Comunicación y guerra de símbolos  
Félix Germán Álvarez Téllez  
Alejandro del Cristo Rodríguez Morell  
Maria de los Angeles Pérez Pérez  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 10/07/2022 Aprobado: 08/11/2022  
Comunicación y guerra de símbolos  
Communication and symbol warfare  
Alejandro del Cristo Rodríguez Morell2 (alejandrorm@ult.edu.cu) (http://orcid.org/0000-  
Maria de los Angeles Pérez Pérez3 (mariapp@ult.edu.cu) https://orcid.org/0000-0002-  
Resumen  
El artículo expone las particularidades de la comunicación humana mediante símbolos y  
su función e importancia en el contexto actual de vertiginoso avance de las tecnologías  
de la información y las comunicaciones. Se analiza la guerra que, encabezada por los  
Estados Unidos, se lleva a cabo contra Cuba en el campo comunicacional y simbólico y  
se particulariza en cómo se emplean para ello Internet y las redes sociales. Se revelan  
las peculiaridades del empleo de símbolos con fines políticos y de desestabilización  
social para lograr el derrocamiento del socialismo en Cuba a través del golpe suavey  
la guerra de cuarta generación donde se intenta penetrar la cultura y socavar la  
identidad nacional. Todo ello con la utilización del análisis-síntesis, inducción-  
deducción, hermenéutica.  
Palabras claves: símbolos, comunicación, identidad nacional.  
Abstract  
The article exposes the particularities of human communication through symbols and its  
function and importance in the current context of the vertiginous advance of information  
and communication technologies. It analyzes the war that, led by the United States, is  
being carried out against Cuba in the communicational and symbolic field, and it focuses  
on how the Internet and social networks are used for this purpose. It reveals the  
peculiarities of the use of symbols for political purposes and social destabilization to  
achieve the overthrow of socialism in Cuba through the "soft coup" and the fourth  
generation war where they try to penetrate the culture and undermine the national  
identity. All this with the use of analysis-synthesis, induction-deduction, hermeneutics.  
1
Máster en Ciencias de la Comunicación. Prof. Auxiliar carrera Comunicación Social y coordinador maestría en  
Ciencias de la Comunicación. Universidad de Las Tunas. Cuba.  
Máster en Ciencias de la Comunicación. Prof. Auxiliar carrera Comunicación Social y secretario del comité  
2
académico de la Maestría en Ciencias de la Comunicación. Universidad de Las Tunas. Cuba.  
3
Máster en Ciencias de la Comunicación. Prof. Asistente carrera Comunicación Social. Universidad de Las Tunas.  
Cuba.  
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Félix Germán Álvarez Téllez  
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Maria de los Angeles Pérez Pérez  
Volumen: 15  
Número: 1  
Recepción: 10/07/2022 Aprobado: 08/11/2022  
Key Words: symbols, communication, national identity.  
Los símbolos, arma de guerra comunicacional y cultural  
Vivimos una época de guerra de símbolos, sustentada en las nuevas tecnologías de la  
información y las comunicaciones, la sicología y la sociología. Es una guerra de ideas,  
que busca minar los cimientos políticos e ideológicos, penetrar la cultura de los pueblos,  
ponderando la cultura y el modo de vida norteamericano y socavar las identidades  
individuales y colectivas. El imperialismo norteamericano y los centros de poder  
hegemónico mundiales la encabezan y su público objetivo estratégico son las nuevas  
generaciones. Se pretende globalizar las formas de pensar y de vivir, moldear las  
conciencias e imponer cánones que se correspondan con los intereses del imperialismo  
norteamericano y el sistema capitalista.  
Este artículo tiene el objetivo de presentar y explicar cómo los centros hegemónicos de  
poder capitalista emplean los símbolos de la comunicación para perpetuar e imponer su  
ideología y proyecto social socavando las identidades y cultura de los pueblos en el  
contexto de la guerra de cuarta generación.  
Los símbolos  
El símbolo es una representación sensible y no verbal de una idea compleja, derivado  
del proceso de asimilación y síntesis de la misma en una determinada cultura. Puede  
ser gráfico, visual, auditivo o figurado. Es el resultado del proceso de  
convencionalización de un concepto y del modo de expresarlo de forma no verbal. Es  
una convención social que permite a todos los actores otorgarle el mismo significado al  
símbolo.  
Transmiten significados complejos o abstractos, que resultan difícil de resumir en el  
lenguaje cotidiano, tales como sentimientos, valores, culturas, nacionalidades e  
ideologías, entre otros. No explican los conceptos, como lo hace el lenguaje, pero  
facilitan que esos conceptos sean comunicables y comprensibles, ya que no operan al  
nivel lógico sino inconsciente y subconsciente. Permiten mediar entre lo visible y lo  
invisible, lo concreto y lo abstracto y poseen fuerza unificadora, al sintetizar en un solo  
elemento diversos niveles de significación.  
Los símbolos son representaciones visuales o auditivas que no guardan una relación de  
semejanza con la idea a representar, sino una relación conceptual y metafórica. Por  
ejemplo, la paloma como símbolo de la paz, el león como símbolo de fortaleza, la  
balanza como símbolo de la justicia, los corazones como símbolo de amor, el lazo  
negro como símbolo de luto, el color rojo como símbolo de peligro, el color blanco como  
símbolo de la pureza, la cruz latina como representación del cristianismo, la media luna  
como representación del islamismo, las banderas, los himnos y los escudos que  
expresan el concepto y los valores de una determinada nación.  
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Los signos, en cambio, son estrictamente gráficos y delimitan ideas de manera  
concreta, directa e inmediata. Por lo tanto, el signo es utilitario y está sometido a  
control. Por ejemplo, las palabras. Los signos pueden ser comprendidos por los seres  
humanos y, algunos, como los gestuales, incluso por ciertos animales; pero los  
símbolos son específicamente humanos.  
Un ícono, en tanto, es una imagen que representa de manera directa el significado a  
transmitir, la imagen pretende ser análoga a su significado. Por ejemplo, los iconos de  
dioses, santos, vírgenes y otros personajes sagrados.  
Los humanos pensamos en imágenes, por lo que es posible convertir en símbolos los  
conceptos después de un proceso complejo, a veces convencional o arbitrario, que  
actúa sobre la percepción, el reconocimiento, la memoria o el recuerdo. Los símbolos  
confieren valor significativo y comprensivo a los hechos y los seres humanos pueden  
otorgar sentidos, lo que les permite comunicar, expresar y definir la realidad circundante  
y comunicarse, expresarse y definirse en ella.  
Eliminar el valor de los símbolos es una labor difícil, se arraigan profundamente en el  
inconsciente colectivo y pueden transcurrir generaciones para lograr desposeerlo de su  
significado y poder semántico, aunque poseen un carácter histórico, cultural y  
contextual y pueden modificarse con el paso del tiempo, el cambio de generaciones o  
de las transformaciones sociales, políticas o culturales y cambiar su significado según el  
país o la región geográfica.  
La teoría sociológica del interaccionismo simbólico, desarrollada por la escuela de  
Chicago en los Estados unidos de América, destaca la naturaleza simbólica de la vida  
social y la comunicación como una producción de sentido dentro de un universo  
simbólico. Los humanos actúan sobre la base del significado que atribuyen a los objetos  
y situaciones que le rodean, la significación de estas cosas surge de la interacción  
social que tienen con los demás actores y seleccionan, organizan, reproducen y  
transforman los significados en los procesos interpretativos en función de sus  
expectativas y propósitos.  
Referente a ello, Sola expone:  
La capacidad de simbolizar o función de simbolizar es inherente a la condición humana  
ya que se encuentra en la base del pensar mismo. Esto se debe a que pensamos en y  
mediante símbolos, utilizamos imágenes y palabras que nos permiten evocar ideas,  
expresar sentimientos, comunicarnos e interactuar con otros y comprender el entorno  
circundante. Por eso, se podría considerar que el símbolo es, antropológica y  
ontológicamente, el fundamento mismo del pensamiento humano. (2014, p. 3)  
Agrega que conocimiento, cultura colectiva, realidad compartida y los sujetos son y se  
comportan de manera simbólica, en tanto se expresan de manera figurada. Las  
personas y los grupos emplean mediaciones para hacerse inteligibles. Todo acceso a la  
realidad está mediado por el lenguaje o una imagen. La comprensión del entorno nunca  
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es literal o directa, porque los seres humanos nos apoyamos en diferentes mediaciones  
para comprender la realidad, y los símbolos nos permiten conectar o poner en sintonía  
el interior de nuestra conciencia y el exterior de la realidad, necesitamos esas  
mediaciones para comprender el mundo y comunicarnos. Gracias a estos diversos  
artefactos semióticos y comunicativos podemos relacionarnos e interactuar con los  
demás, así, mediante una palabra, una exclamación, un gesto, un ícono o una creación  
artística podemos comunicar un sentimiento, una emoción o una vivencia (Sola, 2014).  
Alonso y Saladrigas (2006) reflexionan que la comunicación, es un proceso de  
intercambio simbólico y de producción de significación. Asimétrica porque se produce  
entre actores que no están en el mismo lugar, no sólo de poder, sino culturales y de  
competencias y que en ninguna sociedad la hegemonía de una clase puede sostenerse  
únicamente mediante el poder económico o la represión, sino que la dominación es  
también un problema de hegemonía simbólica. La hegemonía es una trama de  
negociación, de sumisiones, pero también de rechazos y resistencias, una transacción  
entre fuerzas que no pueden conciliarse con la realidad. Entre las clases hegemónicas  
y las subalternas no se establece una lucha abierta, sino procesos de complicidad y  
conflicto.  
En entrevista realizada a la Dr. C. Hilda Saladrigas (Pérez, 2021) la misma expone que  
la comunicación no es un proceso lineal hacia los públicos que participan en ella. Existe  
un empleo científico y bien calculado del componente psico-socio-cultural individual y  
colectivo, se apela a iconos con diferentes formas expresivas, desde las palabras hasta  
las imágenes y colores claves, objetos que se mitifican y se convierten en sentidos en  
busca de ser símbolos. Pero hay un proceso de decodificación, interpretación,  
asimilación y resemantización individual y social que pone límites al mensaje. No se  
reacciona a la simple transmisión de información, de alguna manera compartimos  
códigos comunes como grupos etarios, sociales, culturales, geográficos, pero también  
nuestras propias interpretaciones individuales y colectivas. Pero para que ello ocurra  
tienen que existir de manera colectiva social, conocimientos suficientes para el  
discernimiento, habilidad para la interpretación y la duda, así como capacidad de  
reflexión sobre la oferta comunicativa.  
Cabe añadir que en la actualidad se ha pasado de la adquisición cognitiva de  
conocimientos a un mundo semiótico, de consumo de símbolos y significados, donde  
las personas se transforman en un sujeto comunicativo y simbólico. Debido a la  
descontextualización la relación significante/significado se rompe, se desconecta el  
significado de su referente y se transforma en un significante con varios significados  
arbitrarios y personalizables. Ello conlleva a la hiperrealidad dentro de un mundo  
simbólico, donde se desvanece la distinción entre lo real y lo irreal, al convertirse en  
real lo irreal a través del proceso de significación, que permite extraer de los referentes  
su significado original y transformarlo en nuevos significados arbitrarios que simulan  
una nueva realidad.  
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En internet y las redes sociales circulan informaciones aplicando técnicas de destaque  
en buscadores y cíber-anzuelo4 que son amplificadas por personas afines al contenido,  
que no se molestan en comprobarlas, porque las consideran creíbles y las defienden y  
critican desde sus emociones y no desde la objetividad de los hechos porque influyen  
más los sentimientos o creencias personales. Las mentiras se asumen como verdad  
porque así lo consideran, debido al llamado sesgo de confirmación que es la tendencia  
a favorecer, buscar, interpretar y recordar la información que confirma las propias  
creencias menospreciando otras alternativas. Ello afecta la forma en que se recopila la  
información y cómo se interpreta y recuerda. Las personas que apoyan o se oponen a  
un tema, no solo buscarán información para respaldarlo, sino que también interpretarán  
las noticias de una manera que defienda sus ideas previas y recordarán las cosas de  
modo que se refuercen estas actitudes mediante un tipo de pensamiento selectivo.  
Los símbolos políticos  
La política ha empleado el símbolo para aportar valores nacionales como bandera,  
escudo e himno; la identificación con la pertenencia a un país o partido mediante  
emblemas, enseñas, distintivos o íconos que fortalecen la ideología y la identidad. El  
símbolo político expresa ideas o sentimientos que le otorgan un grupo de personas. Así,  
a través de un determinado símbolo, se agrupan numerosas ideas que son muy útiles  
en política. La historia nos muestra como los símbolos han sido empleados para  
consolidar, reforzar y defender identidades, ideologías, estados, reinados y posicionar  
candidatos electorales.  
Durante la Revolución Francesa se emplearon profusamente los símbolos: la bandera  
tricolor como símbolo visual, los acentos de la Marsellesa como símbolo vocal y  
auditivo, así como el término ciudadano empleado en vez de señor. Lo tricolor como  
símbolo de la revolución, lo blanco como símbolo de los realistas y la reacción y el rojo,  
color de los gorros, como símbolo del extremismo revolucionario. (Rodríguez, Pérez y  
Morales, 2019)  
La Dama Libertad o Estatua de la Libertad, regalo de Francia a Estados Unidos, es  
presentada por los Estados Unidos de América como el símbolo de la libertad y “del  
sueño americano”. El Tío Sam (representación de un hombre mayor, de semblante  
amargo, cano, con barba y vestido con ropa que se asemeja a la bandera de los  
Estados Unidos), es la personificación nacional de los Estados Unidos de América y,  
específicamente, del gobierno estadounidense.  
Los símbolos más representativos de la Alemania nazi fueron la esvástica y la bandera  
nacionalsocialista. La hoz y el martillo, símbolo representativo de la Unión Soviética se  
convirtió en el símbolo del comunismo internacional y de la lucha antimperialista de los  
4 Contenidos de internet que emplean titulares o miniaturas sensacionalistas o engañosas para explotar la curiosidad  
de las personas, pero para satisfacerla deben hacer clic al contenido enlazado.  
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campesinos y proletarios del mundo.  
La Guerra Fría produjo una confrontación de símbolos entre el capitalismo y el  
socialismo. Los términos “libertad” y “democracia” y sus opuestos “peligro comunista” y  
“cortina de hierro”, se inoculaban en el imaginario común: el bienestar y el libre albedrío  
de un lado, y el miedo y la dictadura del otro. Los supuestos “valores occidentales” se  
oponían a los del “socialismo real”. Se evidenció la eficacia de la guerra cultural con el  
empleo de símbolos, en tanto esta podía ir inclinando la balanza, a veces  
inconscientemente, para aceptar, simpatizar o adherirse al “sueño americano”: se  
estaba al lado de la “estatua de la libertad” de Nueva York, o con “la hoz y el martillo” de  
Moscú (Padrón, 2021).  
El Muro de Berlín, construido para dividir la Alemania capitalista de la socialista,  
después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría. El  
cuadro Guernica de Picasso, en homenaje y denuncia, dedicado a la ciudad española  
sometida a un ataque aéreo en 1937 ordenada por el dictador Francisco Franco se  
convirtió en símbolo de la tragedia, la desolación y la crueldad de la guerra imperialista  
y la perversión de los homicidas burgueses.  
Padrón (2021) refiere que en 1954 se desarrolló una campaña de descrédito, para  
derrocar el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala y las palabras “nacionalización” y  
“reforma agraria” como eran símbolos muy inconvenientes fueron englobados como  
“comunistas. Patricio Lumumba, líder nacionalista y primer ministro en la República  
Democrática del Congo asesinado en 1961 se convirtió en un símbolo de la lucha  
anticolonialista en África. El pastor bautista Martin Luther King líder del movimiento por  
los derechos civiles de los afroestadounidenses, asesinado en Memphis en 1968 se  
convirtió en un símbolo de los derechos civiles.  
Señala que el capitalismo convirtió en símbolos propios las palabras “derechos  
humanos” y las denuncias sobre violaciones de estos derechos a “disidentes”, críticos y  
desafectos al socialismo y términos como “democracia”, “libertad” y “sociedad civil” se  
resignificaron, y el socialismo se los dejó arrebatar de su lenguaje. Asimismo, la  
propaganda negra fue uno de los pilares en la caída de la URSS, mediante falsas  
noticias, difamaban, falseaban, adulteraban, confundían, tergiversaban y descalificaban  
con técnicas de sesgos, omisión, distorsión, seducción, montaje, amplificación y  
repetición a una velocidad vertiginosa. Y en las llamadas revoluciones de colores5 se  
usó la llamada guerra híbrida6, con una descomunal actividad de las redes sociales  
5
Movilizaciones políticas en Europa Oriental, en el espacio exsoviético (Yugoslavia, Georgia, Ucrania, Kirguistán,  
Armenia) y con repercusiones en Oriente Medio (Líbano y Túnez) apoyadas por los EE.UU. con el objetivo de  
propiciar cambios en estos países para que pasaran a formar parte de la OTAN.  
6
Se utilizan la fuerza convencional, la insurgencia, el terrorismo, la migración, los recursos naturales, la guerra  
cibernética, las noticias falsas, diplomacia, guerra jurídica e intervención electoral y en la que la influencia sobre la  
población resulta vital. Una ventaja de esta estrategia es que el agresor puede evitar que le atribuyan el ataque.  
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empleadas mayoritariamente por jóvenes, y representantes de la cultura como  
activistas o agentes de presión, empleando millonarios presupuestos para sobornarlos y  
fabricar líderes de opinión.  
La guerra de los símbolos  
La guerra de símbolos es una guerra ideológica llevada a cabo a través de símbolos,  
que pueden ser algo tangible o intangible, aceptado como símbolo por la manera en  
que nos identificamos con ellos.  
Abad (2019) arguye que la revolución socialista en el campo semántico ha de encarar  
principalmente a la ideología de la clase dominante que ha hecho metástasis en todo el  
tejido de las relaciones sociales: gustos y creencias, en la educación y en la cultura, en  
las tradiciones y en las imaginaciones. El capitalismo se ha infiltrado como plasma  
ideológico incluso en pensamiento de su sepulturero para convencerlo de que lamente  
la hora en que su verdugo muera. Eso se llama enajenación y se ha convertido, incluso,  
en un gran negocio. Lenin en “Materialismo y Empiriocriticismo” alertaba sobre las mil  
maneras que tiene la clase dominante de escurrirse, camuflarse y usurpar ideas o  
símbolos que le garanticen sobrevida cambiando fachadas, sin alterar contenidos y  
prácticas.  
Y sentencia, además:  
Porque más complicado que nos roben las herramientas de producción comunicacional,  
es que logren robarnos el campo simbólico. Cuando se adueñen de ese territorio ellos  
nos dirán lo que tiene que gustarnos, qué palabras tenemos que usar para denominar  
qué y entonces tendremos que vivir y medir la vida como ellos dicen, como ellos quieren.  
(Abad, 2019, p. 60)  
En correspondencia con lo anterior se deduce que no hay palabra, gesto ni símbolo que  
no presente un frente de guerra o no sea un ejercicio de belicismo psicológico. La  
inmensa mayoría de los efectivos simbólicos de la guerra mediática aparecen  
camuflados. Se requiere entrenamiento y experiencia defensiva para detectar en las  
frases, los giros idiomáticos, los gestos, los maquillajes, las corbatas, las sotanas o las  
bendiciones el plan de contenidos ideológicos que se despliegan, agudizados, en  
situaciones de guerra. Se especializan en manipular frases ambiguas como: “acciones  
humanitarias, verdadera democracia, seguridad, paz, zona de exclusión aérea,  
armas de destrucción masiva, operación humanitariay el empleo de imágenes sin  
fechas, sin referencias, sin datos del autor, ni del registro, todo ello para generar  
impotencia colectiva, terror y rendición psicológica.  
Padrón (2021) refiere que la violencia simbólica ha condicionado no solo la manera de  
percibir, sino la forma de pensar y actuar. Hoy es tan importante como la violencia real,  
porque no es “espiritual” como algunos pudieran creer, sino que ocasiona efectos reales  
con resultados devastadores. La cultura y la información son las plataformas principales  
para ensayarla. No es casual que se actúe en el caso cubano contra símbolos  
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nacionales como la bandera y la imagen de José Martí. No es un asunto privativo del  
Ministerio de Cultura: se trata de una guerra de Inteligencia en que los símbolos  
desempeñan un papel primordial, y nos atañe a todos.  
Ramonet (citado en Vicent, 2021) asegura que las redes son expresión de una  
auténtica democratización de la comunicación, pero advierte que han multiplicado hasta  
al infinito las capacidades de manipulación de las mentes, son el territorio, de la  
manipulación, de la intoxicación, de las “fake news”, de las “verdades emocionales”, de  
las “verdades alternativas”, etc. y esas innovaciones comunicacionales dieron muy  
pronto lugar a un uso político de las redes sociales. Hay manuales para usar las redes  
con intenciones subversivas. Hoy, cualquier individuo en cualquier país, por un coste  
mínimo, con un teléfono inteligente posee la misma potencia de fuego comunicacional  
que, por ejemplo, la CNN.  
Pedro García Espinosa en entrevista realizada por Gómez (2021, p. 64), refiere algunas  
de las herramientas de publicidad que son empleadas en Internet con fines políticos.  
El storytelling: narración que emociona porque presenta con sensibilidad fenómenos de  
la naturaleza humana. Dispara la dopamina en el cerebro, que es la encargada de  
regular la duración de la información, de los recuerdos. Las narrativas creadas bajo esta  
técnica conectan con recuerdos o sucesos que se han vivido y lleva a un estado  
emotivo que es menos racional, porque toca la fibra afectiva; un recuerdo agradable, o  
algo que es por naturaleza humana inaceptable. Hay personas que construyen esos  
contenidos para atacar a algo o alguien y satanizarlo, o para convertirlo en una gloria o  
un líder.  
El storydoing, convertir en acciones y realidades las historias narradas. De esta  
manera, el receptor puede hacer corresponder lo que se dice en las redes y lo que se  
ve en la realidad y conectarse emocionalmente y el storygiving, técnica comunicacional  
que incita al receptor a ser parte de lo narrado, identificarse con ella, hacerla suya y  
compartirla con sus seguidores o amigos en redes.  
Respecto a las características de la comunicación y especialmente la dirigida a las  
nuevas generaciones, añade García Espinosa, que las audiencias van modificándose,  
por tanto, hay que mover nuestro ideario en función de esa manera de pensar para  
poder influir dentro de esas generaciones que no vivieron la construcción del proceso  
revolucionario y tienen además la impronta de la influencia de la globalización en la  
pantalla de su teléfono. Tenemos que jugar con esas reglas, y saber que un mensaje  
termina en un pequeño rectángulo, donde hay una persona que te va a dedicar unos  
pocos segundos, o una lectura completa, solo de ver el titular y decide si te lee o te ve,  
solo con leer una frase, una oración, o la imagen de portada de un video.  
Argumenta también García Espinosa que la manera de discursar es diferente. Tienes  
que generar un volumen de contenidos sólidos que muestren tus virtudes, que dialogue  
con intereses y maneras de pensar de generaciones que forman más del 50% de la  
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población cubana. Por tanto, no puedes generar contenido como si estuvieras hablando  
con nuestros padres o abuelos. En las redes hay videos, memes, se utiliza el like como  
parte del modo actual de darle vida a un contenido. En una directa, una persona le  
habla a miles o millones de personas, a través de una cámara minúscula. Está  
hablando a través de un artefacto, pero hoy no solo se mira a los ojos de las personas  
frente a frente, sino que se le mira a los ojos a millones de personas a través de una  
pantalla.  
Con referencia a lo anterior, cabe agregar, que se ha convertido en habitual en el uso  
de las redes sociales, especialmente Facebook, lo que popularmente en Cuba se le  
llama «hacer catarsis», consiste en que alguien estalla ante una situación y descarga lo  
que siente y hace una manifestación pública, a través de una subida de un video o texto  
donde manifiesta una explosión de ira por algo que le ha pasado o que está ocurriendo  
en el ámbito colectivo. En ocasiones tienen una base real, pero muchas de las que se  
pueden ver en el caso cubano son construidas, Se narra un suceso que se sabe que va  
a desgarrar emocionalmente a los que lo lean, o vean. Es la labor de personas que se  
dedican a construir narrativas con una intención determinada a partir de unas pautas y  
unos objetivos que han establecido otros.  
Al respecto Saladrigas (citada en Pérez, 2021, p. 9) argumenta que la juventud es un  
sector al que les interesa llegar y “conquistar” de modo estratégico porque es el relevo  
en la conducción de un proceso revolucionario con una larga y sólida historia a la que  
desgasta el tiempo, los errores en su devenir y los constantes ataques de todo tipo,  
incluyendo los simbólicos que obviamente calan a una generación que ha crecido en  
tiempos de altas cargas de signos y símbolos que van en sentido del consumo, el  
individualismo, el egoísmo, el vacío espiritual, los clásicos antivalores que incentiva un  
capitalismo que con la falsa democracia objetivada en las expresiones y  
manifestaciones, rapta la práctica y accionar necesario para modificar las relaciones  
fundamentales de propiedad del capitalismo, ahora neoliberalismo atroz.  
El imperialismo se ha empeñado en destruir uno de los símbolos principales de la  
Revolución Cubana y de su internacionalismo, el Che Guevara. Para deslegitimar su  
icónica figura lo presentan como asesino, máquina de matar y terrorista, construyendo  
falsas historias y publicando artículos mendaces y tratan de vaciar de contenido y  
resignificar la famosa foto realizada por Korda, convirtiendo esa imagen en un logotipo  
vaciado de ideas y valores, presentándolo como un Che romántico, aventurero, rebelde  
sin causa, ícono del pop y marca comercial.  
Una evidencia de la penetración cultural simbólica es el empleo de la bandera de los  
Estados Unidos de América, principalmente por los jóvenes, en prendas de vestir,  
zapatos, pintada sobre las uñas, bicitaxis, sábanas, etc. como parte de una moda, que,  
aunque puede parecer algo banal e intrascendente, tiene un trasfondo político e  
ideológico, que atenta contra nuestra historia, cultura e identidad.  
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Se utilizan palabras y frases que intentan denigrar y desvalorizar a la Revolución  
Cubana, Venezuela, Nicaragua y los movimientos progresistas: “estado fallido”,  
“dictadura más antigua de occidente”, “tardocastrismo”. Estado represor”, “prensa  
oficialista”,” narco-estado”, “gobierno ilegítimo”, “dictador”, “Estado patrocinador de  
terrorismo”.  
Se crean etiquetas como por ejemplo 11J, referente a los disturbios ocurridos en julio  
de 2021, para convertirlos en símbolo de la “represión comunista” y la “rebelión popular”  
o #SOS Matanzas” en los momentos que la provincia de Matanzas en el año 2021  
enfrentaba el peor pico de la pandemia de la Covid-19, pidiendo “una intervención  
humanitaria” apelando al argumento del colapso del sistema de salud cubano y  
descalificando el apelativo de “potencia médica” de Cuba, denigrando y desvalorizando  
así uno de los símbolos y logros reconocidos de la Revolución Cubana, la salud pública.  
De igual modo se intenta deshonrar y mancillar la colaboración médica cubana  
etiquetándola con frases que tienen un fuerte impacto y repudio internacional al  
calificarla como trata de personaspor parte del gobierno cubano.  
Intentar crear símbolos como la canción “Patria y Vida” con la intención declarada de  
convertirlo en himno de la rebelión del pueblo cubano contra el sistema socialista.  
Difunden imágenes falsas, pero de una gran carga emotiva, por ejemplo, como muestra  
de la represión sin límites del régimen” hicieron circular una fotografía de unos niños  
ensangrentados tirados en el suelo de un parque de la capital.  
El intelectual cubano Enrique Ubieta en la revista La Jiribilla (2019) refiere que las  
páginas sociales o del corazón de la prensa plana y televisiva cumplen una función  
ideológica: situar como héroes sociales a los millonarios (empresarios, príncipes,  
artistas ricos). Ese imaginario se renueva una y otra vez. Una construcción de  
imágenes que se difumina por todas partes y ejerce una gran influencia en la gente. Es  
la reproducción de los valores del capitalismo, del imaginario capitalista: Hollywood,  
premios Grammy, Grandes Ligas, NBA: todo ese andamiaje reproduce el criterio de la  
cultura del tener, a través de su sistema de estrellas, de las que se destaca sobre todo  
el dinero que devengan y no sus cualidades esenciales. Es un sistema que se supedita  
al mercado y a través de él, hace ideología. Todo eso llega a Cuba, está en la  
Televisión cubana, en los paquetes que se distribuyen y está en Internet.  
Otra estrategia utilizada contra la Revolución Cubana son los ataques o linchamiento  
mediático” contra periodistas, artistas, intelectuales y funcionarios del gobierno, con el  
fin de desacreditarlos o hacer que cambien sus opiniones políticas y se conviertan en  
líderes de las embestidas contra el gobierno y el socialismo.  
Saladrigas en la entrevista realizada por Pérez (2021) explica que este fenómeno se  
basa en la Teoría de la Opinión Pública y el reconocimiento de la influencia de los  
líderes de opinión sobre los indecisos y hasta los opuestos a las ideas y acciones que  
se desean imponer para lograr la dominación cultural y política. Como líderes naturales  
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Número: 1  
Recepción: 10/07/2022 Aprobado: 08/11/2022  
y/o construidos tienen muchos seguidores y se trata de ejercer presión para situarlos  
contra el proceso revolucionario en el que desarrollan su accionar simbólico que a decir  
de Pierre Bourdieu cuenta con un “capital simbólico” cuyo efecto es el prestigio. Se  
intenta con el líder de atraer a sus seguidores y se incentiva, a partir de lo que  
representan -el arte, la palabra, la política, la intelectualidad, la ciencia- para subvertir la  
figura y con ella la de sus seguidores.  
Expone Saladrigas que se ejerce una presión muy fuerte que tiene como sostén, dentro  
de la Teoría de la Opinión Pública, supuestos de la Teoría de la Espiral del Silencio,  
cuyo sustento radica en “estar con todos o quedarte aislado”, “la mayoría no puede  
estar equivocada”, “el líder sabe lo que hace y lo que es mejor para todos”, es  
carismático, inteligente, por eso “hay que seguirlo”. Ello, incluso tiene una hipótesis  
denominada “comunicación de doble flujo” que explica cómo los líderes de opinión  
pueden influir específicamente en los consumos mediáticos de aquellos que no lo  
hacen, o no creen en sus discursos y narrativas. Lo que el líder marca pues el resto lo  
acata.  
En esta misma línea de pensamiento Toledo (La Jiribilla, 2019) opina que no se debe  
menospreciar el valor cultural, político, histórico y moral de los símbolos, ni sucumbir al  
pensamiento pragmático, al acomodamiento y la resignación, que llevan a ignorar  
“detallitos” como la importancia de que, quien esté en Cuba, sienta que se halla en este  
país, no en otro, y lo rodea la cultura cubana, no otra. ¿Por qué asombrarse de que  
proliferen símbolos y expresiones del imperio que se las ha arreglado para poner en  
marcha una maquinaria cultural, o anticultural, dominante, con recursos para imponerse  
como si fuera un hecho natural, si no divino? Se trata del mismo imperio que, pese a  
todo, mantiene el bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba y sigue  
tratando de torcerle el camino.  
El enfrentamiento a esta guerra comunicacional y de símbolos requiere de análisis  
teórico, astucia, inteligencia, creatividad e iniciativa para poder hacerlo de forma  
eficiente y efectiva porque la maquinaria comunicacional del enemigo es amplia, fuerte,  
poderosa y bien preparada.  
Al respecto, Abad (citado en De Paz, 2022) aprecia lentitud en la creación de una  
teoría, porque no hemos logrado consolidar una herramienta marxista-leninista para  
contrarrestar el ataque comunicacional del enemigo y de esa demora en la producción  
teórica-metodológica se aprovechan ellos. El análisis requiere capacidad de lectura,  
acción y prescripción. Urge poner en tela de juicio la capacidad de narrar, porque es  
probable que nuestras formas del discurso se hayan vuelto anacrónicas ¿Escribimos  
acaso con precisión? ¿Estamos siendo capaces de mostrar el drama de las personas?  
Todo aquello que está generando malestar tiene que entrar en la alquimia del discurso.  
Necesitamos una agenda semiótica para esta batalla, así como la reconstrucción del  
sentido y de las acciones. El próximo escenario de la guerra es el cerebro de las  
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personas.  
En relación con esto Vicent (2021) refiere que en opinión del destacado intelectual  
Ignacio Ramonet no se puede soñar que por milagro desaparezcan las redes que ya  
están aquí para siempre, hay que adaptarse a esta nueva realidad comunicacional, ya  
que la censura, la negación o la ceguera no sirven de nada, solo agravan el problema.  
Hay que entender que las redes son un nuevo espacio de debate y confrontación, y  
constituyen en el campo político, el principal espacio contemporáneo de enfrentamiento  
dialéctico, es el Ágora7 actual y es ahí, en gran parte donde se dirimen ahora los  
grandes diferendos y las principales polémicas. Quien no desee ser el gran perdedor de  
nuestro tiempo debe estar presente en este espacio central de los debates.  
En este orden de ideas Atilio Borón (citado en Gómez, 2021) considera que las redes  
digitales como nueva arma de dominación colonial y como instrumento para derrocar a  
la Revolución Cubana son poderosas, más no invencibles. Podemos hacer uso de ellas,  
no es sencillo, pero si apelamos a nuestra imaginación, si elaboramos un minucioso  
plan de contrataque, si lanzamos las consignas o palabras adecuadas y con el estilo  
comunicacional de nuestro tiempo: sencillo, breve, apelando a las pasiones y no solo a  
la argumentación racional, podremos contrarrestar la ofensiva del imperio. Se trata de  
derrotar al imperio volviendo en su contra sus propias armas.  
Por su parte, Saladrigas (entrevistada por Pérez, 2021, p. 12) argumenta que el ataque  
comunicacional tiene formas de ser contrarrestado mediante la educomunicación8 en  
las nuevas tecnologías, sus usos, bondades y perversidades. Hay que formar una  
cultura, un conocimiento y una capacidad crítica lo suficientemente amplia e inclusiva  
con el propósito de disfrutar lo simbólico de los productos comunicativos con conciencia  
para reconocer una mentira, la construcción falsa de la historia, un ataque racial, la  
discriminación hacia la mujer o una violación de los derechos humanos. Tener la lucidez  
de desmotar las manipulaciones y los discursos falsos. Se trata de forjar un sujeto  
crítico que pueda interactuar con el ecosistema mediático tradicional y con el  
ecosistema digital.  
Aduce que su empleo oportuno en espacios mediáticos y físicos para informar y educar,  
equivalente a luchar con las mismas herramientas contra un enemigo que domina la  
producción simbólica, pero hacerlo con sentidos más humanistas y anti hegemónicos, a  
la vez que con lenguajes más autóctonos. Constituye un reto continuar sobre esta línea,  
y otras que desde las industrias culturales hegemónicas y el accionar subversivo del  
enemigo más poderoso en la guerra simbólica permitan la denuncia, la crítica, la cultura  
7
Espacio urbano en la antigua Grecia concebido como centro social, político y administrativo en las ciudades  
estados y lugar en que se reunían los ciudadanos para discutir de leyes y política.  
8
Metodología pedagógica para la educación en medios de comunicación, uso de los medios en la educación,  
producción de contenidos educativos y gestión democrática de los medios para desarrollar competencias  
comunicativas y la creatividad a fin de apreciar los mensajes críticamente minimizando los riesgos de manipulación.  
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infocomunicacional de nuestro pueblo.  
Precisiones finales  
En correspondencia con los planteamientos desarrollados podemos afirmar que los  
símbolos son ambiguos y no pueden ser definidos en términos precisos o unívocos,  
pero constituyen para los seres humanos condiciones esenciales de las formas de  
pensar, discurrir y relacionarse con el mundo y poseen un indiscutible valor semántico  
que impacta en la razón, los sentimientos, las actitudes y los comportamientos.  
Son creadores de sentidos en el contexto de una cultura y poseen un extraordinario  
valor en la comunicación, la formación de identidades, ideologías, imaginarios y como  
elementos de cohesión, pero también pueden utilizarse con fines negativos, para  
denigrar, ofender, tergiversar, subvertir, deslegitimar y otros objetivos perversos.  
De igual manera sucede con los símbolos políticos, pueden contribuir a reforzar el  
sentimiento nacional, el orgullo patrio, la defensa de ideologías revolucionarias y de  
avanzada, pero también a apoyar proyectos políticos retrógrados y en este contexto se  
sitúa la guerra comunicacional y de símbolos que se lleva a cabo actualmente contra el  
socialismo cubano y los gobiernos y movimientos progresistas, por lo que éstos están  
urgidos de aplicar la iniciativa, la creatividad y encontrar nuevos caminos para  
contrarrestarla con eficacia.  
Referencias  
Abad, F. (2019). Semiótica de la emancipación. Buenos Aires, Argentina: Universidad  
Nacional de Lanus.  
Alonso, M. y Saladrigas, H. (2006). Teoría de la Comunicación. Una introducción a su  
estudio. La Habana, Cuba: Pablo de la Torriente.  
De Paz, F. (2022). La usurpación simbólica es el sueño de arrebatarnos nuestras  
tradiciones. Entrevista a Fernando Buen Abad. Cubaperiodistas. 5 abril 2022.  
Gómez, J. (2021). La dictadura del algoritmo. La Habana, Cuba: Ocean Sur.  
La Jiribilla. Revista de cultura cubana (19 de marzo de 2019). 2019. Recuperado de  
Padrón,  
J.  
(2021).  
La  
guerra  
de  
los  
símbolos.  
Recuperado  
de  
Pérez, D. (2021). Entrevista a Hilda María Saladrigas Medina, Decana de la Facultad de  
Comunicación de la Universidad de La Habana. Recuperado de  
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Rodríguez, A., Pérez, M. y Morales, I. (2019). Comunicación y modernidad. Revista  
Opuntia Brava, 11(número especial 2), 103-117. Recuperado de  
Sola, S. (2014). Hacia una epistemología del concepto de símbolo. Revista Cinta de  
Moebio, (49), 11-21. Santiago de Chile: Universidad de Chile.  
Vicent, M. (11 de enero de 2021). Entrevista a Ignacio Ramonet. Periódico El País.  
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