El arte local en la enseñanza-aprendizaje de la Historia y Apreciación de las artes en la carrera de  
Educación Artística  
Alina Guerra Valdivia  
Gledymis Fernández Pérez  
Sarvelio Guerra Gómez  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 29/07/2022  
Aprobado: 18/12/2022  
El arte local en la enseñanza-aprendizaje de la Historia y Apreciación de las artes  
en la carrera de Educación Artística  
Local art in the teaching-learning of History and Appreciation of the arts in the Art  
Education career  
Alina Guerra Valdivia1 (alinag@ult.edu.cu) (https://orcid.org/0000-0001-9349-190X)  
Gledymis Fernández Pérez2 (gledymisfp@ult.edu.cu) (https://orcid.org/0000-0003-0302-  
2531)  
Sarvelio Guerra Gómez3 (sarveliogg@ult.edu.cu) (https://orcid.org/0000-0003-1324-  
1383)  
Resumen  
La enseñanza-aprendizaje del arte local en la carrera Educación Artística, como  
contenido de las asignaturas Historia y Apreciación de las Artes, ocupa un lugar  
importante en el proceso de formación del educador artístico. Mediante el estudio del  
arte local, el estudiante se apropia de conocimientos que le son afines, aprende  
habilidades que resultan útiles para su ejercicio profesional y se identifica con las  
manifestaciones artísticas de su contexto más cercano, al abordar temáticas de su  
localidad. Sin embargo, aún resulta insuficiente el tratamiento que recibe en los  
acuerdos de los colectivos que se encargan de la tarea formativa. El trabajo tiene como  
objetivo valorar el estado del tema con un acercamiento crítico desde sus resultados  
didácticos y pedagógicos. Los métodos esenciales son cualitativos destacándose la  
observación, la experiencia pedagógica vivencial y los talleres de reflexión crítica y  
opinión colectiva. Se pondera la contribución del arte local como contenido de la  
enseñanza-aprendizaje de la Historia y Apreciación de las artes para la consolidación  
de la identidad de los estudiantes, así como el desarrollo de habilidades y capacidades  
para su desempeño profesional.  
Palabras claves: arte local, educación artística, Historia y Apreciación de las artes,  
enseñanza-aprendizaje.  
Abstract  
The teaching-learning of local art in the Art Education career, as content of the subjects  
History and Appreciation of the Arts, occupies an important place in the training process  
of the art educator. Through the study of local art, the student appropriates related  
knowledge, learns skills that are useful for his or her professional practice and identifies  
with the artistic manifestations of his or her closest context, when dealing with themes of  
his or her locality. However, the treatment it receives in the agreements of the  
collectives in charge of the formative task is still insufficient. The aim of this work is to  
1 Licenciada en Historia del Arte. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
2 Doctor en Ciencias Pedagógicas. Máster en Estudios de Género. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
3 Doctor en Ciencias Pedagógicas. Licenciado en Historia y Marxismo. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
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Número: 1  
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assess the state of the subject with a critical approach from its didactic and pedagogical  
results. The essential methods are qualitative, highlighting observation, experiential  
pedagogical experience and workshops for critical reflection and collective opinion. The  
contribution of local art as a content of the teaching-learning of History and Appreciation  
of the arts for the consolidation of the students' identity, as well as the development of  
skills and abilities for their professional performance, is weighted.  
Key words: local art, art education, History and Appreciation of the arts, teaching-  
learning, local art, arts education.  
Bases metodológicas para estudiar el arte local en la disciplina Historia y  
Apreciación de las Artes  
La enseñanza-aprendizaje del arte local en la carrera Educación Artística, como  
contenido de la Historia y Apreciación de las Artes (HAA), ocupa un lugar importante en  
el proceso de formación de este profesional pues mediante ella se apropia de  
conocimientos artísticos que le son afines, aprende habilidades que les son útiles para  
su ejercicio y se identifica en ellas pues abordan temáticas de su localidad.  
La educación superior en el mundo tiene como finalidad la formación de profesionales  
de diversas ramas para dar respuesta a las necesidades de la sociedad. Por  
consiguiente, se encuentra en constante perfeccionamiento dadas las transformaciones  
que en ella se desarrollan.  
En Cuba la educación superior como política del Estado y el Gobierno, respaldada en  
los Lineamientos del 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba y la Constitución de  
la República, aprobada en 2018, se ha caracterizado por la importancia social pues ha  
dado respuesta a las principales demandas de profesionales de diferentes esferas  
dentro y fuera de nuestro ámbito nacional; asimismo, se fomenta la formación y  
superación de profesionales competentes, comprometidos con su identidad, frente a  
una guerra cultural que impacta y que exige el incremento de influencias dirigidas a  
preservar las tradiciones cubanas.  
En este sentido, el arte local invita a pensar cómo es y cómo sería el mundo en que  
vivimos, plantea problemas para transformar al individuo que lo consume y a la  
sociedad en general. Para ello, es de trascendental importancia conocer la historia  
local, al convivir con el legado de la obra que ha antecedido y construir la nueva historia  
desde el accionar cotidiano. El arte local, en todas sus manifestaciones, forma parte  
también de esa historia, como reflejo de cada época y región, en estrecha relación con  
lo nacional y universal. Por tanto, se precisa su tratamiento por la significación personal  
y social que tiene para los estudiantes, ya que vincula el contenido con el contexto.  
Sin embargo, la realidad educativa todavía muestra un limitado tratamiento del tema. La  
experiencia profesional adquirida por los autores durante el trabajo con la disciplina  
HAA, el intercambio con especialistas, profesores y en especial con los estudiantes,  
permitieron identificar algunas manifestaciones de insuficiencias relacionadas con este  
asunto. De este modo ha podido distinguirse en los docentes una limitada selección y  
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secuenciación del arte local como contenido de dicho proceso. Igualmente es  
insuficiente el uso variado de fuentes portadoras de dicho contenido.  
Por su parte en los estudiantes se evidencia un limitado conocimiento del arte local en  
todas sus manifestaciones, así como un insuficiente dominio de las habilidades, modo  
de actuación y aplicación de lo que se aprende sobre el tema. Lo anteriormente  
expuesto refleja que no se corresponden las exigencias plasmadas en el Modelo del  
Profesional del educador artístico, dirigida a que los estudiantes se apropien de  
conocimientos históricos artísticos, habilidades y valores que le permitan desempeñar  
su rol profesional para ser capaces de discernir y apropiarse de lo mejor de la cultura y  
el arte, con el nivel real de su desarrollo, al abordar el contenido de la HAA.  
Referentes desde la teoría del arte  
Un estudio histórico tendencial del arte local como contenido del proceso de enseñanza-  
aprendizaje de la HAA en la carrera de Licenciatura en Educación Artística, realizado  
mediante la indagación teórica, permitió comprobar que el arte en general dentro de la  
educación es considerado una necesidad invaluable. En medio de un contexto tan  
cambiante, en un mundo que se transforma con rapidez, marcado por las  
desigualdades, se debe reconocer que el conocimiento de la cultura y sus  
manifestaciones contribuye a la lucha contra la intolerancia, las injusticias sociales y  
favorece la adaptabilidad de niños y jóvenes.  
Como disciplina, la HAA ha sido reconocida de gran importancia dadas las  
potencialidades que brinda para la adquisición de habilidades profesionales, cultura  
artística, crítica y apreciación con respecto a las creaciones humanas. Álvarez (2019) y  
Méndez (2022) la singularizan en la Educación Superior y manifiestan su relevancia en  
las carreras de perfil artístico, ciencias sociales y humanísticas, en tanto provee los  
conocimientos necesarios para la comprensión socio-histórica y evolutiva del arte como  
fenómeno social y humano, en estrecha relación con otras ramas del conocimiento  
como la filosofía, la estética, la arqueología, la antropología sociocultural, la historia  
social y económica.  
De acuerdo con Flores (2021), del Solar (2015), Corazón (2021), Álvarez y Nieto (2022)  
y Campos (2021), el arte es además conocimiento y en relación con su contexto genera  
nuevos conocimientos que adquieren su máxima expresión en su dimensión social.  
Best (2014) y Seijas (2011) argumentan el valor de la identidad que posee el arte  
asociado a lo caribeño, musical y cultural. En el caso de Arada (2020), Rodríguez  
(2019) y Cartaya (2018) lo abordan como producto artístico portador de tradiciones y  
reconocido en su mayoría como patrimonio en el que se significa la necesidad de su  
rescate y preservación para las presentes y futuras generaciones que lo consumimos.  
Antecedentes históricos para el estudio el arte local como contenido de HAA  
A partir del análisis y crítica de fuentes se constató que, el tratamiento del arte en  
general en la educación superior, brinda la posibilidad de la apreciación de obras  
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artísticas locales que favorecen el desarrollo de experiencias vivenciales en los  
estudiantes a partir de la observación de obras en el lugar que se generan, aunque  
existen aún limitaciones referidas al tratamiento didáctico del contenido arte local, que  
se corroboran en las insuficiencias descritas anteriormente que refieren un análisis  
descontextualizado de la historia. Se corroboró, además, que esta problemática existe  
debido al insuficiente desarrollo de investigaciones en el área de la didáctica de la HAA.  
Antes de 1959, el estudio de las manifestaciones del arte no constituía una prioridad,  
mucho menos elevar la cultura del pueblo, aunque no podemos decir que no existía. La  
creación y desarrollo de la Academia San Alejandro a partir de 1818 marcó un hito para  
los cubanos, especialmente aquellos que se inclinaban por el estudio de las artes.  
(López, 2011) Sin embargo el objetivo de esta era formar artistas plásticos  
esencialmente.  
Igualmente, en el período republicano carecía de interés por parte del gobierno, aunque  
se contaba en la enseñanza de los niveles primario y secundario, ligada a actividades  
del lenguaje, juego libre, poesía, etc. En estas actividades se abordaban contenidos  
teóricos similares a los de la enseñanza especializada. (López, 2011). Ello exigía de  
sus maestros una buena preparación, que debía ser asumida por ellos mismos, pues la  
superación de los maestros no era una política estatal. No obstante, algunas  
instituciones como la Universidad de La Habana, ofrecían cursos, conferencias y  
seminarios, que podían complementar la preparación de estos maestros.  
Paralelamente, el desarrollo de las artes en Cuba, comenzaba a dar sus primeros  
pasos a partir de la labor desplegada por el crítico y profesor de Historia del Arte, Luis  
de Soto y Sagarra, quien estableció relaciones entre la producción de los artistas  
cubanos y otras creaciones contemporáneas a nivel internacional. A él se le sumarán  
luego otros investigadores como Guy Pérez Cisneros, Gladys Lauderman, Esteban  
Valderrama y Benigno Vázquez (citados por Cabrera, 2019) quienes poco a poco  
enriquecieron la historiografía artística cubana.  
Con el triunfo de la Revolución en enero de 1959, el panorama cultural y educacional  
cubano se transformó considerablemente, siendo el analfabetismo del pueblo uno de  
los primeros problemas a erradicar. De ahí en lo adelante elevar su cultura ha sido  
siempre una preocupación medular. Con este propósito se llevaron a cabo una serie de  
acciones tales como: la creación de un programa de formación de educadores de las  
artes en 1961; de la Escuela Nacional de Arte (ENA) en 1962, del Ministerio de Cultura  
(MINCULT) y del Instituto Superior de Arte (ISA) en 1976.  
A partir de la creación de las escuelas de arte, surge la necesidad de reconocer como  
entidad específica a las artes y la cultura dentro del sistema educativo. Al surgir el  
Ministerio de Cultura, emerge un sistema cultural específico en el cual los procesos de  
la educación artística son reconocidos como estrategia fundamental para el desarrollo  
cultural de individuos y comunidades.  
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La apertura de la carrera Historia del Arte en la Universidad de La Habana en 1963,  
privilegió e incentivó el estudio del arte nacional, con énfasis en su devenir  
contemporáneo y en estrecha relación con los referentes equivalentes del contexto  
occidental (Pereira, 2019). Indiscutiblemente este hecho potenció valores identitarios  
en las nuevas generaciones y demostró la relación dialéctica que existe entre la  
identidad y la educación, imprescindible en una axiología que concibe, en primera  
instancia, al sujeto histórico–cultural como protagonista del proceso educativo.  
Siendo así, el estudio del arte local, se convierte en vehículo idóneo para desarrollar  
valores de identidad, pues puso a los estudiantes en contacto directo con hechos y  
fenómenos que se encuentran en su medio, que les son propios, que forman parte del  
paisaje histórico donde se desenvuelven.  
El estudio de las manifestaciones artísticas se introduce en las carreras pedagógicas  
como parte de la implementación del plan de estudios A y la Resolución Ministerial  
504/77 (citada por Aguirre, 2017), que estableció la introducción del programa de  
Apreciación Artística. A pesar de haber constituido un avance dentro del desarrollo de la  
educación artística, este programa no se logró insertar dentro de las disciplinas de  
formación general, sino como curso facultativo dentro de las carreras de Ciencias  
Exactas, Naturales, Técnicas y Humanísticas.  
Aun cuando fueron evidentes los logros de la disciplina Apreciación Artística, que  
estimulaba el acercamiento de los estudiantes al hecho artístico, no estuvo exenta de  
limitaciones que se evidenciaron en el insuficiente trabajo con los valores culturales  
locales y nacionales más genuinos; expresión de la identidad cultural nacional. Además,  
era insuficiente la preparación del claustro de profesores, muy escasos recursos  
materiales para el trabajo con la disciplina unido a una exigua identificación de los  
estudiantes con los entornos culturales cercanos (Seijas, 2011). Lo expuesto  
anteriormente demuestra la necesidad de formar licenciados con un perfil para educar  
en las artes, capaces de suplir esas carencias.  
Proceso de enseñanza-aprendizaje de HAA: indagaciones para el arte local  
Al iniciarse el estudio del tratamiento al contenido arte local en el proceso de  
enseñanza-aprendizaje (PEA) de la HAA en la carrera Licenciatura en Educación  
Artística, se tuvo en cuenta la creación de las carreras Licenciatura en Educación  
Musical y Licenciatura en Educación Plástica, carreras pedagógicas con un perfil para  
educar en las artes, cuya misión respondió a la necesidad de perfeccionar la educación  
artística que se impartía en el primer ciclo del nivel primario y a la vez extenderla al  
segundo ciclo y a la secundaria básica a partir de la década del ochenta.  
Inicialmente primó el componente académico, que condensaba un amplio contenido  
universal, latinoamericano y cubano con un corto fondo de tiempo. Con la puesta en  
práctica del plan de estudios C en 1992, se amplía el número de horas y se formulan  
las habilidades en cada disciplina, lo que permitió al estudiante conocer, pensar,  
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organizar, transformar los conocimientos adquiridos para así generar nuevos  
conocimientos, lograr aprendizajes y resolver problemas en su futuro desempeño.  
En ambos planes de estudio (B y C) el PEA de la Historia y Apreciación de las Artes en  
estas carreras, se llevó a cabo mediante seis asignaturas que contenía la disciplina, por  
ese entonces con el nombre de Apreciación e Historia de las Artes Plásticas. Las cuatro  
primeras abarcaban el arte universal desde sus inicios hasta el siglo XX y las restantes  
el Arte Latinoamericano y el Arte Cubano, una cada una.  
Desde un enfoque marxista-leninista, proponían analizar la evolución de las artes  
plásticas desde sus orígenes hasta la actualidad, desde una visión histórica-apreciativa.  
Este análisis tenía en cuenta los elementos y principios de la plástica: color, volumen,  
textura, área, escala, espacio y composición, todo en estrecha correspondencia con las  
técnicas, materiales y propósitos utilizados en las obras. A pesar de promover una  
visión integradora del arte, teniendo en cuenta el análisis del contexto socioeconómico  
de cada período que se trata, este fue muy breve y apenas se relacionaron el arte, la  
sociedad y la ideología de cada época, las cuales quedaron dispersas.  
En cada una de estas carreras la disciplina Historia y Apreciación de las Artes tenía sus  
particularidades y aunque se planteaba la necesidad de integrar los conocimientos de las  
distintas manifestaciones, cada una mantenía sus especificidades, cuestión que  
provocaba la fragmentación de algunas manifestaciones. Además, apuntaba la  
importancia de la interdisciplinariedad conjuntamente con las disciplinas de Filosofía  
Marxista Leninista, Historia de la Filosofía, Panorama de la Historia Universal, Estética e  
Historia de la Revolución Cubana, que apoyaban los contenidos de la Apreciación e  
Historia de las Artes Plásticas, pero no esclarecía el cómo llevar a cabo dicha relación ni  
qué contenidos la propiciaban.  
Entre las habilidades que proponía desarrollar se encontraban: identificar los elementos y  
principios que estructuran el lenguaje plástico y los medios expresivos de las diferentes  
manifestaciones, comparar estilos, culturas, tendencias, obras y artistas; no así con la  
apreciación que no quedaba explícita como habilidad en estos programas. No obstante,  
se insistía en desarrollar métodos de análisis y enjuiciamiento de la obra de arte para  
formar criterios estéticos y valorativos, lo que propiciaba un acercamiento a las acciones  
de la apreciación. Así, sobre la base de estas ideas, se organizaron actividades artísticas  
que se planificaban en la escuela y la comunidad. (Fernández, 2020 y Rodríguez 2019).  
Los temas no declaran su intención axiológica para expresar valores y sentimientos a  
alcanzar, respecto a la formación de una cultura general integral. En cuanto a los tipos  
de clase, se sugería la variedad de conferencias en correspondencia con los objetivos  
propuestos y con las características del contenido y seminarios integradores donde se  
debía potenciar la participación del estudiante activo. En relación con las clases prácticas  
se proponía dirigirlas a la ejercitación de habilidades para el análisis, comprensión,  
interpretación y valoración de la obra plástica universal, latinoamericana y cubana.  
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A pesar de lo planteado en las orientaciones de estos programas de la disciplina, en la  
práctica predominó el uso de las conferencias debido a la formación de los profesores,  
que usualmente eran artistas que tenían limitadas herramientas pedagógicas y didácticas  
(Gutiérrez, Cervantes y Piedra, 2018). Igualmente, es válido destacar el uso de  
proyectores para la demostración de contenidos y las visitas a museos e instituciones.  
A partir de los años noventa y producto a la caída del campo socialista en la antigua  
URSS, el país atravesó una difícil situación económica, conocida como Período  
Especial, recrudecida por el fuerte bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, lo cual  
influyó en el desarrollo de estas especialidades. Tal contexto, influyó en el concepto de  
asignaturas priorizadas, que no tuvo en cuenta a las artes y apareció la concepción de  
maestros y profesores integrales. A estos, con una preparación insuficiente en las áreas  
de la Educación Artística se les asignó el encargo de impartir la Educación Musical y la  
Educación Plástica en la Educación Primaria y la Educación Artística en la Enseñanza  
Media, rol que antes desarrollaron los profesionales de las carreras Licenciatura en  
Educación Musical y Licenciatura en Educación Plástica. En correspondencia con lo  
anterior, en la formación pedagógica se elimina del currículo de las carreras la  
asignatura Apreciación de las Artes y disminuye al máximo el movimiento de  
aficionados al arte.  
En el año 2004, aparece una nueva carrera cuyo perfil se asemeja mucho a las  
anteriores, la Licenciatura en Educación: Instructor de Arte con el Plan de Estudio C en  
la modalidad de curso para trabajadores (CPT). Este profesional utiliza diversos  
espacios de trabajo, como instituciones culturales, escuelas primarias, secundarias y  
preuniversitarias, donde contribuye a perfeccionar la sensibilidad artística de los  
estudiantes a través de talleres artísticos de creación y apreciación (López, 2011). Pero  
no será hasta el 2010 con el perfeccionamiento al plan de estudio C, que aparezca la  
disciplina Historia y Apreciación de las Artes y con ella el tratamiento al arte local como  
parte de sus contenidos.  
Pudiera pensarse que esta etapa resulta extensa ya que abarca quince años en el que  
se desarrollan tres planes de estudio diferentes; sin embargo, se constató que el  
tratamiento dado al arte local como contenido en el proceso de enseñanza-aprendizaje  
de la HAA, es semejante entre unos y otros, pues el estudio del arte universal,  
latinoamericano y nacional, fue ponderado en detrimento del local, que incluso no se  
aborda como contenido, sino como parte del componente investigativo a través de la  
orientación de trabajos independientes en torno a la comunidad (casco histórico,  
artistas plásticos, estilos arquitectónicos de la comunidad). Las horas clases  
determinadas para el tratamiento a los contenidos del arte universal y latinoamericano  
resultaron superiores a las dedicadas al arte cubano.  
A partir de ello, se puede significar entonces, que se desconsideran las potencialidades  
del arte local tunero para su enseñanza como parte de los contenidos, a pesar de  
contar en su historia con exponentes significativos de reconocimiento nacional. En tal  
sentido se cita como ejemplo, la escultura, una manifestación en la que la ciudad tunera  
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constituye un símbolo nacional y así lo avalan los resultados obtenidos en las Bienales  
de Escultura “Rita Longa”. Como resultado el estudiante se siente ausente de las  
escenas visuales con las que convive, por lo que no se reconoce parte de ellas.  
Atisbos del arte local en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia y  
Apreciación de las Artes  
En el año 2010, se inicia un perfeccionamiento del proceso de formación de los  
Instructores de Arte al implementarse el Plan de estudios C con acercamiento al Plan D.  
Aparece un nuevo Modelo del Profesional en el que se modifica el perfil de la carrera  
hacia lo pedagógico y se aprecia una mayor relación entre los componentes académico,  
laboral, investigativo y extensionista, de manera que se acerca mucho más a los  
fundamentos teóricos para el desempeño de los Instructores de Arte (López, 2011).  
Es entonces que reaparece la disciplina Historia y Apreciación de las Artes. Esta vez,  
concebida en seis asignaturas con el propio nombre y se jerarquizó la apreciación y  
creación artística con el fin de promover el vínculo con las instituciones socioculturales  
(Fernández, 2020), aun cuando en investigaciones antecedentes la apreciación artística  
fue valorada como habilidad de las artes plásticas y la formación de valores morales y  
estéticos que trae consigo la apreciación y el desarrollo de los valores, tales como el  
patriotismo, la dignidad, la solidaridad humanas, la identidad cultural e identidades  
locales, sin tener en cuenta las potencialidades que brinda el estudio del arte local  
como contenido para el desarrollo de estos valores.  
En el año 2010 con el acercamiento al Plan D de los Instructores de Arte, aparece la  
asignatura Culturas locales, como parte del currículo optativo/electivo, cuyo objetivo  
estuvo orientado a propiciar una visión de la cultura de la provincia, del municipio y de  
sus principales manifestaciones artísticas. A pesar de que constituye un paso de  
avance el reconocimiento de lo local para la formación identitaria del Instructor de Arte  
como promotor, difusor cultural y defensor de las raíces, sigue siendo insuficiente pues  
el tiempo de que dispone no permite un análisis profundo de sus contenidos.  
Hasta este momento queda demostrada la necesidad e importancia de los contenidos  
relativos a la Educación Artística en la conformación de un ciudadano culto y sensible  
ante el hecho cultural, aunque se adolece de la formación de un profesional encargado  
de la dirección del PEA de esta área del saber en las enseñanzas media y media  
superior en el curso diurno. Es por esto que desde 2015 se introduce en las  
universidades cubanas el programa de formación profesional Licenciatura en Educación  
Artística (Gutiérrez, Cervantes y Piedra, 2018).  
La carrera Licenciatura en Educación Artística, inicia con el Plan de Estudios D en la  
modalidad Curso Diurno. Con una duración de cinco años, propone conducir la  
formación teórica e ideoestética con apoyo de una práctica laboral-investigativa que  
permita al estudiante una vez graduado, llevar a cabo en las escuelas cubanas los  
procesos de formación de públicos con un sentido crítico de las artes y actitud  
responsable frente al uso de las TICs.  
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Su currículo está compuesto por doce disciplinas entre las que se destaca Historia y  
Apreciación de las Artes como disciplina que integra saberes de otras disciplinas como  
Marxismo-Leninismo, Historia de Cuba y Educación Artística. Aborda contenidos sobre  
la historia y apreciación del arte universal, latinoamericano y caribeño, con énfasis en el  
arte cubano (Cuba. Ministerio de Educación Superior, 2015).  
Se potencia la formación humanística del estudiante de conjunto con la formación  
teórico-metodológica, así como el desarrollo de habilidades apreciativas. Se hace  
especial atención a la relación arte-ideología-sociedad, conceptos que antes se  
analizaban de manera aislada, desde posiciones filosóficas, ideológicas, políticas,  
científicas, éticas y estéticas acordes con la sociedad cubana. Otro aspecto esencial  
que se tuvo en cuenta fueron los juicios de valor que debía ofrecer el estudiante acerca  
de las manifestaciones artísticas como parte de su formación cultural general y el  
tratamiento  
a
los valores de identidad cultural, patriotismo, humanismo,  
responsabilidad, que antes no se habían declarado de manera explícita.  
Con la aparición del Plan E, se asegura no solo una profunda formación en los  
aspectos básicos específicos de la carrera para su actuación profesional, además se  
manifiesta la flexibilidad curricular en el diseño del plan de estudio y su adaptación a las  
necesidades de cada territorio. Se potencia el tiempo de autopreparación del estudiante  
como vía para fomentar su aprendizaje autónomo.  
La disciplina Historia y Apreciación de las Artes forma parte del currículo base de la  
carrera Licenciatura en Educación Artística, de obligatorio cumplimiento. Las nuevas  
modificaciones planteadas responden al momento actual, donde se potencia al  
educador por y para el arte desde el PEA de la Historia y Apreciación de las Artes, para  
que en su tarea pedagógica sea capaz de instruir, potenciar sentimientos y gustos  
estéticos por lo más genuino de las artes de todos los tiempos, tanto en el ámbito  
universal, latinoamericano, caribeño y cubano, en defensa de la cultura autóctona y la  
riqueza artística e histórica de la nación (Cuba. Ministerio de Educación Superior,  
2016).  
En el caso de la Universidad de Las Tunas, la disciplina Historia y Apreciación de las  
Artes se dividió en cuatro asignaturas que abarcaron desde el segundo hasta el cuarto  
año de la carrera, ofreciéndole al contenido de arte cubano una mayor cantidad de  
horas del programa que sumaron 110h/c, repartidas en 70 h/c para el período anterior  
al triunfo revolucionario y 40 h/c para después del triunfo de la Revolución.  
En relación con los contenidos vinculados al arte local, se aprecia insuficiente  
intencionalidad, organización y dirección desde la didáctica para el tratamiento a las  
potencialidades de este contenido en correspondencia con las necesidades de la  
preparación del estudiante y la educación en valores que requiere para la profesión,  
según exigencia del Modelo del Profesional de la carrera Licenciatura en Educación.  
Educación Artística.  
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Ello queda avalado en investigaciones que advierten sobre la necesidad de explotar las  
potencialidades creativas de la Educación Plástica y la necesidad de propiciar en los  
estudiantes el conocimiento de la vida y obra de los artistas del entorno cultural del  
estudiante. En otro sentido, reconocen que uno de los principios fundamentales de la  
enseñanza-aprendizaje de la Educación Artística sea el estudio y sistematización del  
arte y la cultura desde la localidad. De acuerdo con estos criterios, se considera que el  
arte local como contenido, carece de sistematicidad didáctica y precisiones  
metodológicas que posibiliten su oportuna contribución desde el PEA de la HAA.  
Por tanto, las principales transformaciones operadas, desde la creación de las primeras  
carreras pedagógicas relativas a las artes, Educación Musical, Educación Plástica y  
más adelante Licenciatura en Educación: Instructor de Arte y Licenciatura en  
Educación Artística, en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia y  
Apreciación de las Artes, se expresan en el enriquecimiento de los contenidos artísticos  
a partir del Plan C con acercamiento al D de los instructores de arte, que incluye el  
desarrollo de las artes en la localidad. Sin embargo, se constata que persisten  
limitaciones en el escaso tratamiento dado al contenido arte local dentro del PEA de la  
HAA, a pesar de las potencialidades que este ofrece para fomentar valores de  
identidad local y nacional, lo que evidencia la necesidad de intencionar su tratamiento.  
Consideraciones finales  
En el estudio realizado, se aprecia un acercamiento didáctico o pedagógico al  
tratamiento del arte local como contenido en el PEA de la Historia y Apreciación de las  
Artes, pero en general, los análisis son fragmentados o no contextualizados a los  
problemas profesionales que debe resolver este docente. Se evidencia, además, la  
ausencia de una concepción didáctica del arte local como contenido de la Historia y  
Apreciación de las Artes, que sustente una metodología para su tratamiento didáctico  
en la referida carrera. Si bien las ciencias de la educación han avanzado en el  
tratamiento del tema según lo muestran los resultados científicos señalados, aún no se  
logra la solución que precisa el profesional de esta área en relación con el arte local. El  
presente artículo forma parte de una investigación que se realiza en la Universidad de  
Las Tunas y que tiene como fin resolver las insuficiencias que manifiestan profesores y  
estudiantes de la carrera Licenciatura en Educación Artística, relacionadas con el  
tratamiento del arte local como contenido en el PEA de la HAA.  
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El arte local en la enseñanza-aprendizaje de la Historia y Apreciación de las artes en la carrera de  
Educación Artística  
Alina Guerra Valdivia  
Gledymis Fernández Pérez  
Sarvelio Guerra Gómez  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 29/07/2022  
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