porque son la  
historia misma de este pueblo que ama profundamente la construcción de la libertad  
colectiva.  
El presente escrito está dirigido a conocer el mundo del Indio Naborí desde su creación  
poética, pues siempre hay muchas historias. El objetivo es valorar la crónica contenida  
en el libro Cristal de aumento, texto que reúne escritos de la última etapa de su vida,  
cuando se sufren serias consecuencias y a la vez se disfruta la alegría de haber vivido  
dignamente, como historia de vida, en la que hay mucha filosofía, gran amor y sentido  
del deber.  
En Cristal de aumento, encontramos recreaciones de la vida personal de El Indio  
Naborí, no precisamente como crónica, pero sí hay una secuencia que se corresponde  
con lo que acontece en su vida en esa etapa, son vivencias y experiencias dignas de  
valorar para conocer sus retos con la felicidad de la que nunca nadie ni nada le pudo  
separar:  
Nada más parecido a este hombre que su propia poesía, motivo por el cual no tuvo  
necesidad de escribir sus memorias. Quien de verdad desee conocerlo, por dentro y por  
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Aprobado: 07/06/2025  
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fuera, solo tiene que acercarse a su obra, lo mismo a la escrita que a la oral, teniendo  
como premisa de análisis que entre su alter ego de juglar y su alter ego de letras nunca  
existió ninguna contradicción, porque ambos eran complementarios. (Orta, 2022, párr. 4)  
Desarrollo  
La crónica como creación cultural  
Como obra literaria, la crónica tiene la misión de dejar para las futuras generaciones la  
historia escrita o descrita en textos u otros medios, que garantizan que con el paso del  
tiempo se sepa cómo se vivió y crearon los valores que garantizan la continuidad  
generacional, la defensa de la identidad y el sentido de responsabilidad hacia el futuro.  
Hoy se vive una de las épocas más difíciles de la historia de la humanidad, se pierden  
las identidades personales, regionales y nacionales, hasta de familia. Cada vez se  
conversa y escribe menos, por ello nos conocemos muy poco. Los medios de  
comunicación, lejos de formar modos creadores del bien colectivo, inducen a la  
enajenación, el olvido, la pasividad y el refugio en uno mismo. Las nuevas  
generaciones, principalmente la nacida en la era digital, son movilizadas más por las  
tecnologías que por los valores humanistas.  
Como arte, la crónica implica una interpretación del hecho en el que se narra un suceso  
pasado que se relaciona con uno actual; es un juego con el tiempo en el que domina la  
cultura del cronista, sus valores éticos y estéticos, “con la exactitud de la verdad, lo que  
más diferencia a la crónica del resto del periodismo es la condición poética y artística de  
su lenguaje” (Fiorillo, 2012, párr. 7).  
En la historia de Cuba, a diferencia de otros lugares, nunca existió el cronista como  
empleo oficial. Han sido personas que, desde su motivación o sentido del deber, han  
hecho crónicas, a no ser los periodistas y algunos literatos que han contribuido a dejar  
descripciones históricas o artísticas de los principales acontecimientos vividos. Nos  
referimos a aquellas que son el resultado de la conformación de la identidad y la  
nacionalidad cubana y que aparecieron en periódicos y sueltos desde inicios del siglo  
XIX en que autores como Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé” a través de  
poesías describían acontecimientos cotidianos. Ejemplo: un fragmento de sus décimas  
tituladas “Mi hogar”.  
A la orilla de un palmar  
Que baña el fértil Cornito  
A la sombra de un caimito  
Tengo mi rústico hogar.  
Esbelto como un pilar  
Domina montes y llanos  
El viento arrulla los guanos  
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De su bien hecha cobija,  
Y esta habitación es hija  
De mi ingenio y de mis manos. (Fajardo, 1938)  
Del libro Rumores del Hórmigo (1858), por economía de espacio solo se publica una  
décima. La lectura de toda la poesía cucalambeana permite una mejor comprensión de  
sus características como crónica. En esta obra se reflejan elementos psicológicos,  
dinámicas sociales, condiciones medioambientales y políticas, felicidad que hoy se  
hace necesario disfrutar por todos.  
Del propio siglo XIX hay que reconocer en José Martí, uno de los cronistas más  
destacado, desde el extranjero trabaja para periódicos de diversos países, describe  
procesos políticos, culturales, científicos, siempre desde una comprensión filosófica y  
política del arte que le hace trascender por la agudeza con la que supo comprender los  
procesos sociales de su momento desde lo histórico, artístico y cultural.  
Martí cree en la perfectible e inagotable capacidad del hombre para superarse y lograr  
el equilibrio armónico entre pensamiento y sentimientos. En ningún momento elabora  
las consideraciones alejadas de la práctica. Todo es resultado de la captación real de la  
esencia y la existencia humana como ser social, por ello, el hombre tiene la necesidad  
de venerar, pues:  
No arrancará ya su historia de aquellas fuentes cercanas, y aquellos nimbos confusos,  
de que la recién abiertas en las entrañas de lóbregos bosques. Tomará de las ciencias  
nuevas lo absolutamente cierto, y dejará a un lado lo hipotético, lo presuntuoso, lo  
probable. Inclinará su cabeza nevada sobre pergaminos y sobre archivos, y buscará  
las causas de los sucesos, no en las razones visibles, que casi siempre falsas razones,  
sino en aquellas íntimas, que están en cartas y bibliotecas, y andan ignoradas. Errará  
probablemente el anciano maravilloso. Historiar es juzgar, y es fuerza para historiar  
estar por encima de los hombres, y no soldadear de un lado de la batalla. El que puede  
ser reo no ha de ser juez. El que es falible, no ha de dar fallo. El que milita  
ardientemente en un bando político, o en un bando filosófico, escribirá su libro de  
historia con la tinta del bando. Mas la verdad, como el sol ilumina la tierra a través de  
las nubes. Y con las mismas manos que escribe el error, va escribiendo la verdad.  
(Martí, 1882, pp. 399-400)  
Estas consideraciones martianas sobre el historiar son claves para el cronista, quien  
tiene que describir o escribir sobre el hecho sabiendo que siempre quedará su huella  
personal porque cada individuo tiene una procedencia social, un tipo propio de  
personalidad, principalmente porque es portador de una filosofía que como ideología le  
señala modos de pensar la realidad vivida y por vivir.  
Otros poetas en el siglo XX van a describir en versos diferentes hechos históricos, entre  
los más destacados están Chanito Isidrón, Joseito Fernández, Justo Vega y Jesús Orta  
Ruiz, El Indio Naborí. En la emisora Radio Rebelde históricamente se han transmitido  
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noticieros cantados en décimas, para seguir esta tradición que en los años 40 y 50 del  
siglo pasado fue muy popular.  
La crónica nacida en la poesía tiene muchos valores, al ser reflejo de una época que  
forma determinada idea del cosmos en el poeta, que lo lleva a ser creador de imágenes  
y sentidos de vida, en la que su propia existencia es casi siempre la fuente de  
inspiración principal. Esta creación se va a corresponder con estilos y técnicas literarias,  
con corrientes cuyo sello va a marcar el valor de la obra.  
El poeta y su crónica de vida  
Se comprende a la poesía intimista como la tendencia literaria centrada  
fundamentalmente en la expresión de los sentimientos y de las emociones más  
personales del autor. La crónica como la composición literaria que refiere el decurso de  
hechos históricos, la forma en que los autores desde su situación temporal y espacial  
son capaces de reflejar lo acontecido en un texto, posee valor porque se corresponde a  
una época histórica y también a momentos de la vida del propio autor. Por su forma de  
expresarse, es un reflejo de la verdad propia acerca del hecho y, a la vez, el  
sentimiento que prima en él en el momento o por recuerdos o necesidades emanadas  
ante una realidad pensada.  
En la poesía, como en las demás manifestaciones literarias, puede haber presencia de  
crónica, por la forma en que se construye el verso y forma de reflejar al hecho. Lo que  
va a tener alta significación para el lector porque permite una comprensión más rica  
acerca del autor, que no solo es sobre su poesía, todo lo cual ubica al creador en un  
quehacer donde se tienen presentes, más que todo, al ser humano que convive y vive  
en un tiempo, espacio, o comunidad.  
Jesús Orta Ruíz dedicó toda su vida a la defensa, promoción y educación de la cultura  
campesina, llega a ser el poeta más reconocido por el pueblo, pero también por su  
obrar, forma de ser y defensa a la cultura campesina desde momentos en que esta se  
veía por algunos sectores de la población cubana como algo atrasado, sin valor artístico  
o cultural en general. Él supo demostrar la importancia de la cultura campesina para la  
identidad nacional y también para el cumplimiento de los programas sociales  
posteriores a 1959. Sus creaciones se corresponden con el acontecer nacional e  
internacional, con los ideales de la Revolución y del pensamiento universal.  
En ese legítimo empeño, fundió las influencias y enseñanzas de Martí con el injerto  
Lorca-Cucalambé. Bajo ese prisma, enriquecedor desde cualquier punto de vista, es que  
escribe sus décimas Estampas campesinas (1939-1940). Cabalgo sobre sus propias  
palabras y concuerdo plenamente con esta verdad incuestionable: él hizo poéticamente  
con la imaginación guajira lo que García Lorca había hecho con la imaginación gitana y  
andaluza; y en vez del romance, utilizó la estrofa de Espinel, vaciando en ella el vino  
nuevo de la poesía de vanguardia. (Orta, 2020, párr. 26)  
Jesús Orta Ruiz, a decir de Luis Rafael (2009, párr. 4): “Sus versos, que van de la lírica  
patriótica a la autobiográfica e intimista, son el testimonio vital de un prodigioso poeta,  
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de sensibilidad popular y sencillez homérica”. Siempre fue el cubano comprometido con  
su pueblo al que le cantó con toda la fuerza de sus pulmones y afinada garganta  
revolucionaria, en él se da la gracia del gran poeta que refleja los valores más altos del  
mundo circundante y también el que crea y recrea miradas sentimentales, dignificantes,  
heroicas. Por todo ello, se convierten en patrimonio del pueblo.  
Fue el periodista, el improvisador, el revolucionario fiel, defensor de lo más genuino de  
la cultura tradicional cubana. Gracias a él se rescatan sitios como El Cornito, finca del  
bardo tunero, donde se van a realizar las Jornadas Cucalambeanas en homenaje a  
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo. El Indio Naborí supo darle un lugar digno a la cultura  
campesina que había sido objeto de sub valoración en las épocas precedentes.  
Para el poeta es muy importante la comprensión de cuál es el papel de la poesía en la  
vida social, también el conocimiento de la realidad de los sujetos de la poesía, este es  
el primer aspecto que encontramos en la filosofía de la cultura campesina en el Indio  
Naborí, pero él no se quedó en la simple improvisación o tradición creativa, la llevó a la  
actualidad social, económica y política, de manera que, según su mirada, el campesino  
y lo campesino resultan sujetos activos en lo social, económico, político y artístico.  
Su obra poética fue muy rica, trató los más diversos temas, siempre con una belleza  
innegable y sentido de servicio al arte. En su edad más avanzada sufrió de ceguera y  
ello no fue un impedimento para continuar su creación, dentro de la que está Cristal de  
aumento, publicado en 2022 por la Editorial Letras Cubanas del Instituto Cubano del  
Libro, una selección de María Eugenia Azcuy. Un libro sin prólogo ni presentación, al  
lector lo reciben la dedicatoria a sus hijos y esos poemas que para quienes le  
conocieron no hay duda de su Jesús y Fidel unidos por Alba, para lo cual no hacen falta  
comentarios, hay una máxima y un destino: el bien, el deber, la justicia.  
“Los últimos cantares”, es el inicio de Cristal de aumento, “con su laúd Martín el ciego”  
“maestro en las tensones” el ruiseñor que “a más noche, más sonoro” (Orta, 2022, p.  
11)2 y así es el poeta, que, aunque desprovisto de la visión, ve más que todos porque  
ve de lo más hondo de los sentimientos, de los recuerdos. Hay una dignidad evidente  
en el invidente, hay una felicidad, un optimismo admirable y también un compromiso a  
seguir, a sembrar valores en el lector.  
A María Kodama y Eloína da “gracias por este sol de la noche en mis tinieblas”. Eloína,  
su compañera de la vida, está a su lado en varios versos porque es la mujer que lo  
“encamina y de guijarros va librando mis pies flojos…” conversa consigo mismo y  
exclama: “¡Ay, quién me diría que / los ojos que ayer canté / hoy fueran mis propios  
ojos!” (p. 13). Es el poeta que en Oración le dice a Santa Lucía: “Mis ojos que no ven  
nada, ya lo ven todo” (p. 14), con lo que reafirma su filosofía de la nueva situación de  
2
Orta Ruiz, J. (2022). Cristal de aumento. Editorial Letras Cubanas del Instituto Cubano del Libro, A  
partir de aquí todas las citas que se corresponden con el texto solo se consignará, entre paréntesis la p. y el  
número de la página correspondiente.  
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vida, que también tiene su belleza y reconocerla es estar vivo, defensa de la vida,  
porque lo es no por las limitaciones, sino por el pensamiento que es capaz de volar al  
pasado, al presente, al que fui, soy y seré, con sentimientos de nuevos placeres. Ese es  
el poeta magno, homagno a decir de José Martí.  
Como el poeta de la guerra reconoce batallas, canta a las victorias: “Mis tinieblas se  
pintan de ese color poético cuando sueño contigo” (p. 17), “háblame, que no hay  
manera de verte sin escucharle”, porque los amigos nuevos que “vienen con su luz a mi  
eclipse total, invento caras y estaturas” (p. 18) lo convierten en “un pequeño dios”.  
En Sexto sentido, está su declaración de triunfo, pues es capaz:  
“Sin visión se puede ver / por el trotar los caballos; / por la canción de los gallos, / La luz  
del amanecer; un laúd por el tañer; / un panal, por el sabor; / por el perfume, la flor; / por  
la humedad, el rocío; / por los rumores el río / y por un beso el amor” (p. 20)  
Es la crónica atemporal en una décima ambientalista, mejor dicho, naturalista porque  
todo es gracias a la naturaleza, donde lo psicológico se revela al conjugarse con  
nuevas y viejas respuestas, pero con una alegría admirable, cuestión que está otra vez  
en La misma estrella, cuando a su esposa le dice: “pero a mí, que te vi rosa encendida /  
y hoy no te veo, me tocó la suerte / de perpetuar tu juventud florida / y andar  
enamorado hacia la muerte”. (p. 21)  
La poesía solo “puede ser en la tierra / el telescopio de la hormiga / para ver más allá  
de las estrellas” (p. 27). Él lo supo como pocos y gracias a esa sabiduría siguió su vida  
artística con creaciones estéticamente bellas e ideológicamente funcionales. El nombre  
de su libro, Cristal de aumento, no es una ironía, es un elogio, un agradecimiento, que,  
aunque sea una “hormiga”, como todos los hombres, “todo cohabita en tierra y cielo, /  
todo vence a la muerte / haciéndose el amor” (p. 39). Es una filosofía del cosmos  
universal y humano, una integración de saberes y una dicha poder ser parte viva de ese  
cosmos.  
En Entonces yo era un mago (p. 49), está su primera juventud o quizás su  
adolescencia, del amor imaginario a sus “primeras amantes” hay un erotismo ingenuo e  
imaginario, pero real porque “no se enteraron nunca” por ello “se casaron vírgenes”, así  
pasa y nos ha pasado a todos los que hemos vivido esa etapa que se recuerda, a veces  
con rubor, pero después, con mucho placer. El poeta lo dice con una imagen sugerente  
para el recuerdo. En Cosmología de los veinte años (p. 52), está el hecho que el lector  
quiere conocer de cómo fue el Indio Naborí y de cuál es su verdad para el tiempo que  
recuerda y recrea esos años.  
El amor para el ser amoroso es lo más importante, para el poeta es la diana y para el  
lector la forma de zacear la desdicha a través de la poesía que imagina una realidad  
mejor. En Amor a Cántaros (pp. 53-54), al igual que en otros versos, hay una referencia  
a las cosas naturales y a los sentimientos que se generan por la presencia de la noche,  
la lluvia, el canto de aves o los accidentes geográficos.  
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En Diálogo sin voz, hay otra historia de vida, de aquel viaje en tren cuando descubre  
que: “cuántas bellas palabras pueden decir los ojos / de una mujer que sube al tren, /  
mira unos instantes, baja y se va” (p. 56), queda en el cuestionar del hombre que se lo  
pregunta todo y uno se repite hoy las mismas interrogantes porque un día también se  
las pudo haber hecho ante “el verbo mudo de tu mirada / y la voz de tus ojos me dijo  
que eras buena… (y) venías a mi verso como el mar a la arena” (p. 57).  
Los humanos somos dualidad: bestia y ángel, en “la tierra, nacidos para el vuelo” (p.  
58), todo lo cual lo puede un beso. El beso es protagonista de muchas escenas, de  
amor, cariño, paternidad. La familia está toda viva, en la madre, “con su santa  
paciencia” y sus santos de yeso, “-ciegos, sordos, mudos” (p. 174), en una esquina de  
la casa para que el viento no la tumbara, “no importa que diez veces / haya tumbado a  
casa” (Ídem), la madre, siempre con una disculpa ingenua, vuelve a montar el mismo  
altar. El padre, “Blasfemo como los carreteros atascados” (p. 141), siempre pide a Dios,  
aunque no logra despertarlo, su velorio es una fiesta grande “humorista constante de su  
tragedia” pero fue una pesadilla. Heredó del padre la poesía, aunque es analfabeta, con  
desenfrenos, desafinado, pero con poros de heroísmo.  
Para el hijo ausente, Elegía de la semana santa, La vuelta al sueño, quizás también  
Elegía ante un retrato, El huésped, Regreso, Señora Santa Ana, Elegía del cuchillo,  
Ante mis ojos, Elegía del lápiz, Solamente así, todos de dolor. La añoranza está ahí,  
sentada junto al poeta que vive de los recuerdos y de las situaciones, se despierta y  
reflexiona que “Los niños deben / alegrar a los muertos” (p. 97). Cuando el bullicio es  
música. Es otra crónica a los hijos que cantan y retozan “Los voy a regañar, / pero me  
llega como ráfaga fría / el silencio del niño que no juega, / que no puede jugar. / Desisto  
del regaño / y me pongo a escuchar como una música / el bullicio que crece” (p. 257).  
La ternura paternal ante la ausencia y dar realmente vida a los vivos.  
Los hermanos están presentes también, la mayor que “sigue siendo la niña de la casa”  
(p. 143). Eduardo, quien “reía con risa anticipada” la imagen del hombre con guayabera,  
montado a caballo, con sombrero de guano y vocear vaquero. A José, el bromista, le  
hace una crónica a su velorio y cierra con que “no me dio la impresión de un rostro triste  
/ porque no parecías estar muerto / sino pensando seriamente un chiste”. Para Adelaida  
una elegía, también de despedida, el hecho de que su llamada a él fuera su último  
decir. Armando es el otro hermano, “zapatero y cuentero de alma buena”, pero que, a  
pesar de haber remendado tantos zapatos, “al fin no pudo remendar su vida”.  
Reconoce que en la vida “Todo retoña y es canción florida”, mientras se pregunta:  
“¿Por qué no hay primavera en la vida que vuelvan y hagan retoñar el sueño?”  
No solo el pasado lejano está en su ventana, a sus pies también está el Poema trágico  
que parece chusco, cuando “La enfermera con faz de virgen blonda / toma en el  
terciopelo de su mano, / sin escrúpulo, el pene del anciano / y le introduce con piedad la  
sonda” mientras el poeta es capaz de sacar una sonrisa, seguro que a la propia  
enfermera y ahora a todos, cuando concluye diciendo que: “pero siente pudor el pobre  
viejo / que exprimió la naranja de la vida / y hoy viene al hospital con el hollejo”.  
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No desea tomar las estrellas en el cielo, prefiere verlas en el río, “Puede renunciar al  
oro. / jamás al dorado sueño. Esa es su obsesión como cronista, aunque “le lame los  
pies a la leyenda” y lo conmueve todo, pues, “soy la parte consciente del crepúsculo” y  
“Agoté con mi sed más de una fuente” y se pregunta: “¿Y he de morir sin que mi mano  
abra / al ave que me canta dentro?” Es el lado insatisfecho del poeta que siente que a  
pesar de todo quiso más y más poesía porque la sintió. No le tiene miedo a la muerte,  
“sino morir y no tener memoria”.  
En Boda profunda, está todo lo que se quiera saber del poeta y su compañera de vida,  
la que pudo competir con la poesía, pero estuvo muchas más veces que la poesía, por  
ello pone “alfombras de lirios y de alas / a tu paso de madre con un tesoro preso, / para  
que si tropiezas o resbalas /caigas dentro de un beso” (p. 254).  
En el hábitat del poeta hay lagartijas, lechuzas, ratones, sapos, arañas, mosquitos y  
alacranes, gatos, perros, curieles, patos, caballos, todos “con cierta familiaridad” que  
quizás “Debemos parecerles/gigantes, dioses/ y somos (ya usted ve) / tan simples  
como ellos. Es la filosofía del equilibrio e identidad entre ellos y nosotros. “Un sapo en  
la ventana/…/ ¿Por qué busca a los hombres?” se pregunta el poeta y se responde con  
la verdad poética, porque “…dentro de nosotros no cesa de llover”.  
Junto al viejo Payo están los árboles, los trenes, las ventanas, el espejo, el “escaparate  
fantasmal” (156), la “Cocina negra de humo” (p. 157), el viejo reloj, el escusado con “Un  
olor ofensivo que no ofende / a la nariz de la costumbre” (p. 164). El burro de madera  
para la montura, las espuelas, la lámpara que esquiva el viento y que “mueve su lengua  
tanto / que ya le dicen la chismosa”. Se dice: “Me puedo olvidar de estas escenas /  
cualquier día, / menos cuando llueve / y el aire huele a estiércol” (p. 160).  
Su crónica, a decir del autor: “no fue verdad ayer / pero es verdad ahora” (p. 168), por  
ello le creemos y, si no fuera cierto, no deseamos saberlo. Quién puede dudar de que  
escuchaba el masticar “de aquel caballo viejo” (p. 171) o que dudaba de aquel panecillo  
añejo también detrás de la puerta “para que el hambre nunca / entrara en el hogar” (p.  
173). Son creencias propias de la ruralidad, a veces heredadas de España como el  
anuncio del graznido de la lechuza, al igual que en Don Quijote está en su poesía, así  
también la sal para alejar las visitas, el sillón que no se debe dejar balancear solo;  
mencionar al majá, “Un moscón en la mesa” son augurios, presagios, visiones, más que  
creencias espectrales.  
En la intimidad del poeta hay muchas imágenes eróticas, historias reales y ficticias, que  
como todo ser humano vive etapas, ideas, pensamientos plasmados muy  
honorablemente es sus poesías con el valor de lo universal porque: “Mis primeras  
amantes… No se enteraron nunca / que estuvieron desnudas en la yerba, / entre mis  
brazos, a la orilla / de la cañada fresca, / y se casaron vírgenes” (p. 49).  
Además de estas imágenes y los objetos que le rodean, dentro de él, hay un montón de  
cosas, nos dice: “Así, con candidez, / echa sus místicos relatos / a los pies de la ciencia  
/ de un hombre de estos tiempos / que no quiere menos que las fieras / y le lame los  
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La crónica de Jesús Orta Ruiz en Cristal de aumento  
Alberto Velázquez López  
Volumen: 17  
Número:3  
Año: 2025  
Recepción: 05/02/2025  
Aprobado: 07/06/2025  
Artículo de revisión  
pies a la leyenda”” (p. 88). Es “el viajero peninsular” que se le ha aplatanado desde muy  
joven, que agradece a la abuela que le enseñó la merienda de los santos, y es así  
porque él, después, pudo dialogar con muchos poetas sobre sus sabidurías artísticas,  
patrióticas, culturales.  
Conclusiones  
Hay en Jesús Orta Ruiz una forma poética muy particular de describir su entorno  
familiar y natural, sus emociones, con lo cual aporta una crónica vestida de arte y  
recuerdos. En Cristal de aumento, hay una descripción del paisaje, la psicología de los  
familiares, las pasiones propias, pero lo que más hay es un optimismo digno que a  
pesar de presentarse en forma de sueños, de recuerdos, deseos y añoranzas, es lo que  
le hace a un hombre mucho más grande de lo que puede imaginarse entre los seres  
humanos que conviven con otros, seres presentes o solo en el verso, pero que da  
semilla y abre surcos en tiempos donde se necesita más esta poesía para alimentar a  
los hombres de bien común.  
Con Cristal de aumento, se puede conocer más al ser humano poeta y del valor que  
posee como arte popular, campesino, de su fusión con el resto del arte dentro de la  
cultura nacional, como madre nutricia del ser criollo ayer y el deber de estos tiempos,  
cuando hasta las veletas pueden perder su guía ante aires invisibles como si no fuera  
necesario el verde olivo que El Indio Naborí defendió y que tampoco traicionó a la  
misma poesía.  
REVIDA  
Lo que vive y se convierte  
en pasado que se olvida  
es la parte de la vida  
que siendo vida ya es muerte.  
No dejes dormida, inerte,  
esa porción de tú historia  
como sepultada escoria  
de los hornos de tu ser,  
para que viva tu ayer,  
¡despiértate la memoria! (p. 115)  
Valorar una obra literaria como Cristal de aumento, en la que el autor acerca todos los  
tiempos y los presenta como sueños realizados, son crónicas que, como himnos y  
corazas para las actuales y futuras generaciones de poetas, de los que cultivan el amor  
a la poesía que posee valor de realización, de la que orienta hacia los horizontes  
necesarios, eternos, infinitos, dignificantes. Eso es Jesús Horta Ruiz, el Indio Naborí, el  
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La crónica de Jesús Orta Ruiz en Cristal de aumento  
Alberto Velázquez López  
Volumen: 17  
Número:3  
Año: 2025  
Recepción: 05/02/2025  
Aprobado: 07/06/2025  
Artículo de revisión  
maestro que enseña siempre y el que pone metas, para que el pensamiento llegue a  
ser poesía, para que la vida sea eterna.  
Referencias bibliográficas  
Fiorillo,  
H.  
(2012).  
El  
arte  
de  
la  
crónica.  
Martí, J. (1882). Los ancianos. La Opinión Nacional, Caracas, 8 de mayo de 1882.  
Tomo 14, pp. 399-400.  
Nápoles Fajardo, J. C. (1938). Rumores del Hórmigo. Letras Cubanas.  
Orta, F. A, (2020). El verde imán de mi suelo: el Indio Naborí en la lírica popular  
Orta, F. A. (2022). Cristal de aumento. A propósito de su presentación en el Sábado del  
Orta Ruiz, J. (2022). Cristal de aumento. Instituto Cubano del Libro. Letras Cubanas.  
Rafael, L. (2009). Jesús Horta Ruiz, el Indio Naborí. Rinconete. Centro Virtual  
Cervantes.  
Instituto  
Cervantes,  
España.  
Conflicto de intereses: El autor declara no tener conflictos de intereses.  
Contribución de los autores: El autor realizó la búsqueda y análisis de la información para el artículo, así como su  
diseño y redacción de forma unipersonal.  
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