Mediaciones culturales en el desarrollo desde la investigación estudiantil en una carrera de perfil
sociocultural
Nayibis Díaz Machado
Indira Samper Sanabria
Marielys Moore Pedroso
Volumen: 15
Número: 3
Recepción: 04/10/2022 Aprobado: 14/04/2023
Más recientemente, Espina y Echevarría (2020), en su análisis de las transformaciones
del modelo económico y social cubano de desarrollo, argumentan la fuerte necesidad
de la formación de capacidades que denominan “activos” en los individuos y sus
familias, díganse conocimientos y calificación, los cuales, según sean su acceso
equitativo, nivel logrado y garantías desde las políticas públicas para su puesta en
práctica, pueden actuar como factores de reproducción intergeneracional de ventajas o
desventajas, en términos de estrategias y resultados desarrolladores.
También al respecto, es aportador el criterio de Ruiz (2019), quien retoma de Amartya
Sen el enfoque de las capacidades humanas y con estas, la valorización de los
sentidos que generan los sujetos involucrados en el desarrollo. Con esto sostiene lo
determinante que son la percepción subjetiva del desarrollo y la preparación de las
personas para valorarlo, en sus respectivos contextos de vida (socioeconómico y
cultural), tanto como los recursos, bienes y servicios disponibles. Así, se reafirma la
posibilidad de que los proyectos y procesos desarrolladores sean vividos por los
individuos, simbólicamente y, por tanto, se favorezca el ejercicio práctico de elección de
metas, vías y el aporte comprometido.
Al analizar concepciones y hechos históricos conducentes al enfoque del desarrollo
sostenible a nivel internacional, González (2006) resalta la necesidad de que, para
asegurar esa sostenibilidad, se logre una proporcional integración de indicadores de
crecimiento productivo, distribución equitativa de beneficios -en bienes y servicios- en
salud, alimentación, educación, disponibilidad de información por los actores sociales,
necesaria para tomar sus decisiones y participar en aquellas que les afectan,
satisfacción de necesidades espirituales, regeneración medioambiental y conciencia de
su importancia en sentido multidireccional. Relacionada con tales elementos, está
implícita la dimensión cultural en el empoderamiento de los seres humanos, con la
formación de capacidades y su percepción de cómo hacerlas valer en la sociedad.
También en ese sentido, Pérez, Romero y Vargas (2020), al analizar críticamente el
nivel de sinergias entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda
2030 en Colombia, se refieren a la importancia de considerar lo cultural como expresión
de que todo proceso de desarrollo responde a dinámicas de construcción social, es
decir, de reorientación simbólica por el condicionamiento de los significados que le
atribuyen los individuos y grupos involucrados. Aunque dichos autores priorizan
analíticamente la dimensión ambiental, conceden también elevado valor al componente
cultural, como condición necesaria para superar el modelo tradicional economicista.
En una dirección afín, aporta sustento el análisis del concepto dimensión sociocultural
del desarrollo, de Morín (2019). En este, junto a los aspectos directamente productivos,
resaltan los de creación institucional de oportunidades de participación
socioeconómica, política y de expresión de la diversidad étnica, generacional, de
sexualidad, género, religión, la atención a la autogestión comunitaria y la reproducción
cultural como factores importantes para la sostenibilidad.
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