La cultura filosófica, un eje transversal para el tratamiento de los contenidos curriculares de la  
Enseñanza Primaria, en la Educación Superior  
Yanet Cardoso González  
Luisa Marina Varea Alarcón  
Enrique Antonio Lalana Torres  
Volumen: 16  
Número: 3  
Año: 2024  
Recepción: 02/11/2022 Aprobado: 18/10/2023  
Artículo de revisión  
La cultura filosófica, un eje transversal para el tratamiento de los contenidos  
curriculares de la Enseñanza Primaria, en la Educación Superior  
Philosophical culture, a transversal axis for the treatment of the curricular  
contents of Primary Education, in Higher Education  
9195)  
3214-1006)  
Resumen  
La filosofía resulta de gran significación para la formación científica, político-ideológica y  
cultural de los futuros egresados de la Educación Superior. Desde su surgimiento  
potencia el conocimiento en el hombre, al igual que otras ciencias o disciplinas. Es  
fundamental destacar su importancia para el desarrollo integral de los educandos, de  
ahí que el presente artículo persiga como objetivo contribuir al logro de una cultura  
filosófica, para un correcto proceso de enseñanza-aprendizaje de la Filosofía en la  
Educación Superior, aplicado al currículum de la Enseñanza Primaria. De este modo se  
garantiza ese desarrollo integral de la personalidad de un profesional y un nivel alto de  
competencia y compromiso para asumir los retos de la sociedad contemporánea. Para  
ello se utilizaron métodos y técnicas de investigación científica como el análisis-síntesis,  
inducción-deducción, revisión bibliográfica. Como resultado se espera una mejor  
asimilación de los contenidos filosóficos en el proceso de formación del profesional  
implicado.  
Palabras clave: cultura filosófica, currículum, enseñanza primaria.  
Abstract  
Philosophy is of great significance for the scientific, political-ideological and cultural  
formation of the future graduates of higher education. Since its emergence, it enhances  
knowledge in man, just like other sciences or disciplines. It is essential to emphasize its  
importance for the integral development of students, hence the aim of this article is to  
contribute to the achievement of a philosophical culture, for a correct teaching-learning  
process of Philosophy in Higher Education, applied to the curriculum of Primary  
Education. In this way, the integral development of a professional's personality and a  
1 Máster en Ciencias de la Educación. Licenciada en Marxismo-Historia. Profesora Auxiliar. Dirección de Historia y  
Marxismo-Leninismo. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
2 Máster en Ciencias de la Educación. Licenciada en Marxismo-Historia. Profesora Auxiliar. Dirección de Historia y  
Marxismo-Leninismo. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
3 Máster en Desarrollo Cultural Comunitario. Licenciado en Estudios Socioculturales. Profesor Asistente. Dirección  
de Historia y Marxismo-Leninismo. Universidad de Las Tunas, Cuba.  
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high level of competence and commitment to assume the challenges of contemporary  
society are guaranteed. For this purpose, scientific research methods and techniques  
such as analysis-synthesis, induction-deduction, bibliographic review were used. As a  
result, a better assimilation of philosophical contents in the training process of the  
professional involved is expected.  
Key words: philosophical culture, curriculum, primary education.  
Introducción  
El conjunto de conocimientos que aporta la Filosofía (del griego Phileo, que significa  
amor y Sophia sabiduría) en el proceso de enseñanza aprendizaje en la educación  
superior ha sido ampliamente estudiado. Aun así, existen aspectos dentro del amplio  
espectro de conocimientos filosóficos que son imprescindibles estudiar. En este caso,  
se implica a la antropología como epicentro, tanto del pensamiento como de la  
formación del egresado de la especialidad pedagógica en Enseñanza Primaria, como  
objeto de esa búsqueda gnoseológica.  
La filosofía, como compendio de saberes, nos permite realizar las preguntas precisas  
sobre el qué, tanto de la educación como del hombre en calidad de educando, las que  
se resuelven aquí en torno a la metodología filosófico-antropológica, lo que diversifica, a  
su vez, los métodos y técnicas para enfrentar el proceso de enseñanza-aprendizaje. De  
igual forma, puede dar lugar a diversos enfoques en la definición de lo humano, aun  
cuando la reflexión filosófica en la educación sirva para “validar” la pluralidad de esos  
saberes.  
De ahí que, con una visión antropológica y a la vez, marxista leninista, el hombre es  
más de lo que las ciencias positivas pueden decir de él. En este sentido, la pregunta  
sobre qué es propiamente el hombre como “ens educandus” y cuál es el sentido de su  
formación docente constituyen algunas de las aportaciones centrales de la perspectiva  
filosófica-antropológica de la educación. También giran en torno al “deber ser” de la  
educación y del hombre. En este sentido, es especialmente significativa la reflexión  
sobre los valores, entendiendo que su análisis puede clarificar los procesos esenciales  
que regulan normativamente la conducta.  
El conjunto de conocimientos y habilidades que modelan la personalidad profesional no  
resultan suficientes si no se acompañan de valores y elementos culturales manifiestos  
en el compromiso por un desempeño creador y de identificación con la revolución, que  
lo convierte durante el aprendizaje en un sujeto integral. La teoría y el método del  
marxismo-leninismo es un factor de desarrollo que brinda medios para la superación  
personal y un modelo de formación humanista que viabiliza la inserción del individuo a  
su sociedad y a su época. Ella responde a cuatro interrogantes estratégicas: ¿Quién  
soy y seré?, ¿Cuál es el campo de mi actividad y en qué contexto histórico me  
desempeño?, ¿en qué condiciones y bajo qué compromiso desarrollaré mi actividad  
profesional? Y, por último, ¿cómo ser más eficiente y comprometido con el proyecto  
social que se construye en el país?  
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Responder a estas interrogantes exige en primera instancia del dominio de los  
contenidos que enseña la filosofía, con énfasis en la capacidad de orientación científico  
ideológica de los procesos socioeconómicos, políticos y culturales sobre la base de una  
ética e ideología marxista leninista, el desarrollo de capacidades para analizar y  
contraponer ideas y criterios, además de comparar situaciones e interpretar citas o  
fragmentos.  
La Filosofía antropológica en la educación aporta conocimientos sistemáticos porque  
lleva a cabo investigaciones sobre los modos, valores y estilos de vida de a quienes se  
educa, sobre el proceso y los contextos e instituciones donde se lleva a cabo la  
educación, desde una perspectiva antropológica y con unos métodos concretos. Su  
campo de estudio se centra en la educación como fenómeno antropológico, intentando,  
desde un enfoque comprensivo de esta, responder a las preguntas de cómo es el que  
se educa, cómo son los procesos y cómo son los contextos educativos. En definitiva,  
cómo es el educando y cómo llega a ser educado, desde la perspectiva cultural,  
entendida esta en un sentido amplio.  
Desde la vertiente (orientada) aplicada se seleccionan las variables y factores a  
modificar en el proceso de intervención, con el objetivo de provocar el cambio y mejora  
de la situación concreta que es la aportación de la Antropología de corte aplicado a la  
mejora de la educación. La educación se define, en el hombre, por el vínculo entre la  
esfera de sus aptitudes genotípicas y la adquisición de unos de sus modos de conducta  
cultural, por la manera en que las primeras se transforman en las segundas: normas,  
valores, hábitos (lo mental y lo conductual). Mediante la educación se lleva a cabo el  
proceso de la individualización humana en una determinada cultura.  
Desde la pedagogía crítica, se considera que la escuela es un agente de  
transformación social. Para ello, entre otras cosas, se ha de aceptar que la selección de  
los contenidos curriculares contiene una carga ideológica implícita y que, por tanto, se  
han de analizar. Por otro lado, como agente de transformación social, el proyecto  
educativo de la escuela, ha de estar vinculado con la comunidad en la que se inscribe y  
ha de participar de la vida de dicha comunidad.  
Esta propuesta sistematiza todos los contenidos de la asignatura en cuestión, al  
desencadenar sus potencialidades para su auto preparación a partir de una correcta  
orientación del estudio independiente y el desarrollo del pensamiento lógico crítico y  
creativo. Ello se resume en el siguiente objetivo general: explicar los fundamentos  
científicos del mundo dialéctico materialista, síntesis del pensamiento filosófico  
universal latinoamericano y cubano para interpretar y transformar, de manera crítica y  
creadora, el contexto histórico social y la propia práctica profesional desde los valores  
de la ideología de la Revolución Cubana.  
Desarrollo  
La cultura, como producto de la creación humana, se edifica en el proceso de la vida  
cotidiana de la comunidad. Asimismo, conduce a percibirla como un proceso de  
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interacción social, como una construcción cognitiva e histórica, de ahí que el campo que  
abarca resulta extenso, lo que permite un amplio espectro para su investigación.  
El desarrollo histórico del concepto de cultura discurre conjuntamente con el proceso de  
surgimiento y desarrollo de la antropología como ciencia social. Por años, su valor  
universal le ha permitido al hombre conservar, reproducir, crear nuevos conocimientos y  
valores para la transformación de su medio sociocultural con la intención de reconocer el  
valor de las formas de organización social y de las costumbres de las comunidades.  
(Lalana, 2015, p. 8)  
Adolfo Columbres4, en su libro La emergencia civilizatoria de Nuestra América, apunta  
acerca de la cultura que: “… debe convertirse en sinónimo de pluralismo, de respeto a  
la identidad del otro, de un no uso de la diferencia para legitimar una dominación. La  
aventura del hombre, en tanto especie, es una aventura cultural…” (2001, p. 11).  
Por su parte, Guadarrama y Suárez ha sostenido al respecto, que: “En el actual  
creciente proceso de internacionalización de la vida social, en que los pueblos se  
conocen cada vez mejor, resulta progresivamente más fácil percatarse de las  
similitudes y diferencias que subsisten en las culturas de las diferentes regiones” (2000,  
p. 20).  
De lo antes expuesto, parte la idea de que la construcción del concepto de cultura  
permite mostrar la evolución del pensamiento antropológico. Para ello, se ha tomado  
como punto de partida la definición que hace el antropólogo inglés Edward Burnett Tylor  
donde enuncia su conocido “aquel todo complejo”, el cual antecede e incorpora nuevos  
contenidos para la categoría cultura.  
En el mismo incluye la civilización, el etnos, las llamadas bellas artes, la moral, las  
creencias, entre otros aspectos importantes. El concepto de cultura de Taylor se  
expresa de la siguiente forma: “La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio  
es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el  
derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos adquiridos por el hombre en  
cuanto miembro de la sociedad” (Bohannan y Glazer, 2003, p. 169).  
Esta concepción fue bastante amplia, luminosa y pudiera decirse también acertada, ya  
que se refirió, tanto a los elementos intangibles que la conforman como a los tangibles  
que existen aún fuera de la conciencia humana y que, no por eso, dejan de ser entes  
distintivos de la sociedad humana. (Lalana, 2015, p. 9)  
El hecho de que Taylor incluya en su concepto de cultura los hábitos adquiridos por la  
comunidad humana, indica su conformidad con la conceptualización de cultura como  
modos de vida y sistemas de valores, productos de las propias necesidades, tradiciones  
y creencias humanas, por cuanto a través de estos componentes se expresa el hombre,  
toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados,  
4 Adolfo Columbres: Escritor y antropólogo argentino, desde hace 30 años realiza una militancia cultural por la causa  
de Nuestra América. Lo unen fuertes vínculos con Cuba, fundamentalmente con la Casa del Caribe en Santiago de  
Cuba.  
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crea obras que le trascienden y se heredan a las siguientes generaciones. Sin  
embargo, el propio desarrollo humano ha hecho que el concepto de cultura haya  
rebasado los límites disciplinarios de la Antropología, los estudios culturales y de las  
mismas ciencias sociales. La necesidad de nuevos planteamientos epistemológicos que  
sustenten teóricamente la nueva visión que se tiene hoy del mundo es palpable.  
Según Pogolotti:  
El término cultura, es un término amplio y ambiguo. Se ha dicho que la cultura es la  
huella que deja el hombre a su paso por la tierra. En ese sentido la cultura es testimonio  
y memoria, la cultura está también en nuestras costumbres, en nuestros hábitos, en una  
determinada dimensión de la cotidianidad, pero obra del hombre, también contribuye a  
su formación. (Colectivo de autores, 2009, p. 4)  
En concordancia con lo antes dicho, llámese cultura a todo fragmento de humanidad o  
conjunto etnográfico que, desde el punto de vista de la investigación, presenta por  
relaciones a otros conjuntos de variaciones significativas. De hecho, el término cultura  
se emplea para reagrupar un conjunto de variaciones significativas, cuyos límites,  
según prueba la experiencia, coinciden aproximadamente. El que esta coincidencia no  
sea nunca absoluta ni se produzca jamás en todos los niveles al mismo tiempo, no  
debe impedir el empleo de la noción de cultura, que es fundamental en Antropología y  
posee el mismo valor heurístico que el concepto de aislado en demografía que  
introduce la noción de discontinuidad.  
Según Geertz es indispensable partir de esa comunidad objeto de estudio para lograr  
una descripción profunda y científica del objeto de la investigación, teniendo en cuenta  
que:  
Las descripciones de la cultura […] deben encararse atendiendo a los valores que […]  
asignan a las cosas, atendiendo a las fórmulas que […] usan para definir lo que les  
sucede. Lo que no significa es que tales descripciones sean ellas mismas […] parte de la  
realidad que están describiendo; son antropológicas pues son parte de un sistema en  
desarrollo de análisis científico. Deben elaborarse atendiendo a las interpretaciones que  
hacen de su experiencia personas pertenecientes a un grupo particular, porque son  
descripciones, según ellas mismas declaran, de tales interpretaciones; y son  
antropológicas porque son en verdad antropólogos quienes las elaboran. (1993, p. 28)  
Esto permite lograr un acercamiento intencionado al objeto de estudio, con la finalidad  
de lograr una aproximación, desde la filosofía antropológica en la educación.  
Basail relaciona que:  
La cultura adquiere una importancia decisiva como concepción general para la  
transformación de la realidad y para el desarrollo humano. No se puede hablar de un  
desarrollo social real, efectivo y perdurable si no está dimensionado culturalmente  
porque la creación de la cultura produce las diversas formas en que se manifiesta el  
desarrollo y este a su vez genera determinados fenómenos culturales que reflejan la  
producción del hombre en su vida social. (2004, p. 77)  
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Los autores concuerdan con Basail en lo imprescindible de la cultura como hecho  
transformador de la realidad, teniendo en cuenta la presencia de esta en todas las  
expresiones de la vida cotidiana. De igual forma, es preciso otorgar a la cultura un  
carácter totalizador, colectivo e individual al constituir premisa y resultado de  
interacciones en una determinada comunidad que se distingue por caracteres  
específicos, tanto espirituales como materiales, producto de la creación humana y de  
cuya aceptación y aprehensión depende la continuidad histórica de dicha comunidad.  
De ahí que, la misión de filosofía antropológica en la educación, como saber filosófico,  
es llegar a emitir juicios de valor en torno al deber ser de la educación, del hombre y la  
cultura, desde la perspectiva educativa. Pero también, permite emitir juicios de verdad  
acerca de los contenidos científicos sobre los que se apoya, buscando una visión  
holista y unitaria de su objeto de estudio. Las perspectivas filosófica y científica versan  
sobre los mismos objetos, desde el punto de vista formal. La primera se pregunta por la  
esencia de estos, la segunda, tal y como nosotros lo entendemos, los describe, explica  
y predice.  
Al respecto, Geertz expresa que: “La cultura denota un esquema históricamente  
transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones  
heredadas y expresadas en formas simbólicas por medio con los cuales los hombres  
comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida”  
(1973, p. 33).  
Se debe tener en cuenta que el relato científico resultante de ese proceso de  
investigación sirva para ejemplificar el entramado simbólico que hay detrás de la acción  
social del fenómeno objeto de estudio. Geertz en su teoría no especifica acerca del uso  
social de esta en la comunidad donde ha sido recopilada, ni del empleo que hacen de  
ella los individuos que la cuentan. En definitiva, para esclarecer su significado, y poder  
realizar una descripción densa, se requeriría de una mayor y mejor contextualización  
sociocultural.  
Lo antes expresado lleva al concepto de cultura manejado por el propio Geertz que  
enuncia:  
El concepto de cultura al cual me adhiero (…) denota una norma de significados  
transmitidos históricamente, personificados en símbolos, un sistema de concepciones  
heredadas expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales los hombres se  
comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento de la vida y sus actitudes con  
respecto a ésta. (1993, p. 89)  
Este resulta quizás el concepto antropológico de cultura más usado en las últimas  
décadas, afirma que el análisis de la cultura ha de ser, por lo tanto, no una ciencia  
experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de  
significaciones. Lo que buscamos es la explicación, interpretar expresiones sociales  
que son enigmáticas en su superficie.  
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A su vez, Camacho en su investigación expresa:  
Según Malinoswki, la cultura incluye todas las manifestaciones de los hábitos sociales  
de una comunidad, las reacciones del individuo en la medida en que se vean afectadas  
por las costumbres del grupo en que viven y los productos de las actividades humanas  
en la medida que se vean determinadas por dichas costumbres, por lo que la cultura de  
una sociedad consiste en todo aquello que conoce o que cree con el fin de operar de  
una manera aceptable sobre sus miembros. Por su parte, para Goodenough, la cultura  
no es un fenómeno material que consista en cosas, gentes, sus conductas y emociones,  
sino es una organización de todo esto. (2012, p. 15)  
De este modo, se considera que la cultura constituye un proceso esencial a la vida  
social que posibilita, a través de la transversalidad, enriquecer el proceso de formación  
de valores en la Educación Superior, específicamente en la Enseñanza Primaria. Ello  
trae como resultado un determinado grado de cohesión teórico-pedagógica y social,  
una estabilidad en el ciclo de los símbolos culturales y la construcción social de ciertos  
esquemas de comportamientos aceptados dentro del contexto o nivel en que se  
produce.  
Este basamento teórico nos enfoca en la necesidad del uso del concepto de cultura,  
como concepto filosófico-antropológico a ser usado en el proceso de enseñanza-  
aprendizaje en la formación de los egresados de la especialidad de Educación Primaria.  
Transversalidad, cultura y currículum de la Enseñanza Primaria  
El hombre es un ser activo que es capaz, por su determinación, de adquirir “modos de  
conducta”, pero que, a la vez, de la adquisición de esos modos de conducta depende  
su supervivencia. Tampoco dispone de mecanismos para adquirir modos de conducta  
de forma espontánea a lo largo del desarrollo. A falta de ambas posibilidades, es  
imprescindible, si quiere sobrevivir aprehender esos “modos de conducta” mediante un  
proceso de adquisición que se desarrolla en el tiempo contando con su cultura.  
Los ejes transversales son, en el fondo, una propuesta curricular concreta que pretende  
responder al desafío de ese plan de acción educativa que hoy la sociedad demanda, y  
que ha de traducirse en dotar de contenido más humanista a los proyectos educativos.  
De ahí la necesidad de tratar temas de relevancia social en el proceso de formación  
docente de los egresados de la especialidad en Educación Primaria.  
De acuerdo con Palos  
los ejes transversales desempeñan un papel fundamental como contenidos culturales  
relevantes y valiosos, necesarios para la vida y la convivencia, que configuran de  
manera especial el modelo de ciudadano que demanda cada sociedad. Esto se logra por  
medio de una educación en valores, que permita a los alumnos sensibilizarse y  
posicionarse ante los problemas, enjuiciarlos críticamente y actuar con un compromiso  
libremente asumido. (1998, p. 12)  
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Los ejes transversales no son aprendizajes educativos de segundo orden, ni un  
contenido paralelo aislado, con un tratamiento ocasional dentro del currículo; todo lo  
contrario, son contenidos culturales que deben abordarse desde todas las áreas, en  
torno a ejes vertebradores, para que contribuyan a organizar el proceso de enseñanza-  
aprendizaje. Su tratamiento es, por tanto, responsabilidad de todo el profesorado de la  
formación de los futuros profesionales y de la comunidad educativa en general, que  
tendrá que consensuar decisiones, a través de los distintos niveles de planificación y  
aplicación del currículo, de acuerdo con la realidad actual.  
Los ejes transversales son una referencia importante en las decisiones que los equipos  
docentes tomen dentro de los distintos elementos curriculares, al orientar la  
planificación de las actuaciones, para que exista coherencia entre “lo que se dice” y “lo  
que se hace”. Los ejes transversales, permitirán incorporaciones posteriores de  
contenidos, relacionados con nuevos problemas, que puedan surgir en el futuro.  
Tampoco su tratamiento educativo debe ser rígido y uniforme, ya que estará en función  
de las decisiones que adopte cada comunidad educativa, en relación con sus  
necesidades concretas, derivadas de la propia realidad.  
La presencia de la transversalidad en el currículo escolar conduce inexorablemente a  
organizar los contenidos de una forma diferente a la que tradicionalmente se ha  
desarrollado. De ahí que sea imprescindible la selección de los contenidos como forma  
constitutiva, y a la vez, un aspecto muy importante en la toma de decisiones en el  
ámbito educativo. Por lo cual, la forma de organizar estos contenidos influye en el tipo  
de tareas cognitivas que los alumnos pueden realizar y, además, promueve una  
determinada actitud de los alumnos hacia el propio conocimiento.  
A través de su programación y desarrollo, se pretende que los alumnos elaboren sus  
propios juicios críticos ante problemas, sean capaces de adoptar frente a ellos actitudes  
y comportamientos, basados en valores racionales y libremente asumidos.  
Los ejes transversales en el currículo escolar de la Educación Superior permiten  
organizar objetivamente las exigencias tanto del momento de la clase como del tiempo  
de preparación del educando y del profesor. El uso de estos hace necesaria otra forma  
de enseñanza y, por tanto, una reconceptualización de la cultura filosófica de alumnos  
como profesores, aspecto este necesario trabajar desde las aulas y otros espacios  
extensionistas.  
Dada la distinta naturaleza del conocimiento disciplinar y el conocimiento popular, como  
categoría filosófica-educativa, que trae el alumnado a la escuela, y con objeto de  
favorecer la incorporación del conocimiento científico de forma significativa, se hace  
necesario encontrar un vínculo que una la cultura académica con la popular. De ahí,  
como afirma Yus (1997) la importancia de tender unos puentes entre la cultura  
académica, la cultura popular del alumnado y la cultura que se genera en la sociedad.  
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La escuela se convierte en el instrumento para la construcción de esos puentes de  
unión. “La escuela necesita romper el divorcio o distanciamiento entre los contenidos de  
las áreas y los que el alumnado percibe y adquiere a través de su experiencia diaria, en  
contacto con la realidad” (Yus, 1997, p. 104).  
Hablar de ejes o temas transversales en la formación de los especialistas en la  
Educación Primaria supone, en consecuencia, abordar el doble problema de definir los  
conocimientos y las capacidades que exige la formación del ciudadano marxista-  
leninista-martiano y la forma institucional a través de la cual ese proceso de formación  
debe tener cabida. En líneas generales, los contenidos transversales se justifican por  
dirigirse, en gran medida, a la educación integral de las personas, su socialización,  
autonomía y participación, a partir de una dimensión distinta a los contenidos clásicos  
relativos a la ciencia. De igual forma, la introducción en el currículum del frescor de una  
preocupación humanista.  
Los temas transversales son posibles gracias a la existencia sistemática e  
interdisciplinar de la realidad, en cuyo seno caben múltiples rasgos dialécticamente  
complementarios: los contenidos o áreas curriculares y los valores o dimensiones  
actitudinales que conducen a la acción y a la búsqueda de sentido para los mensajes  
escolares.  
En la formación de los egresados de la especialidad en Educación Primaria se precisa  
lograr que los objetivos de su desarrollo tanto gnoseológico como pedagógico tengan  
relación con los ejes transversales; ya que hacen referencia a capacidades generales  
de educación o de carácter instrumental tales como la comunicación oral y escrita, el  
razonamiento lógico, la sensibilidad estética y la obtención, selección y análisis de  
información.  
En esta etapa se menciona específicamente la autonomía, la aceptación de normas y  
reglas democráticas y el rechazo de manifestaciones discriminatorias. Se hace hincapié  
en la adopción de hábitos de salud y en el análisis de las repercusiones de la conducta  
sobre la salud y la calidad de vida. También se pretende la comprensión de las  
interrelaciones entre el entorno natural y social, la contribución a la defensa,  
conservación y mejora del medio ambiente. Asimismo, se hace incidencia en la  
conservación y respeto por la diversidad lingüística y cultural. En general, puede  
afirmarse que se priorizan los objetivos actitudinales sobre los conceptuales (Palos,  
1998).  
La relación transversalidad, cultura y currículum en la Enseñanza Primaria favorece el  
aprendizaje activo y reflexivo de los estudiantes en la Educación Superior. Se despierta  
el interés por una cultura de conocimientos que dejan huellas para toda la vida porque  
les posibilita actuar dentro de una sociedad como la nuestra.  
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Conclusiones  
En resumen, los ejes transversales como parte de la cultura filosófica deben:  
Dotar a las instituciones educativas y de formación con la flexibilidad necesaria para  
que puedan incorporar aspectos de educación social, ambiental, política, a los  
programas existentes y crear otros programas nuevos, según el enfoque y la  
metodología interdisciplinar.  
Implicar tanto a los profesores como a los estudiantes en la preparación y adaptación  
del material didáctico.  
Posibilitar que los estudiantes en formación conozcan a profundidad, materiales y  
recursos didácticos existentes, con especial importancia a los medios de bajo costo y a  
los que permitan la adaptación e improvisación según las circunstancias de cada  
localidad.  
Por tanto, los objetivos que orientarán la práctica educativa, tanto en el aula como de  
forma extensionista, deben sensibilizar y concienciar a los estudiantes y ayudarles en la  
construcción de conocimientos relacionados con el medio; orientarles a comportarse de  
acuerdo con principios y valores que permitan la convivencia armónica y motivarlos  
para que participen en tareas que puedan contribuir con la conservación y mejora de  
nuestro medio, y que conduzcan a una mayor calidad de vida.  
Referencias bibliográficas  
Basail Rodríguez, A. (2004). El cambio social: un universo conceptual. En Introducción  
a la Sociología. Selección de Lecturas. Félix Varela.  
Bohannan, P. y Glazer, M. (2005). Antropología, lecturas. Félix Varela.  
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Geertz, C. (1993). Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura. En  
La interpretación de la cultura. Gedisa.  
Guadarrama, P. y Suárez, C. (2000). Filosofía y sociedad. Félix Varela.  
Lalana Torres, E. A. (2015). El pentecostalismo y su influencia en la cultura en Las  
Tunas en el período de 1994 a 2015. Editorial Académica Española.  
Página 85  
La cultura filosófica, un eje transversal para el tratamiento de los contenidos curriculares de la  
Enseñanza Primaria, en la Educación Superior  
Yanet Cardoso González  
Luisa Marina Varea Alarcón  
Enrique Antonio Lalana Torres  
Volumen: 16  
Número: 3  
Año: 2024  
Recepción: 02/11/2022 Aprobado: 18/10/2023  
Artículo de revisión  
Palos, J. (1998). Educar para el Futuro. Temas Transversales del Currículum. Desclée  
de Broumer S. A.  
Yus Ramos, F. (1997). La interpretación y la imagen de masas. Instituto Alcacino de  
Cultura.  
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener conflictos de intereses.  
Contribución de los autores: Los autores participaron en la búsqueda y análisis de la información para el artículo, así  
como en su diseño y redacción.  
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