Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
Pável Revelo Álvarez  
Vilda Rodríguez Méndez  
María del Carmen Véliz Torres  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 24/07/2022  
Aprobado: 20/12/2022  
Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica  
escolarizada en Camagüey (1915-1961)  
Periodization of the historical-pedagogical process of Catholic school  
education in Camagüey (1915-1961)  
Resumen  
El artículo es resultado de una tesis y una tarea del proyecto Conocimiento histórico  
pedagógico de la enseñanza de la historia de Cuba y América Latina y el Caribe,  
que está a su vez, en correspondencia con la línea de Historia de la Educación del  
grupo de Profesionalización de los Sujetos Educativos del Centro de Estudios de  
Ciencias de la Educación “Enrique José Varona” (CECEDUC) en Camagüey. El  
objetivo es analizar el proceso histórico-pedagógico de la educación católica  
escolarizada en Camagüey (1915-1961). Se asumen criterios por el autor para  
establecer la periodización de la educación católica escolarizada (1915-1958),  
atendiendo a las fundaciones realizadas en la República y en Camagüey tales como:  
género, clase social a la que pertenecían los niños, color de la piel; orden por fechas  
de las fundaciones; figuras locales representativas vinculadas a la historia  
institucional; congregaciones religiosas con fines educativos que impactaron en la  
ciudad de Camagüey. Esos criterios pueden ser utilizados en otros estudios  
similares. La información que emana del conocimiento de los procesos histórico-  
pedagógico, con la que se reconstruye la memoria de estos colegios es inédita, a  
partir de lo que aportaron los documentos escritos, la observación y la experiencia  
de vida de los egresados, se ofrecen nuevos datos que enriquecen la historia de la  
educación en la localidad y en Cuba.  
Palabras Claves: proceso histórico-pedagógico, educación católica escolarizada.  
Abstract  
The article is the result of a thesis; it is a task of the project historical-pedagogical  
knowledge of history teaching in Cuba and Latin America and the Caribbean, which  
is in turn in correspondence with the line of History of Education of the group of  
1
Máster en Cultura Latinoamericana. Licenciado en Estudios Socioculturales. Profesor Auxiliar. Departamento  
de Estudios Socioculturales. Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”. Camagüey, Cuba.  
2 Doctora en Ciencias Filosóficas. Licenciada en Filosofía. Profesora Titular. Editorial universitaria. Universidad  
de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”. Camagüey, Cuba.  
3
Doctora en Ciencias de la Educación. Licenciada en Historia. Profesora Titular. Departamento de Historia.  
Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte Loynaz”. Camagüey, Cuba.  
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Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
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Número: 1  
Recepción: 24/07/2022  
Aprobado: 20/12/2022  
Professionalization of Educational Subjects of the Center for the Study of Education  
Sciences "Enrique José Varona" (CECEDUC) in Camagüey. The objective is to  
analyze the historical-pedagogical process of Catholic school education in  
Camagüey (1915-1961). The author assumes criteria to establish the periodization of  
Catholic school education (1915-1958), taking into account the foundations carried  
out in the Republic and in Camagüey such as: gender, social class to which the  
children belonged, skin color; order by dates of the foundations; representative local  
figures linked to the institutional history; religious congregations with educational  
purposes that had an impact on the city of Camagüey. These criteria can be used in  
other similar studies. The information that emanates from the knowledge of the  
historical-pedagogical processes, with which the memory of these schools is  
reconstructed is unpublished, from what was contributed by the written documents,  
the observation and the life experience of the graduates, new data are offered that  
enrich the history of education in the locality and in Cuba.  
Key words: historical-pedagogical process, Catholic school education  
Referentes generales para sustentar la caracterización del panorama  
educacional en Camagüey  
Para realizar la sistematización de los elementos que contiene el proceso histórico-  
pedagógico Justo Chávez orienta sobre la necesidad de que se introduzcan  
periodizaciones y se precisen “etapas fundamentales por las que ha atravesado un  
determinado proceso histórico o la personalidad que se estudia” (Chávez, 1996,  
p.19) con el objetivo de establecer un orden y que se puedan trabajar una mayor  
cantidad de aspectos.  
En el libro Bosquejo de las ideas educativas en Cuba (1996) Chávez ofrece una  
periodización de la República, dividida en dos etapas; la primera se refiere a la  
defensa de la nacionalidad cubana a través de la educación (1902-1933) y la  
segunda al movimiento reformista educativo y esfuerzo educativo democratizador  
revolucionario (1934-1958).  
Las dos etapas propuestas por este autor se toman como referentes generales para  
sustentar la caracterización del panorama educacional en Camagüey; luego, se  
singulariza, a partir de la elaboración de una periodización subdividida, que abarca el  
tiempo de comienzo de la educación religiosa católica escolarizada en esta ciudad  
(1915) durante la República, que no es coincidente en su totalidad con las  
propuestas anteriores para la educación general, ni con las de otras partes del país,  
por las especificidades del objeto en que se centra este estudio, la educación  
católica escolarizada en Camagüey.  
La investigación se enmarca en la ciudad de Camagüey, segundo territorio de mayor  
instrucción en la república, con respecto a otras urbes cubanas; se analizaron los  
colegios de confesionalidad católica. La tipología educativa escogida fue  
representativa porque dentro de la iniciativa privada cristiana es la que más escuelas  
funda para todas las clases, “preferencia cimentada en actividades económicas  
fundamentales como la ganadería” y la producción azucarera las cuales producían  
cuantiosas ganancias(Sosa, 1997, p. 193)  
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La ganadería fue un renglón económico fundamental en Camagüey hasta los  
primeros años del siglo XX; según el censo de 1899 en la producción azucarera la  
provincia tuvo el último lugar, pero ya en el 1923 tenía 29 centrales y el primer  
puesto en el país, en este momento existe una sacarocracia muy fuerte que lleva a  
ese desarrollo. Contribuyeron al desarrollo económico local la ganadería y la  
industria azucarera, se necesitaba una fuerza de trabajo instruida para que  
reemplazara a aquellas que en breve tiempo se retirarían del mercado, que casi  
siempre, serían los mismos hijos y familiares de los antiguos trabajadores.  
Esto demuestra que existía una demanda de este tipo de educación, que formaba  
además en oficios y trabajos manuales y, a la vez, ayuda a explicar la necesidad de  
adoctrinamiento de un recurso humano reproductor de la estructura social burguesa  
de ese momento histórico concreto.  
Es lógico que creciera el interés de las familias adineradas en que sus hijos  
recibieran ese tipo de formación, que añadía prestigio social a su posición  
económica y además tenían con qué pagarla, e incluso, al igual que en otras zonas  
del país, la existencia de una burguesía negra, con sus particularidades, facilitó que  
un grupo de mujeres camagüeyanas de ese color de piel, que pertenecían a la élite,  
por gestiones de personalidades influyentes, blancos4 (Cayetano, 1923) pudieran  
educarse en colegios privados de confesionalidad católica aunque, por supuesto, no  
en las mismas escuelas.  
Tales circunstancias, vinculadas a la fuerza de la tradición cristiana católica de la  
localidad que se arrastra desde la Colonia, contribuyeron a crear un escenario  
propicio para acentuar el poder simbólico del sistema educativo de los colegios  
católicos, en la formación de sus educandos e influir en todo el espacio social, lo que  
obliga a tenerlo en cuenta, a su vez, como una pieza que engrana con la cadena de  
un sistema mayor que es la sociedad del período objeto de estudio.  
Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica  
escolarizada en Camagüey  
Etapa de 1915-1933  
En Puerto Príncipe comienza la labor educacional institucionalizada a partir del siglo  
XVIII y se extiende lentamente a lo largo del siglo XIX. Un grupo de órdenes  
masculinas son las que al principio tienen la hegemonía de instruir a algunos niños  
en la ciudad, fueron los mercedarios (1601); franciscanos (1736); jesuitas (1750) y  
los escolapios (1836) quienes iniciaron su labor docente en la Colonia y la  
continuaron en la República hasta 1961. No sucedió lo mismo con las órdenes  
femeninas que fundaron colegios en el período Colonial: ursulinas (1817) y  
sanchinas (1869) que fundan el Asilo San Juan Nepomuceno. Ninguna extiende esta  
labor hasta 1961.  
4
Cayetano de Quesada; Altica Agramonte, sobrina de Dolores Betancourt. Se conservan solo dos cartas en el  
Arzobispado de Camagüey, fechadas el 28 de febrero de 1923 y la otra el 13 de noviembre de 1923, firmadas por  
Cayetano de Quesada y dirigida al Obispo, Monseñor Enrique Pérez Serantes que acreditan las ideas anteriores.  
Los folios no se encuentran clasificados por números consecutivos.  
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A partir de estas primeras fundaciones, en el siglo XX se suceden otras que ganan  
en número y en organización. Nuevas órdenes y congregaciones arriban a la Isla, y  
Camagüey, según el número de colegios fundados, se convierte, después de La  
Habana, en la ciudad preferida para instaurar escuelas.  
Para la periodización propuesta se establecieron los siguientes criterios: género,  
clase social y color de la piel de los estudiantes; orden y fecha de los hechos  
históricos fundacionales; personalidades locales representativas vinculadas a la  
beneficencia e historia institucional, y congregaciones religiosas que fundaron las  
escuelas. Los datos fueron extraídos de los expedientes del Archivo Histórico  
Provincial y de las entrevistas a expertos.  
Para homogeneizar y establecer un orden en la periodización, esta se dividió en dos  
etapas, una que abarca los años comprendidos dentro de la Primera República entre  
1915 y 1933 y luego el otro lapso temporal está en correspondencia con la etapa de la  
llamada Segunda República por Fernando Martínez Heredia, que se desarrolla desde  
1934 hasta 1958.  
La descripción del período y el proceso estudiado permite considerar como  
principales hitos generales los siguientes: en 1915 se inician las fundaciones de  
colegios católicos en la ciudad de Camagüey dentro del período republicano; si en la  
Colonia hubo predominio de la instrucción masculina, esta etapa de la República  
(1915-1933) está caracterizada por la educación femenina, pues se construyeron en  
la ciudad cuatro nuevos colegios católicos para niñas, en este orden: teresianas  
(1915), salesiana (1922), oblatas (1924) y el Asilo María Montejo Tan (1926).  
Anteriormente existía la escuela de las ursulinas que se hereda del período colonial pero  
que interrumpe su función instructivo- educativa en la localidad el 14 de septiembre  
de 1932 y se fusiona con la comunidad de religiosas de La Habana, dando la  
oportunidad a que se gestara en 1933 un nuevo proyecto educativo católico en la  
sede desocupada por ellas. En esta época comienza a desarrollarse un grupo de  
acciones benéfico-constructivas en los colegios con el apoyo de personalidades  
acaudaladas e influyentes de la localidad, quienes apoyaron con gestiones y  
tributaron con grandes sumas de dinero para la edificación de las escuelas  
confesionales.  
Estos hitos permiten dentro de estos años seleccionados (1915-1933) el  
establecimiento de la siguiente periodización en subetapas:  
Primera subetapa (1915-1922): fundación de colegios para niñas ricas,  
blancas de la más alta clase social con la intervención exclusiva de la Iglesia.  
Segunda subetapa (1922-1922): Se erigen colegios fundamentalmente para  
niñas ricas, blancas y comienza la influencia conjunta de la Iglesia y de la  
mayor benefactora de la localidad para la construcción de escuelas.  
Tercera subetapa (1922-1924): Continúa la fundación de colegios de niñas  
blancas y negras de diversas clases sociales e influyen personalidades de la  
localidad radicadas fuera del país en conjunto con la jerarquía eclesial.  
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Cuarta subetapa (1924-1933): Continúa la fundación de colegios para niñas  
pobres y de clase media, huérfanas y no huérfanas, blancas y no blancas;  
concluye la influencia de personalidades en las construcciones de escuelas.  
Se gestan nuevos proyectos de ampliar la educación confesional.  
Primera subetapa (1915-1922): Las primeras religiosas que llegan a Camagüey en la  
República para fundar un colegio confesional católico fueron la comunidad de la  
Compañía de Santa Teresa de Jesús, más conocidas como teresianas. A Cuba  
habían arribado en el año 1914 debido a las persecuciones desatadas contra los  
religiosos, tras la revolución mexicana y la toma de posesión de Madero como  
presidente de aquel país, y ya en 1915 se establecen oficialmente en esta ciudad.  
En ese mismo año funcionan otras escuelas similares en las ciudades de Santa  
Clara y Guantánamo.  
El 8 de septiembre de 1915 es autorizada oficialmente su fundación por el obispo de  
la Diócesis de Camagüey Valentín Zubizarreta y Unamuzaga (fraile Carmelita  
Descalzo) y el 1 de octubre de 1915 abre sus puertas el colegio Santa Teresa de  
Jesús. La primera alumna matriculada fue Ena Galán Sariol; también, “junto a ella,  
ingresan al colegio: Sacramento Valduesa, Mercedes Martínez, Gloria Martínez,  
María Guerrero, América Escobar, Mercedes Bové, Estela Agramonte y Virginia  
Agramonte (estas dos últimas, nietas de Ignacio Agramonte)” (Castillo, 2016, p. 6).  
Su primer centro estuvo ubicado en la calle Estrada Palma 32ª (hoy Ignacio  
Agramonte 190-192), entre Avellaneda y Domingo Castillo, luego con el fin de  
ampliarse compraron varias casas y establecieron su sede en la calle Popular entre  
Padre Valencia y López Recio.  
El primer claustro de este centro lo constituyeron: Elena Hernández, como superiora  
(provenía de Mérida, Yucatán) y las madres Adela Telo, Ángela Jardí y Dolores  
Claramonte, quien fuera declarada el 13 de febrero de 1954 hija adoptiva de  
Camagüey por su meritoria labor social y educativa, según refiere el periódico El  
Camagüeyano.  
El teresiano de la calle Popular es un edificio monumental, uno de los más  
compactos de la zona, de tres pisos, ubicado topográficamente en la parte alta de la  
ciudad, cercano a la plaza y al templo religioso, con gran amplitud de los espacios  
interiores y campo deportivo anexo a las afueras de la ciudad5. Excepto en el nivel  
de parvulitos, que aceptaba a niños, el colegio admitía generalmente solo a niñas  
blancas6, de la más alta burguesía camagüeyana.  
Allí se cursaba desde el kindergarten hasta terminar la primaria superior (octavo  
grado); luego podían ir al bachillerato o estudiar en la escuela de comercio y  
secretariado; en menor número, las egresadas estudiaban también en la escuela del  
hogar; las alumnas del colegio teresiano tenían una disciplina férrea7. Estas  
5
El club o campo deportivo de las teresianas es la propiedad donde hoy se ubica el Hospital Psiquiátrico de  
Camagüey René Vallejo Ortiz.  
6
Refiere la informante clave Alba Delia de la Hoz que en una ocasión conoció una mulatica muy clara en el  
colegio pero que esto era una rareza.  
7 Historia de vida de Yolanda Villalobo, egresada teresiana del colegio de la calle Popular.  
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normativas eran para cualquiera de sus escuelas, también fue implementada en otra  
fundación teresiana que existió en la ciudad.  
Asistieron a este colegio de élite las hijas de los dueños de negocios más influyentes  
de Camagüey como Natacha Loret de Mola, cuyo papá fue propietario del Teatro  
Alkázar; Nina Peredo, hija del gerente de la empresa Coca Cola; Teresita Beck,  
proveniente de una familia que era dueña de varias peleterías; y Martha Lucrecia  
Rodríguez Rondosa, descendiente de un nombrado comerciante en la región que  
fue quien mandó construir la casa de influencia Art Noveau, ubicada frente a la  
Catedral, hoy Casa de la Diversidad Cultural, copiando las corrientes estilísticas más  
renovadoras del momento, entre otras tantas niñas cuyo nivel económico les  
permitía poder pagar la alta cuota establecida para acceder a este tipo de  
educación.  
Segunda subetapa (1922-1922): En este mismo año 1915, en que comienzan la  
labor instructiva educativa de las teresianas, la congregación de salesianas, a  
petición de Dolores Betancourt Agramonte se interesa en fundar colegios en la  
ciudad de Camagüey: “el 24 de julio de 1915, logran las religiosas de María  
Auxiliadora (salesianas) suscribir un convenio para que comenzase a entrar su  
congregación” (Fernández, 2016, p.367); pero no es hasta agosto de 1922, tras el  
encargo y la muerte de la señorita Betancourt, que se funda en Camagüey el primer  
colegio de salesianas. A esta primera escuela le pusieron por nombre Dolores  
Betancourt, en honor a su benefactora, conocida popularmente como la Señorita  
Medio Millón, aunque esta escuela es más conocida como el colegio de Luaces, y  
estuvo dirigida por las religiosas del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.  
Comienza en la ciudad una obra educativa que en breve se expandirá, respaldada  
por la herencia económica dejada por esta personalidad local de innegable  
influencia.  
El edificio está ubicado en la parte alta de la ciudad, en la calle Luaces número 52,  
antaño fue propiedad de Tomás Pío Betancourt y Sánchez Pereira y de Doña  
Merced Agramonte, padres de Dolores Betancourt; frente de la Plaza de San  
Francisco; separado de todos los edificios colindantes. Las calles finalizan al frente  
del colegio, y se utiliza la esquina en la construcción. Su composición volumétrica,  
biplanta, que dialoga con otros enclaves del repertorio religioso, en tamaño y altura  
solo es comparable en la zona con el templo del Sagrado Corazón de Jesús y el  
colegio de los escolapios, ambos también costeados por la señorita Betancourt. Esta  
escuela, al igual que sus homólogas salesianas contaba con un campo a las afueras  
de la ciudad para la práctica de deportes8.  
Se trata de un colegio pensado para niñas blancas de clase media o alta, aunque  
recibía excepcionalmente alguna negra que tuviesen la tonalidad de la piel muy clara  
y que fuera de clase social alta o media; los niveles educacionales que se cursaban  
eran desde el pre-escolar hasta el octavo grado, luego se matriculaban en el  
bachillerato, la escuela de comercio o la escuela del hogar. Hasta ese momento no  
existía ningún colegio en la provincia para las negras, a diferencia de La Habana,  
8 Estaba ubicado frente al hoy hospital Amalia Simoni, a la entrada tenía una estatua grande de San Juan Bosco.  
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Matanzas y uno de vida muy efímera en Santa Clara. El colegio recibió una  
matrícula permanente de “400 niñas y adolescentes, entre ellas había 60 internas,  
incluyendo algunas huérfanas y otras de escasos recursos” (Fernández, 1997, p.  
209) que constituían un ínfimo grupo.  
Tercera subetapa (1922-1924): Si en el año 1922 existe una incipiente integración  
de niñas no blancas a los colegios, en 1924, en la ciudad ocurre un acontecimiento  
insólito: se funda por primera vez un colegio católico para negras, regentado por  
religiosas de ese mismo color de piel. Esto conduce a reflexionar sobre la existencia  
en la provincia de una pequeña burguesía negra,9 que desde épocas tempranas  
comprendió el valor de la educación como la vía para lograr una movilidad social  
ascendente. Comenzó un proceso, dentro de la Iglesia católica local, de incorporar  
tímidamente a esas niñas dentro de su proyecto educativo, a la vez que las  
concentraba de manera focal en un espacio específico.  
El primer colegio católico de religiosas Oblates Sisters of Providence o Hermanas  
Oblata de la Providencia OSP se llamó Academia Cayetano de Quesada, en honor  
al mayor gestor que influyó para que trajeran a esta congregación a la ciudad,  
principeño de nacimiento y quien fue nombrado Cónsul de Cuba en Nueva York; las  
oblatas se ubicaron en la calle Lugareño, número 39, esquina a Rosa la Bayamesa,  
colindante con la barriada del Cristo, territorio con predominio de personas  
asentadas de color de piel negra y donde existían instituciones socioculturales para  
no blancos.  
Su primera escuela se ubicó en la esquina, es el único colegio que fue construido  
con una sola planta, de fachada sobria y no se encuentra separado de edificios  
colindantes, no está acompañado ni precedido de plaza o espacio anterior amplio y  
se localiza distante del templo para el culto.  
En los primeros niveles educativos se admitían algunos niños del sexo masculino,  
externos, pero era de forma excepcional. Se fundó con la intención de educar a  
niñas no blancas, perteneciente en su mayoría a la burguesía negra y de clase  
media, también se ofertaba un plan de becas. Muchas de estas niñas procedían de  
otros planteles educacionales o que mantenían contactos con las religiosas de la  
congregación o alguna personalidad influyente de la región.  
Cuarta subetapa (1924-1933): En el año 1926, se inaugura el Asilo Amparo de la  
Niñez María Montejo Tan, nombrado así haciendo honor de su benefactora y  
fundadora camagüeyana, una institución apoyada por la comunidad de religiosas de  
las Hermanas de María de la Medalla Milagrosa10. Se construyó el asilo-colegio en la  
9 Asociar la palabra burguesía únicamente con las personas de color de piel blanca con caudal económico ha sido  
un error distendido en el imaginario popular, incluso en este estudio al entrevistar a las negras que tenían buena  
posición dentro de la estructura social no se representan a sí mismas como pertenecientes a una burguesía por  
creer que son calificativos para los blancos.  
10  
Subirat; Cárdenas y Galdós (2021) en el artículo María Montejo Tan y el asilo Amparo de la Niñez refieren  
que el nombre de la congregación era Hijas de María Milagrosa, sin embargo, no se ha encontrado ninguna  
congregación con este nombre. Las religiosas de esa escuela usaban un hábito parecido al de las Hijas de la  
Caridad de San Vicente de Paúl. Las Hermanas de María de la Medalla Milagrosa derivan de las Hijas de la  
Caridad y sus reglas están en el espíritu de San Vicente de Paul. Es por eso que tras la muerte de Montejo Tan,  
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barriada de la Vigía, pero no en su arteria principal, sino que se erige en la calle  
Teniente Cañón número 152, entre Gonzalo de Quesada y Fernando de Zayas.  
Esta escuela inicialmente contaba con un solo piso; al terminarse el inmueble fue el  
más alto del entorno. Se trata de un edificio compacto, independiente del resto del  
repertorio habitacional que lo circunda, construido en la esquina. Aunque era una  
escuela internado para niñas, también asistían niños a instruirse en condición de  
externos, de cualquier color de piel, pobres, huérfanos y no huérfanos; algunas niñas  
tenían familia y contribuían con pago o fuerza de trabajo con la institución. En el  
colegio se preparaba desde pre-escolar hasta el sexto grado.  
Además de la conocida casa del amparo filial, en el año 1932, Montejo Tan, debido a  
las recurrentes problemáticas en la instrucción, decide ampliar su labor educativa  
extendiendo su obra misionera fuera de los marcos conventuales. Así enseña a  
niños en sus casas y abre un nuevo plantel escolar privado, al cual nombra La Fe,11  
para ambos sexos con clases externas de ocho a once de la mañana y de una a  
cuatro de la tarde.  
Para 1932 se estaba ideando la fundación de un nuevo colegio para niñas por las  
salesianas, en la antigua sede que ocuparan en otra época las ursulinas, pero en  
ese año el llamado Ciclón del 32 azotó a Camagüey y la institución se convirtió en  
una cocina económica. En 1933 continuaron las gestiones para que se abriera la  
escuela que contaba con el apoyo económico de la extraordinaria suma de dinero  
que había dejado la mayor benefactora de las escuelas católicas y otras obras que  
tuvo la ciudad de Camagüey en la República, Dolores Betancourt, proyecto no  
materializado hasta inicios de la Segunda República.  
Etapa de 1934-1958  
Esta segunda etapa dentro del período republicano en Camagüey está  
caracterizada, a partir del interés de este estudio, por la construcción de centros  
confesionales católicos escolarizados para la formación de niños del sexo masculino  
acorde con sus respectivas concepciones de género; incluso se reciben alumnos de  
otras provincias “como de Las Tunas porque no había colegios católicos de varones  
en ese territorio” (Guzmán, 2001, p. 50). Se fundan dos colegios, uno de salesianos  
y otro de maristas. Del período colonial se había heredado la escuela de los  
escolapios, que mantuvo sus funciones hasta 1961, con un reglamento muy exigente  
que imposibilitaba la entrada de muchos niños.  
La educación para niñas continuó expandiéndose a pesar de que en este periodo no  
arribó ninguna nueva orden o congregación femenina. Las que ya están instaladas  
en la localidad, excepto las Hermanas de María de la Medalla Milagrosa que  
en 1943, como afirman estos autores, el 29 de agosto de 1945, llegan las Hijas de la Caridad, de San Vicente de  
Paul, para hacerse cargo de la dirección de la Institución.  
11  
Este dato es inexacto la referencia de que fue inaugurado en enero de 1932 en Cristo número 16 se puede  
confrontar en el Directorio Social 1931. Camagüey, p. 144. Autores como Subirat; Cárdenas y Galdós (2021)  
apuntan que este colegio fue fundado en 1916 y estuvo situado en la calle Real No 126, hoy Avenida de los  
Mártires en la Vigía. El autor de esta investigación no encontró el dato de la fundación del plantel educativo La  
Fe en 1916, ni en el expediente del Archivo Histórico Provincial, ni en la prensa local. Quizá en fechas  
diferentes se pudo haber cambiado de dirección el local para la instrucción como era frecuente en la época.  
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laboraban en el Asilo Amparo de la Niñez, las otras, realizan nuevas fundaciones:  
las salesianas abren dos escuelas en 1935 y 1936; en 1952 funciona el plantel  
teresiano del reparto Saratoga (por primera vez una escuela con educación mixta  
durante toda la primaria hasta la superior), y se edifica un segundo colegio de  
oblatas, que es el último que se inaugura en 1958. Para realizar una descripción  
organizada, el autor ha establecido también cuatro subetapas que con posterioridad  
muestran niveles de detalles. Las mismas son:  
Primera subetapa (1934-1935): Fundación de colegios para niños de  
diferentes clases sociales, pero no ricos; en su mayoría blancos, aunque en  
menor número reciben a negros. Continúa la influencia de personalidades  
locales.  
Segunda subetapa (1935-1941): Comienzan las nuevas fundaciones de  
colegios femeninos por congregaciones ya establecidas en la ciudad de  
Camagüey desde el período anterior; se reciben en los colegios de manera  
estratificada a niñas de clase media y pobres, y continúa la influencia de  
personalidades de la localidad.  
Tercera subetapa (1941-1952): Se funda el mayor colegio en la ciudad de  
Camagüey con una súper infraestructura para niños, ricos y blancos.  
Cuarta subetapa (1952-1958): Las congregaciones ya establecidas en la  
ciudad continúan realizando nuevas fundaciones para niñas blancas y negras  
de todas las clases sociales y dentro del colegio católico el espacio social es  
compartido ahora por niños y niñas, aunque prevalecen las construcciones de  
género para cada sexo.  
Primera subetapa (1934-1935): Dentro de la República, en 1934, es que se autoriza  
la construcción del colegio de Artes y Oficios Dolores Betancourt para la formación  
de niños. En 1936 llega a la provincia el señor Higinio Paoli para trabajar como  
profesor de la escuela parroquial y del colegio de ese plantel.  
A la escuela se le puso por nombre también Dolores Betancourt, al igual que uno de  
los que habían sido fundados por las religiosas salesianas para niñas; de esta forma  
se seguía honrando la memoria de quien fuera la mayor benefactora de la  
congregación salesiana en el país y la dama más acaudalada de esta provincia. Ello  
es evidencia de lo que significó esta mujer para la sociedad camagüeyana de la  
época y en particular para la Iglesia católica, pues apoyó con mucho dinero a la obra  
educacional salesiana en Camagüey. Es por eso que, con relación al resto de las  
provincias del país, en esta ciudad existe la huella patrimonial de la mayor presencia  
de planteles salesianos.12Es también una novedad que en Cuba, considerando las  
concepciones de género de la época, un colegio para niños llevase el nombre de  
una fémina y no precisamente de una de las advocaciones marianas del santoral  
católico.  
12  
Solo comparable en igualdad con La Habana, a diferencia que los de la capital cubana no contaron con el  
apoyo de Betancourt Agramonte.  
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Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
Pável Revelo Álvarez  
Vilda Rodríguez Méndez  
María del Carmen Véliz Torres  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 24/07/2022  
Aprobado: 20/12/2022  
El colegio se fundó en la Calle Padre Felipe, en la barriada de la Caridad. Se trata de  
una construcción monumental, separada del resto de las edificaciones, distante del  
centro comercial camagüeyano, que jerarquiza en el entorno con relación a las  
viviendas que conforman el repertorio habitacional. Recibía a niños, en su mayoría  
blancos, aunque en el alumnado había de otros colores de piel, incluso negros, casi  
todos procedentes de padres obreros. Los niños estudiaban desde el nivel pre-  
escolar hasta el octavo grado, y eran adiestrados en un oficio. Fue el segundo  
colegio que ayudó a solventar la Señorita Medio Millón, aunque no el último: luego  
se construyeron, a causa de la alta demanda social otros dos planteles de esta  
congregación, también para niñas.  
En el año 1935 se funda otra escuela más de esta congregación, la Academia María  
Auxiliadora, también bajo la égida de las Hijas de María Auxiliadora (salesianas),  
situada en la barriada de la Vigía, en la Avenida de los Mártires número 219.La  
construcción se realizó en un barrio que comenzaba a desarrollarse  
económicamente a causa del progreso del ferrocarril en la región. Fue un edificio  
moderno de dos plantas, con escasos elementos decorativos; no fue de los planteles  
docentes más relevantes de su tiempo. El alumnado lo conformaban niñas,  
preferentemente blancas, de clase social media, y se estudiaba desde la primaria  
hasta el octavo grado.  
El 7 de septiembre 1936 sucede la tercera fundación, también de las salesianas: el  
colegio Santa María Mazzarello, ubicado en un lugar donde se asentaba la población  
que contaba con escasos recursos económicos, en la barriada del Carmen; el  
edificio es colosal dentro del repertorio religioso y habitacional que lo acompaña,  
aunque se acogiera en su interior a niñas de pocos recursos. La instalación de  
antaño fue propiedad de las Madres de Santa Úrsula de Medici (ursulinas), o sea  
que el colegio no se construyó por encargo de la congregación salesiana, aunque sí  
la obra económicamente fue apoyada entre otros benefactores por la suma de  
dinero que dejó en herencia la señorita Betancourt.  
El sólido edificio está muy cercano a la plaza, separado del resto de las  
edificaciones, con amplios espacios para la función educativa, y lo acompaña el  
templo para el culto. El colegio matriculó a niñas generalmente blancas, aunque  
fueron recibidas en la institución algunas negras; se podía cursar el nivel primario  
hasta terminar el octavo grado. “Allí recibieron enseñanza miles de niñas, unas con  
beca total, otras con media beca. Este colegio llegó a ser la obra más completa de  
las madres salesianas en Cuba,13 sin soslayar la relevancia que tuvo la fundación  
salesiana masculina en la región.  
En contraste con la escuela anterior de niñas pobres, también en la Vigía, el 10 de  
octubre de 1936 se inauguró el primer colegio de la congregación de los Hermanos  
Maristas de la Enseñanza: el Marcelino Champagnat, con una vida muy efímera. Su  
primer plantel estuvo enclavado en la Avenida de los Mártires, número 92, entre la  
13  
Zoraida Pedroso Oropesa, egresada de las salesianas que estudió en el colegio Santa María Mazzarello. Es un  
criterio muy condicionado por la vivencia en la escuela: las alumnas que estudiaron en el colegio de Luaces  
refieren lo mismo, no así las que transitaron por la Vigía, quienes comentan que su colegio era insignificante con  
relación a los anteriores.  
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Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
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María del Carmen Véliz Torres  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 24/07/2022  
Aprobado: 20/12/2022  
Iglesia de San José y el Colegio e Iglesia Episcopal de San Pablo, y frente a la calle  
Fernando de Zayas. De manera rápida y ante la demanda de la población  
circundante de que se construyera una escuela acorde a su condición de clase, se  
compró un terreno en Avenida de los Mártires número 111 hacia donde se trasladó  
el nuevo centro dirigido a la instrucción-educación.  
Tercera subetapa (1941-1952): El colegio Champagnat abrió sus puertas el 16 de  
noviembre de 1941. El edificio es el más compacto y elegante del entorno; de estilo  
art decó, está ubicado en la esquina y separado de edificios colindantes; construido  
topográficamente en la parte alta de la ciudad, en su frente existe un gran espacio  
simulando una pequeña plaza; los espacios interiores son amplios, iluminados y  
ventilados, con extensos pasillos alrededor del campo de deporte. Es el único  
colegio al que se le construyó una piscina.  
A esta escuela solo asistían niños ricos, de color de piel blanca. Se estudiaba desde  
el pre-escolar hasta el octavo grado. El plantel educativo estaba incorporado al  
Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey, por el que transitaba casi la  
matrícula completa de la escuela porque era el paso anterior para ingresar a la  
universidad y luego recibirse como profesionales. Dentro del conjunto de edificios  
que conforman el repertorio educacional católico republicano, el colegio  
Champagnat fue el único construido de estilo art decó, “lujoso, magno, de gran  
elegancia y sobriedad planificado para recibir a un alumnado que pertenecía a la  
más alta burguesía blanca camagüeyana” (Izaguirre, 2019, p. 48).  
Cuarta subetapa (1952-1958): El otro plantel educativo que fundaron las teresianas  
fue inaugurado el 16 de febrero de 1952, y lo bendijeron bajo la protección del  
Sagrado Corazón de Jesús. El colegio inició con la acción de matricular a más de  
ochenta niños y niñas para el curso escolar del 1ro de septiembre de 1953; las  
clases eran diurnas, de lunes a sábado, y en la noche recibían instrucción adultos en  
mecanografía, taquigrafía, corte y costura e idiomas; en 1954 asistían ciento sesenta  
tres alumnos, para el año 1958, llegaron a una matrícula de más de cuatrocientos  
estudiantes. La instalación es un edificio biplanta, de estilo moderno, separado del  
resto de las edificaciones, con el campo de deporte incluido, ubicado en el reparto  
Saratoga. “La escuela era mixta, gratuita, asistían niños de todo tipo de color de  
piel,”14algunos pobres, otros de clase media, y comprendía los niveles desde  
preescolar hasta el octavo grado. Luego de terminado el nivel primario, según su  
posición social, algunos alumnos transitaban a otras escuelas. Este colegio funcionó  
internamente con los mismos principios disciplinares y de comportamiento que su  
homólogo teresiano de la calle Popular.  
En la década de los 50, las OSP construyeron un segundo colegio para ampliarse,  
La Inmaculada. Una magnífica instalación, biplanta, de gran solidez, de estilo  
monumental, que jerarquiza en el entorno donde se encuentra enclavada, con  
amplios espacios para la recreación, campo de deportes incluido, y también se ubica  
aprovechando la esquina. Se trató de la ampliación de una escuela edificada para  
niñas negras, de gran significación para una minoría étnica con aspiraciones de  
14 Entrevista al exalumno Jorge Luis Varona.  
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Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
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ascender en la escala social; era otro de los planteles de pago donde tuvieron  
oportunidad de asistir niñas de clases rica, media y en menor número recibieron  
también a pobres.  
Consideraciones finales  
Llegado a este punto se puede concluir que en todas estas instituciones escolares  
católicas camagüeyanas existen regularidades desde el punto de vista topográfico,  
ya apuntadas por Amarilis Echemendía Morffi estas se ubicaron:  
Al frente o a un lateral de la plaza; separadas de edificios colindantes; ubicación en la  
cota topográfica más alta del sitio donde se enclavan o en su defecto se elevan sobre  
un basamento o pódium; el cierre, con su figura de la perspectiva de calles que  
mueren al frente o esquinas; esbeltas torres y arcaicas cúpulas casi exclusivas de  
este repertorio arquitectónico, composición volumétrica compacta y mayores  
proporciones de las que lo rodean. (Hechemendía, 2016, p. 217)  
Es innegable la idoneidad constructiva de estas escuelas que aun en la actualidad,  
excepto el antiguo colegio de salesianas de la calle Luaces15 mantienen la misma  
función educativa, ahora con una prestación pública y gratuita.  
La periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica  
escolarizada en Camagüey (1915-1961) en primer término posibilita constatar la  
presencia de un sistema eclesial que procura servir a la educación, con aciertos y  
equivocaciones; no escapó de reproducir esquemas, tabúes de la sociedad en que  
se insertó y extendió hasta sus aulas la exclusión en lo racial y lo social.  
Por otra parte, promovió humanamente a un grupo de personas; no se limitaron a  
impartir instrucción general, sino que se formaron también a trabajadores manuales  
en oficios, especialidades técnicas, labores del hogar y en los cuidados. En esta  
ciudad del interior del país se lograron cubrir todos los niveles de enseñanza:  
elemental, media, técnica, excepto la superior. Existieron colegios separados por  
sexos, clase social y color de la piel.  
Referencias  
Castillo, M. y Revelo, p. (2019). Historia de vida del colegio de la compañía de Santa  
Teresa de Jesús, en Camagüey. En Ciencia e Innovación Tecnológica Vol. IX.  
(pp. 357-363). Cuba: Editorial Académica Universitaria-Opuntia Brava.  
Chávez, J. (1996). Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. La Habana,  
Cuba: Pueblo y Educación.  
Directorio Social de Camagüey (1931). Camagüey: Imprenta El Camagüeyano.  
Echemendía, A. (2016). La arquitectura católica cubana. En J. Estrada (comp).  
Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana. Miami, Estados Unidos: Universal.  
Fernández, T. (1997). Historia de la Educación católica. 1582-1961. (Tomo II.) (Vol.  
I). Miami, Estados Unidos: Universal.  
15 Es el actual policlínico José Martí.  
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Periodización del proceso histórico-pedagógico de la educación católica escolarizada en  
Camagüey (1915-1961)  
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María del Carmen Véliz Torres  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 24/07/2022  
Aprobado: 20/12/2022  
Fernández, A. (2016). Obra social de la Iglesia Católica en Camagüey, siglo XX. En  
J. Estrada (comp). Iglesia Católica y Nacionalidad Cubana (pp.376-388).  
Miami, Estados Unidos: Universal.  
Guzmán, A. (2001). El proceso pedagógico en los colegios católicos del territorio  
nororiental durante la República neocolonial (1902-1958) (tesis de doctorado  
inédita). Universidad de Holguín, Cuba.  
Henry, K. Z. (2020). Asociaciones de negros y mestizos en la ciudad de Camagüey  
(1879-1961): sus aportes al desarrollo social. Camagüey: Editorial Ácana,  
Camagüey.  
Revelo. P., Rodríguez, V. y Rodríguez, L. (2020). Los colegios católicos (1900-  
1961): patrimonio religioso-educacional de la ciudad de Camagüey. Revista  
Arcada,  
8(1).  
Recuperado  
de  
Sosa, E. y Penabad, A. (1997). Historia de la educación en Cuba (T.V). Ciudad de  
La Habana, Cuba: Pueblo y Educación y Ediciones Boloña.  
Subirat, M., Cárdenas, L. y Galdós, M. M. (2021). María Montejo Tan y el asilo  
Amparo de la Niñez. Revista Islas, 63(200), 172-178.  
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