Autodidactismo en estudiantes de la Escuela Municipal del Partido
Pedro Antonio Sánchez Matos
Cristina Savón Leyva
Volumen: 15
Recepción: 20/04/2021
Número: 1
Aprobado: 27/09/2022
comprensión del significado. En el caso específico de las escuelas del Partido, debe
reconocerse el valor que tiene la práctica concreta, el contexto, para los sujetos que se
involucran en el proceso referido, porque de ello depende la importancia que se le
imprima por ambos. Por tanto, es imprescindible dar tratamiento inteligente a los
principios de la relación entre la teoría y la práctica, y al de la relación de la escuela con
la vida, ya que su comprensión por los profesores, propicia que en la docencia se
explote el potencial que ellos significan para la enseñanza-aprendizaje en este espacio.
Por eso, los autores consideran importante conducir al estudiante para su participación,
involucramiento, investigación constante, indagación y búsqueda de problemas, causas
y soluciones, análisis y reflexión, sobre aspectos teóricos y prácticos. Ello favorece
llegar a mayor exactitud en el conocimiento. A partir de lo que se potencia, también, el
desarrollo reflexivo de los sujetos en su desenvolvimiento. Así entonces, el permanente
deseo de aprender y la actitud idónea para ello, son siempre necesarios; cuando
alcanzan niveles suficientes, transitan hacia el autodidactismo. Este a su vez, es una
virtud, se parece a un vicio de aprender; criterios que concuerdan con opiniones de
Krapivin (1983), Chávez (1989), Cuadrado y Fernández (2010), Garrido y otros (2010),
Álvarez (2015). Se piensa que esa actitud, guiada por el profesor, activista o no, y
autoconducida adecuadamente por el estudiante, permite el autoperfeccionamiento de
este, pero es importante su orientación correcta.
En tanto, los abordajes de Krapivin (1983), Chávez (1989), Cuadrado y Fernández
(2010), Garrido y otros (2010), Álvarez (2015) coinciden en que, aprender sin la ayuda
de los demás, es algo que todos hemos hecho en esta vida: leer, pensar, tomar
apuntes, comprobar, analizar, valorar; son acciones que se hacen habitualmente. Por lo
tanto, no se debe desestimar una forma de aprender que puede ser de gran utilidad en
multitud de ocasiones y que las personas que vienen a dichas aulas poseen, al menos
en algunas cuestiones de su vida práctica.
En atención al que plantean los autores referidos, a esa persona que aprende por sí
misma se le llama autodidacta. Es también, aquella cognitivamente independiente, que
piensa y enseña de una manera individual y específica, valorando siempre objetivos
propuestos en dichos temas. Este es un ser productivo, que enseña y aprende, que por
lo general, motiva a la enseñanza y al aprendizaje a las demás personas. Desde los
abordajes anteriores, a juicio de los autores de este artículo, trabajar por fomentar el
autodidactismo implica, en primer término, generar una comprensión en los docentes,
de que este estudiante posee la experiencia y el conocimiento que ha recibido del
contexto en el que se desempeña. Espacio donde se ha desarrollado, tiene un grado de
autonomía, toma cotidianamente decisiones
y
posee la capacidad para
responsabilizarse de su propio proceso de aprendizaje. De ese reconocimiento, surge
un segundo aspecto, para el que se requiere formar a los profesores sobre el papel que
deberán jugar. En este sentido, no serán maestros para impartir un contenido educativo,
sino animadores dispuestos a impulsar la capacidad de estudio, exploración y
autoformación de los estudiantes participantes.
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