Contribuciones universitarias al desarrollo turístico desde una carrera con perfil sociocultural
Alfredo González Marrero
Nayibis Díaz Machado
Elaine Artigas Pérez
Volumen: 17
Número: 1
Año: 2025
Recepción: 28/02/2024 Aprobado: 06/11/2024
Artículo de revisión
Se asume la importancia que adquiere la dimensión sociocultural para el desarrollo
territorial. Contentiva a la vez que resultante de la puesta en práctica de costumbres,
valores, tradiciones y derechos de sus habitantes, que no son necesariamente iguales
en todos los territorios. Reconocer este aspecto, obliga a reparar en los procesos
culturales de los que son parte esas poblaciones y los modos en que ellos se identifican
y revalorizan las realidades que les circundan. (Morín, 2020, p.4)
Con tales presupuestos se consideran los factores socioculturales que evidencian
modalidades o tipos de gestión sociocultural, al conjunto de comportamientos
identitarios, hábitos de trabajo, cumplimiento de determinadas tareas, prácticas
cotidianas, preferencia por determinada actividad, cambios en técnicas de trabajo, toma
de decisiones, forma acostumbrada de manejar los recursos y rasgos del imaginario
grupal distintivos subjetivamente, a nivel comunitario e institucional.
Según Díaz, Samper y Moore (2023) los factores socioculturales constituyen objeto de
investigación científica en sus indicadores cuantitativos y cualitativos, por el
condicionamiento que pueden ejercer favorablemente, en el direccionamiento, sentido y
resultado de las transformaciones en proceso del desarrollo social de manera integral.
Los elementos analizados hasta el momento, señalan que la cultura, además de
visualizarse como modo de vida de grupos sociales, se convierte en un componente
indispensable de políticas, programas, proyectos, estrategias y normativas de distinto
alcance, enfocadas al desarrollo integral y multisectorial de grupos y colectividades en
el territorio. Por lo que, la cultura además de constituir una fuerza transformadora del
desarrollo, es mediadora y condiciona de esos procesos.
Un elemento indisoluble a la cultura es el desarrollo, que como proceso asume con una
visión inclusiva y sostenida el bienestar y la calidad de vida de manera prioritaria, y en
total sentido armónico con el medioambiente. Los catedráticos mexicanos realizan un
llamado sobre la gestión de los procesos desarrolladores, articulados
“constructivamente y de forma sinérgica los ejes sociales, económicos y ecológicos,
denotando que el eje económico deberá de estar basado en el conocimiento” (Juárez,
Tobón, Salas, Jerónimo y Martínez, 2019, p.67)
Según González (2006, p.84): “El desarrollo, no es sólo crecimiento económico, sino
cambios estructurales, económicos, tecnológicos, políticos y ecológicos, que deben
colocar en su esencia al hombre como sujeto y objeto histórico de transformación de su
entorno”.
Por otra parte, Especialistas del Centro de Estudios para la Gestión del Desarrollo
(CEGED) en la Universidad Agraria de la Habana (UNAH) plantean sobre el desarrollo
que:
exige de un sistema de capacidades para el desarrollo de municipios inteligentes,
pasando primero por un esfuerzo colectivo para aprender a desaprender las reglas de la
vulnerabilidad, antes de aprender a aprender las reglas de la sostenibilidad, las cuales
conllevan un aprendizaje crítico y creativo más constructivo que el aprendizaje imitativo.
Al incluir personas en su proceso, el desarrollo incluye valores, creencias, intereses,
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