Programa educativo para la transformación de una comunidad tunera en condiciones de
vulnerabilidad
Rosmery Felicia Padrón de la Rosa
Niuba Jay Bes
Viana Toranzo Cabrera
Volumen: 17
Número: 1
Año: 2025
Recepción: 13/05/2024 Aprobado: 23/09/2024
Artículo original
político, lo económico-productivo, lo ambiental y lo institucional-estructural, lo
infocomunicacional, que es defender una ideología, una nación.
Educarse y educar es saber más allá de los deberes y derechos, y cumplir las normas
establecidas; es apropiarse y transmitir ese saber unido a un sentimiento de progreso y
bienestar social colectivo que, por sobre todas las cosas, es respeto a los demás,
humanismo, altruismo y solidaridad.
Cuba precisa de personas educadas e instruidas desde tempranas edades, solo así
puede mantenerse su proyecto social. La educación ha sido y es un pilar revolucionario
que define la identidad nacional; es deber de todo cubano, preservar tales conquistas.
Al ser parte de la sociedad cubana, y donde se ha convocado a “pensar como país”, es
necesario replantearse la responsabilidad ciudadana que va más allá de “cumplir con lo
que me toca”.
La especialista Romero (2023), asegura que:
Desarrollar la comunidad es impulsar vínculos simétricos entre personas y grupos
humanos, es propiciar la unión, el encuentro, el compromiso con una causa común, para
que ello se traduzca en una vida mejor y tenga sus manifestaciones materiales y
espirituales tanto en la producción de alimento, ropa, viviendas, escuelas, etc., como en
espacios simbólicos para compartir con el otro y en común esa mejor vida. (pp.6 -7)
No existe desarrollo comunitario si no se tiene en cuenta la identidad de la comunidad;
esto se expresa en las maneras de relacionarse las personas, de la historia, las
costumbres y tradiciones, y de las prácticas que se establecen en la vida cotidiana.
En una compilación de Guzón y Olivera (2021), se plantea que:
Desarrollo es un proceso contradictorio, de tensión entre tendencias de avance y
retroceso, entre la tradición y la innovación; y conflictual, por la interacción de actores
con intereses y necesidades diferentes, e incluso opuestas. (…) La dimensión cultural
del desarrollo en su doble condición de conservación de la tradición y de generación de
posibilidades de innovación, a de encontrar acciones originales desde la formación, no
inscritas en los repertorios tradicionales de acción de los actores. (pp. 132-134)
El análisis de las ideas anteriores, conduce a proponer acciones concretas que
permiten gestionar la funcionalidad de la tríada programa educativo-dinamización
sociocultural-desarrollo comunitario en un escenario concreto, tales como:
Capacitar y educar a todos estos segmentos poblacionales para que puedan
convivir fraternalmente, gestionen sus acciones con herramientas básicas para
su autodesarrollo y logren, de ser posible, elaborar proyectos que alcancen
financiamientos de los gobiernos locales, con bienestar y convivencia armónica.
Proyectar el desarrollo con una concepción cultural y humanista, que valorice y
aproveche los recursos endógenos en la solución de las problemáticas a escala
comunitaria y local, preserve las identidades, tradiciones, creencias y valores, y a
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