La mujer rural en iniciativas económicas sobre la base de la intercooperación
Martha Orcel Adéis
Celia Díaz Cantillo
Frank Yudier Gómez Cera
Volumen: 16
Número: 3
Año: 2024
Recepción: 11/01/2024
Aprobado: 19/06/2024
Artículo de revisión
por una sociedad patriarcal, machista y autoritaria que les impone roles que no les
permiten su crecimiento personal y social con justicia.
Las organizaciones feministas han visibilizado el sentir de la mujer y hoy los gobiernos y
alianzas con instituciones y organizaciones sociales defienden y hacen valer privilegios
socioculturales de participación, tanto educacionales, laborales como jurídicos. Se
significa un alto nivel de inserción de las féminas en la estructura de la sociedad,
incorporándose a empresas, industrias, comercio y otras actividades de producción de
bienes y de la agricultura que dignifican su participación para el crecimiento y desarrollo
personal, familiar y social; y por otra parte, ha aumentado la superación y formación de
las féminas en diversas carreras del sector educacional.
El empoderamiento de la mujer se aborda en 1995 en la IV conferencia de Beijin, que
asume como: empoderarse al proceso de transformación mediante el cual cada mujer,
poco a poco y en ocasiones a grandes pasos, deja de ser objeto de la historia, la
política y la cultura, deja de ser el objeto de los otros, es decir, deja de ser-para-otros, y
se convierte en sujeta de la propia vida, en ser-para-sí-misma, en protagonista de la
historia, la cultura, la política y la vida social. Empoderarse consiste, para cada mujer y
para las mujeres como género, ser sujetas sociales, económicas, jurídicas, políticas y
sexuales. Sentirse legitimidad para participar, comunicar, actuar, experimentar y crear,
desde su propia cultura.
La conformación de un marco legislativo luego de la implementación de un grupo de
leyes como la Constitución de la República, el Código del Trabajo, el Código de las
Familias, así como las indicaciones o directrices para abordar el género en las
estrategias y planes de las cooperativas, entre otros, también favorecen la
incorporación de las mujeres al marco laboral e hicieron viable su participación en los
espacios públicos, la plena integración de las mujeres al desarrollo en igualdad de
condiciones y oportunidades que los hombres. En la actualidad el respaldo jurídico y de
las políticas del estado pondera e incentivan la incorporación de las mujeres a las
diferentes formas y actividades laborales de la sociedad.
Las mujeres son atendidas por diferentes programas sociales, económicos, jurídicos y
se insertan de forma activa en la construcción de la sociedad cubana, dado por los
niveles alcanzados y su desarrollo personal. No obstante, existen brechas que aún
demandan grandes esfuerzos de las diferentes redes de los entornos de desarrollo;
básicamente abordando el desarrollo de la mujer rural, los mitos y realidades para su
incorporación total en las producciones y autogestión económica, personal y familiar. Es
así, que sostenemos la necesidad del empoderamiento de la mujer en las cooperativas
agropecuarias.
El empoderamiento es un proceso largo y difícil de medir, según Peña y Nova (2017),
que implica lentitud para observar transformaciones acompañadas por manifestaciones
abstractas de autoestima, de liderazgo, de autoconocimiento y subjetividades, que
entorpecen este proceso. Sin embargo, ser acompañado con acciones concretas y
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