Historia, cultura y política: perspectiva para el análisis de la discriminación racial en el contexto
cubano
Sarais Díaz Pérez
Clara de los Ángeles Guzmán Góngora
Volumen: 15
Número: 3
Recepción: 17/03/2023 Aprobado: 29/06/2023
gubernamental, a través de sus cuerpos represivos, de inculpar a los negros
descendientes de esclavos, a los criollos y a los mestizos de prácticas de brujería,
fetichismo y, en múltiples casos, de asesinatos, robos y violaciones, a fin de sembrar el
miedo en la población blanca del país.
Bajo estas condiciones los negros desarrollaron sus prácticas religiosas bajo el
sometimiento de una cultura hegemónica, aun cuando impactan esa hegemonía
mayoritariamente blanca, produciéndose así una mezcla a la que Fernando Ortiz
denominó “ajiaco”3 que al decir de algunos investigadores aún se está cocinando y se
le siguen añadiendo ingredientes, donde los de la cultura africana son esenciales.
La Revolución Cubana acometió transformaciones en todas las esferas de la sociedad
y que trascienden a la cultura, iniciándose un proceso de conversión de la cultura
elitista a la cultura de masas, que se hizo acompañar desde la política cultural diseñada
por la nueva dirección política de la nación en la que se reafirma el desarrollo de la
identidad nacional y la vocación universal y profundamente latinoamericana y caribeña
de la cultura nacional, unido al reconocimiento a la diversidad cultural, sin embargo en
los documentos que norman dicha política cultural no queda explicito el reconocimiento
del legado africano a nuestra cultura, siendo un elemento esencial en la conformación
de la cultura nacional.
No declarar las tradiciones heredadas de la cultura africana como componente esencial
de la nación, favoreció el fortalecimiento de un imaginario popular y creencias en
relación a ellas que trasciende hasta nuestros días desde donde se acentúa la
discriminación hacia estos grupos; harto conocido fueron los enjuiciamientos y
prohibiciones a que fueron sometidas que solo comenzó a modificarse a partir de
declararse la proyección socialista de la Revolución Cubana.
Sobre este proceso Bolívar (1995, p. 12) afirma que
estas religiones sufren el cambio político del éxodo de la espiritualidad del pueblo
cubano, hacia un materialismo ajeno a su idiosincrasia. Sin ser «perseguidos», en las
planillas y las biografías exigidas a la población para aspirar a algún centro laboral
(todos estatales) aparecía un acápite donde se preguntaba: ¿A qué religión pertenecía?
Si se contestaba afirmativamente, se sabía de antemano que no ocuparía ningún puesto
directivo ni de importancia y, por supuesto, sería vetado para su militancia dentro de las
filas del Partido Comunista. Con esto se creó una doble moral digo que no, pero en
silencio y a escondidas la practico», o, como muchos hicieron, renegaron de sus raíces,
botando sus santos, lo que equivale a decir, sus creencias. Esto crea un estado de
incertidumbre por una imposición histórica ajena a nuestra cultura, en el que tres
generaciones de cubanos se ven desarraigados de su espiritualidad.
Se produce así el olvido de lo que aportó a la fragua de la nación y a sus luchas
libertarias la población negra, esclava por demás; de ellas heredamos también
fortaleza, resistencias y una fuente inagotable de conocimientos, que se integran a los
3 Ajiaco: aunque es el nombre dado a un tipo de sopas típicas de la Hispanoamérica intertropical, hecha mayormente
a base de diversos ingredientes sólidos como legumbres o tubérculos picados en trozos, y trozos pequeños de
diversas carnes. En Cuba el término fue acuñado por Fernando Ortiz, para referirse a la mezcla que se produjo como
resultado del proceso de conquista y colonización, resultado de lo cual se mezclaron el indio, el español y el negro,
dando como fruto una diversidad de colores, costumbres, tradiciones y prácticas que se fundieron para dar lugar a lo
cubano.
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