La Orden Caballero de la Luz y el enfrentamiento a la dictadura batistiana (1953-1958). Apuntes
Karel Pérez Ariza
Juan Antonio Peña Boffil
Volumen: 17
Número: Especial 2
Año: 2025
Recepción: 14/05/2024
Aprobado: 08/12/2024
Artículo de revisión
la Luz, como cualquier otra institución que desenvuelva sus actividades en Cuba, ha
experimentado la honda pena que produce en todo cubano el doloroso espectáculo de
ver a nuestros compatriotas distanciados y combatiéndose como si no fueran hermanos.
La alta dirección de la Institución ha recibido en distintos momentos la solicitud de
numerosos miembros de ella que clamaban porque la Orden hiciera público
pronunciamiento, como Institución, en relación a los hechos que a la vista de todos
ocurrían. Nosotros, velando por el prestigio de la Orden, por el cumplimiento de sus
leyes, que prohíben en su seno discusión alguna de temas políticos, sociales ni
religiosos, por la necesidad de mantener unida y en paz y armonía, como hasta el
presente, a nuestra gran masa institucional; y, considerando, por otra parte, que en
nuestra filas militan hombres y mujeres pertenecientes a las distintas tendencias en
pugna, lo que nos obliga a ser igualmente respetuosos de unos y de otros, hicimos el
pronunciamiento demandado, significando claramente que la Orden no tomaba partido
alguno, que ni siquiera se adscribía a ningún tipo de pronunciamiento personal ni
colectivo hecho público con anterioridad, sino que sola, como institución netamente
cubana, de antecedentes patrióticos bien conocidos, lamentaba la perturbación existente
y llamaba por igual a todos los cubanos a la convivencia pacífica y al buen
entendimiento que hicieran posible días de felicidad colectiva para todos los nacidos en
esta tierra y para aquellos que, por amarla, se considerasen como tales. Esta fue
nuestra actitud. Creemos haber cumplido el deber que la alta responsabilidad de nuestra
jerarquía nos imponía en momentos tales y nuestra conciencia, tranquila a ese respecto,
nada tiene que reprocharnos. La Suprema Convención juzgará en definitiva si estuvimos
a la altura de esa responsabilidad. (Rodríguez, 1957, p. 29).
Aunque el contenido de ese pronunciamiento revela el apego, por parte de los máximos
dirigentes de la Orden Caballero de la Luz, al precepto institucional de no inmiscuirse
en asuntos políticos, revela prudencia y hasta temor, por las consecuencias que podría
ocasionarle a la fraternal asociación, una abierta y radical manifestación de oposición a
la dictadura batistiana. Tal aseveración puede sustentarse en la radical y total postura
política de apoyo, de esos mismos organismos dirigentes de la fraternal asociación, al
alcanzarse el triunfo revolucionario el primero de enero de 1959 (Pérez, 2024a).
La membresía en las organizaciones revolucionarias
El 10 de marzo de 1952 quedaron frustradas las esperanzas de cambio, del pueblo
cubano, con el golpe de estado de Batista. Ante la comprensión de esa realidad, el
pueblo rechazó esa acción golpista, inmediatamente y, posteriormente, fue
organizándose para enfrentarse a aquella dictadura militar. A pesar de la actitud
vacilante de los organismos dirigentes, la tradición patriótica de la Orden Caballero de
la Luz y su labor en aras de lograr esa formación en sus integrantes, en lo que se
destacó durante esa etapa de la historia de Cuba, su accionar a favor de la recepción
del legado lucista (Pérez, 2024b), constituyó un factor clave en la incorporación de sus
miembros a las distintas organizaciones revolucionarias que se crearon.
Argimiro Socarrás Ramos, integrante de la logia La Luz No. 112 de la ciudad de
Camagüey (Pérez, 2023b), fue uno de los fundadores en 1953 de la célula creada en
dicha ciudad, perteneciente al Movimiento Nacional Revolucionario (MNR). Aunque la
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